Bloomberg — Para los activos financieros estadounidenses, 2022 fue uno de los años más nefastos en un siglo y medio.
El S&P 500 cayó un 18%, incluidos los dividendos reinvertidos, mientras que los bonos del Tesoro a 10 años mostraron resultados igualmente malos. Se trató de la primera vez que ambos activos sufren caídas anuales de dos dígitos, según datos de Deutsche Bank AG que se remontan a 1872.
Se podría culpar a la Fed de los malos rendimientos después de que una década de política de dinero fácil contribuyera a alimentar un auge de los precios de los activos.
Cuando el banco central emprendió su campaña de endurecimiento más agresiva en décadas para aplacar la inflación, los alcistas de acciones y bonos vieron cómo su otrora fiable aliado se volvía en su contra.
Pero el lado positivo de un devastador 2022, según Jim Reid, titular global de investigación macroeconómica de Deutsche Bank, es que los mercados están entrando a 2023 con valoraciones más razonables.
“Lo bueno es que, si 2022 tuvo el segundo rendimiento inicial más bajo en nuestros 237 años de historia, el de 2023 se ubica en el número 101″, escribió el miércoles Reid en un documento. “Así que no cabe duda de que el mercado de los títulos del Tesoro ahora se encuentra mejor posicionado para los riesgos”.
El 2022 también fue un año atípico porque los activos demostraron grandes movimientos. La única vez que tanto las acciones como los bonos se movieron en la misma dirección sobre este nivel fue en 1982, aunque ese fue un año extremadamente positivo.
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