Bloomberg — China prometió retaliación contra los países que impongan restricciones a los viajeros del país por lo que calificó como “objetivos políticos”, lo que muestra que el Covid sigue siendo un tema políticamente sensible en el país aún cuando el virus se esparce sin control.
EE.UU., Japón y otros países están pidiendo a los viajeros desde China un test negativo de Covid para permitirles la entrada. Taiwán dijo que pondrá en cuarentena a los casos positivos.
“Creemos que las restricciones de entrada de algunos países dirigidas sólo a China carecen de base científica y algunas medidas son excesivas e inaceptables”, declaró el martes Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, en una rueda de prensa periódica en Pekín.
“Nos oponemos firmemente a los intentos de manipular las medidas de prevención y control del Covid para lograr objetivos políticos, y China tomará las medidas correspondientes basadas en el principio de reciprocidad en diferentes situaciones”, declaró, sin nombrar a ningún país concreto. Añadió que China estaba dispuesta a “reforzar la comunicación con la comunidad internacional y trabajar juntos para derrotar al Covid”.
El endurecimiento de las medidas se produce mientras China desmantela después de casi tres años su estricta estrategia Cero Covid, que dificultaba enormemente la entrada en el país asiático porque obligaba a todos los que llegaban a aislarse durante días en hoteles o campamentos.
La avalancha de casos, combinada con la falta de información del gobierno chino sobre cuántas personas están enfermas o muriendo, ha suscitado preocupación por la posibilidad de que surjan nuevas cepas del virus.
Italia anunció que empezaría a analizar a todos los pasajeros procedentes de China después de que se detectara el virus en casi la mitad de los pasajeros de dos vuelos recientes a Milán. El país europeo declaró posteriormente que no había encontrado ninguna nueva mutación preocupante del virus Covid entre los pasajeros chinos que dieron positivo.
El Covid-19 ha sido un tema políticamente delicado en China desde que apareció por primera vez en el país hace unos tres años. El expresidente Donald Trump enfureció a Pekín al referirse repetidamente al “virus chino”, lo que llevó a los diplomáticos chinos a difundir la teoría conspirativa de que el virus podría haberse originado en laboratorios de armas biológicas estadounidenses.
En abril de 2020, el ex primer ministro australiano Scott Morrison molestó a China al pedir una investigación internacional sobre los orígenes del Covid. Posteriormente, Pekín impuso sanciones comerciales a varias exportaciones australianas, entre ellas vino, cebada y carne.
Una visita a Pekín el mes pasado de la ministra australiana de Asuntos Exteriores, Penny Wong, ha contribuido a descongelar las relaciones con China, aunque siguen existiendo barreras comerciales.
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