Buenos Aires — La economía ocupará, una vez más, un rol central en Argentina en este 2023. Tal como suele ocurrir en cada año electoral, las aspiraciones del oficialismo y de la oposición dependerán, en buena medida, de cómo evolucionen algunos indicadores económicos clave, como el dólar, los índices de pobreza o el empleo. Pero difícilmente haya una variable que incida más que la inflación.
Para Gustavo Manríquez, gerente general del Banco Macro, la inflación se trata del principal obstáculo que enfrenta la economía argentina y el desafío más importante y urgente a resolver. En una entrevista con Bloomberg Línea, explicó por qué la considera “un mal que tenemos que combatir entre todos”, ya que “como país nos retrasa muchísimo”.
En ella se refirió, además, al motivo por el que considera central cumplir con las metas pactadas con el FMI aun si ello implica tomar decisiones poco ortodoxas.. También analizó el estado de la demanda de pesos por parte del sector privado e indicó que “es preocupante el nivel de uso de efectivo que hay en la calle”.
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El Gobierno habría cumplido con la meta de reservas del FMI, pero para hacerlo debió volver a acelerar el ritmo de emisión en diciembre. ¿Preocupa eso?
Cumplir con las metas del Fondo es importante, forma parte de un plan, de tener un sendero prolijo y un rumbo con certidumbre. Es lo que todos aspiramos y pretendemos. A veces, cuando existen ciertos desequilibrios, las soluciones no son tan ortodoxas, sino pragmáticas. Si el objetivo es concreto hay decisiones que, aunque sean dolorosas o poco recomendadas, a veces hay que tomar.
Aun sí eso implica acelerar la emisión.
Si después el Banco Central absorbe no es un problema. El tema es si los pesos quedan en la calle y eso provoca más inflación. Pero si el BCRA los absorbe me parece que puede ser controlado. Pero me parece que lo más importante es la decisión de cumplir con las metas del FMI y mostrar certidumbre y un rumbo. Lo central es tener un plan y seguirlo.
La contracara es el crecimiento del stock de Leliq y pases, que ya superó los $10 billones, y el déficit cuasifiscal.
No me preocupa el nivel de Leliq y pases. Creo que ahí el tema es el déficit fiscal, que es el foco y el centro de todo. Por eso son importantes las metas con el FMI y que el gasto en términos reales esté bajando. Eso es un poco lo que a mí me tranquiliza y veo buenas señales en ese sentido.
¿Hay espacio para que siga bajando el déficit en este año electoral?
Sé que están trabajando y tengo la esperanza de que se siga trabajando en ese sentido. Entiendo que los años electorales son difíciles, pero también es una oportunidad para ordenar el país. Desaprovecharlo sería contraproducente para cualquier ambición política, porque en definitiva la inflación afecta a todos, desde la gran empresa hasta una persona trabajadora. Por suerte ahora está bajando, veremos cómo sigue hacia adelante. Que baje la inflación es bueno para todos y todos deberíamos apoyar este orden y este cumplimiento de metas.
¿Crees que esta desaceleración de la inflación puede perdurar?
Ojalá. La inflación es un mal que tenemos que combatir entre todos y como país nos retrasa muchísimo. Desde el punto de vista monetario, actitudinal, de proyectos, de sueños… Es una frontera, un perímetro que no te deja salir. Veo señales que se pueda mantener y ojalá pueda ir hacia el 3%. Ojalá la baja de la inflación active también la demanda de crédito real.
¿A qué atribuis esa baja demanda del crédito?
A diferencia de algunos colegas, no creo que esté vinculada a la incertidumbre. Es decir, puede haber incertidumbre, baja inflación y el crédito lo toman igual. No veo a la incertidumbre como limitante para el crédito, creo que la principal limitante es la inflación. Somos un banco del interior, estamos muy cerca de las economías regionales, de comunidades en provincias que tal vez están ordenadas y lo que incide es la inflación, las altas tasas. Entonces, el deseo es que haya condiciones relativamente normales en las que pueda crecer el crédito en términos reales.
¿En qué estado ves esa demanda de pesos del sector privado?
Hoy hay dos principales productos que se están llevando los pesos: tarjetas de crédito y descuento de cheques. Es decir, consumo y capital de trabajo. Un producto de individuos y otro de empresas. Ese es el endeudamiento que hoy está existiendo en el mercado, no hay deuda a largo plazo y hay pocos pedidos de préstamos en dólares.
Está en mínimos la demanda de dólares, lo que también hace que la liquidez de bancos en dólares esté en máximos.
Sí, el sistema está super solvente, líquido, con una morosidad extremadamente baja. También es importante mencionar que si tuvieras una muy mala morosidad se notaría el triple que con un crédito creciente.
¿A qué atribuyen el crecimiento del consumo con tarjetas?
Crece porque ya es difícil llevar tanto dinero en efectivo en el bolsillo. Salir a comer, cargar nafta, ir al supermercado, es difícil pagar todo eso con pesos en efectivo y la tarjeta va creciendo. ¿Hay más consumo? Sí. Pero en función de la inflación el consumo en tarjetas subió básicamente por el nivel de efectivo.
¿Puede ser un motor de ese consumo la sensación de que queman los pesos ante la aceleración de la inflación?
En parte sí. También hay otro fenómeno que son los programas Ahora 12, Ahora 30 y la gente también aprovecha esas oportunidades. Con la suba del dólar turista también muchos que, en lugar de viajar, deciden utilizar ese ahorro en otros bienes. Hubo un trasvasamiento de consumo, el tipo de cambio subió, y hay quienes prefieren cambiar la heladera, o el auto...
¿Impacta en eso también la imposibilidad de acceder a créditos de más largo alcance como puede ser un hipotecario?
A futuro, lo que tendríamos que trabajar como sistema, como país, es eso. Es el principal producto de crecimiento como país, porque motorizas que se construya, que se compre y que solo alquile el que quiere. Ese es el producto que tenemos que dinamizar. El peor de los males de la inflación es cómo castiga a ese producto, porque si lo podemos desarrollar bien y por varios años genera un movimiento muy importante para el país, para los jóvenes, para desarrolladores, para las ciudades, para todos.
Cuando parecía desarrollarse, ese producto (créditos UVA) generó mucho ruido, pero muy bajos ratios de mora.
Sí, en total país se otorgaron unos 100.000 créditos y la mora es casi inexistente. Creo que en el Macro tuvimos un solo caso de una persona, pero porque se fue a España.
¿Ves posibilidades de que puedan relanzarse a futuro?
La idea es trabajar a futuro y en algún momento volver con el producto hipotecas, que es el producto natural de economías como la de Estados Unidos o de Chile. Son productos centrales a la economía de un país, de las familias y del sistema finanicero. Es el producto que deberíamos volver a desarrollar en cuanto tengamos cierta estabilidad. Soy un convencido que es el principal producto que dinamiza la economía y el desarrollo del sistema. Es un producto inclusivo, porque apunta a todas las clases sociales. Tiene mucho espacio de desarrollo.
¿Y la demanda de créditos por parte de las empresas en qué estado está?
Más allá del descuento de cheques no estamos viendo grandes pedidos de líneas crediticias por parte de empresas. Todas las mañanas arranco el día mirando los saldos de préstamos por producto y depósitos por producto. Veremos si con este nivel de inflación, si se mantiene o baja un poco, se reactiva. Hoy es prematuro para decirlo.
Respecto de las tasas, desde el Gobierno se empezó a deslizar la posibilidad de que la tasa de política monetaria acompañe una eventual descenso de la inflación, pero manteniéndose positiva.
Creo que hay que ser prudente. No hemos tenido buenos ejemplos de acelerar el ímpetu. Si el Gobierno dice que va a mantener la tasa real positiva me parece bien, aunque sea un spread mínimo me parece acertado. Y creo que van a ser prudentes, ojalá sea así.
Después de un noviembre que dejó algunas dudas, en diciembre el Tesoro logró mejorar los ratios de rollover de su deuda, pero todavía no logra estirar duration para después de las elecciones.
Creo que la Secretaría de Finanzas va a empezar con esa estrategia bien temprano en 2023. Y creo que le va a ir bien también. Lo importante es que no se acumulen en un mes muchos vencimientos, que haya una distribución pareja.
¿Los bancos están a tope de riesgo soberano?
Los bancos tienen títulos dentro de los márgenes prudenciales establecidos y en el marco de manejo prudente de las carteras de títulos. Habiendo dicho eso, obviamente que un banco pretende crecer en lo que refiere a préstamos reales, en función de la coyuntura y decisiones de porfolios más convenientes para preservar el capital y solvencia de la entidad.
¿Le es rentable al banco captar depósitos teniendo en cuenta que la tasa mínima de plazos fijos minoristas es la misma que reciben de Leliq?
El desafío del banco es hacer rentable al cliente en toda la relación. Si yo a un cliente minorista le pago una tasa de 75% entonces tengo que trabajar, sobre todo en esta coyuntura, en darle un buen límite de tarjeta de crédito, buenos beneficios. En la rentabilidad total del cliente tengo que tratar de hacerlo rentable, no mirar solo un producto. Por eso lanzamos esta campaña de “pensar en grande”. Somos un banco que estamos muy cerca del cliente, por eso la idea es profundizar la relación y de ahí obtener la rentabilidad.
Se apuntó mucho a la rentabilidad de los bancos en estos últimos meses. ¿Cómo les fue en 2022?
Fue un año muy desafiante, en el que tuvimos que buscar permanentemente la eficiencia, que trabajar mucho en el gasto y ser estrictos en qué hacer y qué no. No ser ineficientes en ese sentido. También fue un año en el que tuvimos que trabajar para tener una rentabilidad que esté por arriba de la inflación para cubrir el capital, fue un año en el que podemos decir que estuvimos arriba de esa línea. En conclusión, fue un año difícil, desafiante y en el que en ausencia de demanda de crédito real tuvimos que ir a buscar mucho más al cliente para profundizar la relación y venderle otro tipo de productos. Gracias a esa estrategia podemos decir que terminamos el año por arriba de los objetivos que nos habíamos trazado.
¿La campaña en el Norte argentino buscando reducir la utilización de efectivo forma parte de esa búsqueda de optimizar la rentabilidad?
Sí, estamos preocupados por el nivel de efectivo que se retira. Creemos que no es necesario. Las tarjetas de crédito o débito funcionan perfectamente y la gente puede dejar depositado su dinero y utilizar los medios de pago para transaccionar. Estamos haciendo campañas de incentivo y educacionales para que la gente entienda que no hace falta hacer una fila de cuatro horas bajo el sol para retirar su dinero. Es preocupante el nivel de uso de efectivo que hay en la calle.
Entre los bancos se empezó a hablar mucho de los propósitos. ¿A qué apuntan dentro del Macro?
Nuestro propósito es que la Argentina piense en grande. Somos el Banco que está cerca de sus clientes y piensa en cada uno de ellos creando soluciones para que crezcan en todos los aspectos de sus vidas y cumplan sus sueños, haciendo que la Argentina siga creciendo.