Bloomberg — Una fuga en un penal de Ciudad Juárez, México dejó 17 muertos y permitió que 25 reclusos escaparan ante un resurgimiento de la violencia en el sistema penitenciario que paralizó a Estados Unidos el año pasado.
El ataque del domingo estuvo protagonizado por intrusos armados que irrumpieron en el penal de la misma ciudad donde se desató la violencia entre bandas rivales que provocó la muerte de civiles en agosto. Las autoridades estatales investigan el caso y buscan al líder fugado del grupo criminal Los Mexicles, según dijo el Gobierno federal.
En declaraciones a la prensa el lunes, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, dijo que “había sobrepoblación en la prisión” y que las autoridades estatales podrían haber presentado una petición para trasladar a reclusos a través de un programa federal.
Ciudad Juárez, que alcanzó la infamia a principios de la década de 2000 debido a las altas tasas de mujeres asesinadas y a la prolongada violencia alimentada por las drogas, se encuentra justo al otro lado de la frontera con Texas.
El ataque a la prisión pudo haber sido provocado por un intento de liberar al líder de la pandilla, Ernesto Alfredo Piñón, conocido como “El Neto”. Su grupo vinculado al cártel también estuvo involucrado en los tiroteos de agosto, dijeron funcionarios federales.
Fuerzas adicionales de la Guardia Nacional y el Ejército han sido enviadas a la ciudad para localizar y capturar a los presos fugados. El Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido criticado por su estrategia de seguridad, conocida informalmente como “abrazos, no balazos”.
El Gobierno ha indicado que su plan ha sido eficaz en la reducción de los homicidios.
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