Kim Jong-un recibiría el Año Nuevo con más misiles y amenazas nucleares

El líder norcoreano dijo durante la reunión que reforzaría el ejército, pero los detalles no se conocerán hasta que los medios publiquen un informe en torno al día de Año Nuevo

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Bloomberg — En 2022, Kim Jong-un disparó misiles a un ritmo récord, redujo el umbral para el uso de armas nucleares y se burló de las sanciones mundiales. Es probable que el año que viene aumente aún más la tensión.

Se espera que Kim describa sus planes para 2023 esta semana, cuando su gobernante Partido de los Trabajadores concluya una importante reunión de fin de año para fijar políticas. El líder norcoreano dijo durante la reunión que reforzaría el ejército, pero los detalles no se conocerán hasta que los medios de comunicación estatales publiquen un informe de la reunión en torno al día de Año Nuevo. El despacho del año pasado tenía casi 8.000 palabras.

Con la escasa amenaza de nuevas sanciones y los planes ya en marcha para seguir desarrollando armas como drones, submarinos y misiles, es probable que Kim intente seguir perfeccionando su capacidad para lanzar un ataque nuclear creíble contra Estados Unidos y sus aliados.

Las acciones de Kim en los últimos meses indican un alejamiento más amplio del objetivo a largo plazo del país de normalizar los lazos con Washington como amortiguador frente a China y Rusia, según Rachel Minyoung Lee, que trabajó como analista para la Open Source Enterprise de la CIA durante casi dos décadas. Eso significa más políticas diseñadas para hacer frente a un período prolongado de dificultades, en lugar de explorar aperturas diplomáticas, añadió.

“Teniendo en cuenta las declaraciones oficiales y la retórica mediática de Corea del Norte desde principios de año, así como sus acciones militares de los últimos meses, parece poco probable que el país vuelva a la mesa de negociaciones a corto plazo”, afirmó Lee.

El régimen de Kim ha desafiado las resoluciones de las Naciones Unidas disparando 70 misiles balísticos en lo que va de 2022, casi tres veces más que cualquier otro año desde que asumió el poder hace una década.

Eso ha ayudado a construir un moderno arsenal de misiles con cohetes de combustible sólido que son más fáciles de ocultar, más rápidos de desplegar y diseñados para evadir las defensas estadounidenses en la región. Está apostando a que eso ayudará a disuadir otra confrontación con Estados Unidos como en 2017, cuando el ex presidente Donald Trump amenazó con “fuego y furia” en respuesta a las pruebas de armas de Corea del Norte y los funcionarios estadounidenses hablaron de un ataque de “nariz sangrienta” contra Corea del Norte.

Ensayo nuclear

Kim también parece dispuesto a llevar a cabo su primera prueba nuclear desde 2017, ya que busca miniaturizar ojivas para armas tácticas con las que atacar Corea del Sur y Japón, que acogen al grueso de las tropas estadounidenses en Asia. Una detonación atómica también podría ayudar a aumentar la fuerza de una ojiva que podría acoplar a un misil balístico intercontinental capaz de golpear el territorio continental estadounidense.

“Las conversaciones de desarme no encajan en las tendencias de desarrollo que estamos observando”, afirmó David Schmerler, investigador asociado del Centro James Martin de Estudios sobre la No Proliferación del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales de Monterey.

Estados Unidos, Corea del Sur y Japón han prometido un castigo severo y coordinado si Kim prueba un arma nuclear. Pero años de sanciones y aislamiento no han conseguido que Kim cambie de rumbo. Ahora casi no hay posibilidades de que Rusia o China, que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, apoyen nuevas medidas contra Corea del Norte, como ya hicieron en 2017.

“Pyongyang no ve ninguna posibilidad o necesidad de mejorar las relaciones con Estados Unidos o Corea del Sur en este momento, por lo que están aumentando las tensiones para crear un pretexto para llevar a cabo su séptima prueba nuclear”, dijo Lee Sang-keun, director de investigación estratégica en el Instituto de Estrategia de Seguridad Nacional con sede en Seúl.

Rusia podría incluso estar ayudando financieramente a Corea del Norte mediante la compra de armas que podría utilizar en la guerra de Vladimir Putin contra Ucrania, según ha declarado Estados Unidos. Pyongyang ha rechazado la acusación calificándola de rumor infundado, pero también ha restablecido su único enlace ferroviario con Rusia, interrumpido hace casi tres años debido a Covid-19.

Kim ha rechazado los intentos de Estados Unidos de reanudar las conversaciones sobre desarme nuclear y se ha traído a su hija en su debut ante los medios de comunicación estatales para asistir al lanzamiento de un misil balístico intercontinental en noviembre, lo que indica que hay otra generación dispuesta a tomar el relevo de la última dinastía familiar ininterrumpida de la Guerra Fría y que dependerá de las armas nucleares para su supervivencia.

Tirón de orejas

La maquinaria propagandística de Kim, mientras tanto, se ha puesto a trabajar a toda máquina para mostrar al líder norcoreano como alguien que se preocupa por su pueblo, publicando este año unas dos docenas de informes en su Agencia Central de Noticias de Corea sobre los progresos realizados en la construcción de viviendas, lo que dice que es una expresión del “cuidado amoroso” del partido gobernante de Kim.

Aunque Kim no se haya reunido con ningún presidente estadounidense este año, “ha sido capaz de salirse con la suya con un número récord de pruebas armamentísticas sin más que un tirón de orejas”, afirma Soo Kim, analista político de Rand Corp. que trabajó anteriormente en la Agencia Central de Inteligencia.

“Dado que Kim ha tenido un año bastante productivo, querrá mantener este impulso en 2023 para seguir avanzando en el desarrollo armamentístico de su país”, añadió. “En su beneficio, la guerra entre Rusia y Ucrania y las crecientes tensiones con China han desviado, en cierto modo, nuestra atención de la amenaza armamentística norcoreana”.