El 2023 exigirá transparencia y competitividad al petróleo venezolano

La industria petrolera venezolana alcanzó niveles de recuperación en este último año, sin embargo no ha logrado la meta de los 2.000.000 bpd, que anunció la administración de Maduro

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Caracas — Alcanzar los 2.000.000 de barriles de petróleo diarios es una meta que se alejó de ser cumplida este año, como lo había prometido la administración de Nicolás Maduro. La industria petrolera venezolana, que había marcado una inesperada recuperación, deberá enfrentarse no solo a un nuevo reto de producción sino también a procesos de transparencia en 2023.

La producción venezolana que cerró en 693.000 barriles por día en noviembre, con una caída del 3,3% con respecto a octubre, tiene planteado como primer gran logro para el próximo año retomar el balance registrado durante el primer trimestre, y acercarse a los 900.000 bpd o incluso el millón de bpd.

De ser así, para expertos como Reinaldo Quintero, expresidente de la Cámara Petrolera Venezolana (CPV), los ingresos podrían ser mayores a los obtenidos este año, situados alrededor de los US$3.500 millones, en caso de que los precios se mantuvieran también a niveles similares.

“La flexibilización de la Licencia número 41 emitida para la operación de Chevron tiene un impacto positivo en el precio del crudo cuyo destino es Norte América. Hablamos de menores descuentos y costos operativos menores por fletes y servicios hacia el golfo de México, en sustitución de altos descuentos y costos altos asociados a la mayor distancia”, comentó Quintero, en contacto con Bloomberg Línea.

La estabilidad de esta producción, que además supone beneficios para la industria a raíz de la mayor capacidad de Chevron Corp. para operar en el país, está sujeta a la generación de confianza y transparencia en cada proceso, a juicio de Quintero.

Eso incluye tanto el alivio de más sanciones económicas por parte de Estados Unidos, como otras calificadas de “autosanciones”, que pasan por la reserva de actividades conexas a la industria aplicada por el Estado, lo que considera empeora la concentración de los servicios, y desmantela una base de empresas con larga trayectoria, como ha ocurrido con al menos de 90 de ellas, entre el Lago de Maracaibo, Anzoátegui y Monagas.

La reorientación de políticas públicas que permitan desconcentras las funciones del Estado venezolano como monopolio energético, es visto por Quintero como una prioridad para la consecuente implementación de políticas de transparencia y cumplimiento en el sector, sumando recursos nacionales e internacionales que generen empleos competitivos en el área petrolera.

Atraer la inversión privada resulta también relevante para Juan Szabo, exvicepresidente de Exploración y Producción de Pdvsa y asesor en temas energéticos, quien consultado por BBL sostiene la necesidad que tiene la industria petrolera venezolana de volverse competitiva, apuntándole a la parte baja de los ciclos, que podría alcanzarse con cambios en la política petrolera y la administración de los recursos y contratos.

“El desarrollo de una industria como la venezolana no puede materializarse con precios altos, ya que es un negocio cíclico y tiene que ser atractivo y competitivo en ambas partes del ciclo. La industria venezolana puede perfectamente lograr eso por sus características geológica, de yacimiento e infraestructura existente, pero tiene que deslastrarse de las leyes, mitos y complejos que se instrumentaron en la primera década del presente ciclo, precisamente cuando el régimen pensó que los precios altos estaban para quedarse”, agregó.

Las inversiones que podrían obtenerse por parte de Chevron, que ya imprime transparencia al proceso en sí con la ampliación de la licencia, se mantienen atadas a los avances que continúe mostrando la negociación entre la oposición venezolana y el oficialismo en México, la que fue reanudada en noviembre con la firma de un acuerdo que contempla la administración de más de US$3.000 millones para inversión social por parte de la ONU, mientras se convoca un siguiente encuentro de caracter político, con miras al proceso electoral.

“Mientras más positivo se torne el camino a unas elecciones generales libres y verificables, la licencia tendrá mayor amplitud de aplicación. Así, a juicio de la OFAC, si las negociaciones marchan bien, a los 6 meses se podría ampliar las actividades de Chevron a incluir inversiones -perforación de pozos nuevos- lo cual permitiría aumentar la capacidad de producción”, dijo Szabo.

Szabo insistió en que Venezuela puede sobrepasar los 3.000.000 bpd en un período de ocho años, siempre que se alcance un marco legal, fiscal e institucional ético, seguro y transparente, con lo que actualmente no cuenta, y lo que además impide conocer los ingresos reales por exportación, cuyo 50% está destinado a intercambios por condensado iraní y repago de deudas con ENI, Repsol y China.