Bloomberg Opinión — Todas las cifras apuntan a que este ha sido uno de los peores años para el sector tecnológico en más de una década. Desplomes bursátiles, implosiones de criptomonedas, interrupciones en la cadena de suministro, congelación de la financiación de startups y más ataques informáticos hicieron de 2022 un año que la mayoría preferiría olvidar. Sin embargo, se produjeron una serie de acontecimientos importantes que prepararon el terreno para un futuro más prometedor.
Cuando el reloj marque el final de 2022, el índice Nasdaq, donde las tecnológicas tienen un gran peso, habrá registrado una de sus mayores caídas anuales en al menos 14 años. Otros índices, como el S&P 500 y el MSCI World, obtuvieron mejores resultados, pero aun así los inversores acumularon sus mayores pérdidas en más de una década. La mayor víctima fueron, por supuesto, los cripto apostadores. No sólo los clientes de empresas como los brokers FTX y Voyager, y la stablecoin TerraUSD/Luna se vieron perjudicados, sino que la moneda que se encontraba en el centro de la burbuja, el bitcoin, perdió alrededor de dos tercios de su valor.
Esta agitación, relacionada con la subida de las tasas de interés, la ralentización de la economía mundial y la resaca post-Covid, ha afectado a una plétora de empresas tecnológicas, desde grandes nombres como Google y Facebook, que han recortado personal, hasta startups que quizá no sobrevivan un año más.
Sin embargo, hay algunas noticias positivas, y aquí hay algunos ejemplos.
La poscuántica se hace más segura: En algún momento de las próximas décadas, un nuevo paradigma informático será viable. En lugar de hacer cálculos en unidades binarias (bits), los sistemas trabajarán en trozos más complicados llamados bits cuánticos (qubits). Los informáticos están entusiasmados con la posibilidad de disponer de máquinas más potentes y eficientes. Sin embargo, los investigadores en seguridad están preocupados porque esto significa que los métodos criptográficos para mantener los datos a salvo podrían romperse. Todo lo que se almacena hoy en día, desde contraseñas a números de tarjetas de crédito, podría ser descifrado en el futuro por un ordenador cuántico que aún no se ha inventado. En julio, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos publicó por fin cuatro algoritmos, desarrollados por investigadores externos, “que están diseñados para resistir el asalto de un futuro ordenador cuántico”. Sin tales salvaguardias, la comunidad en general -desde empresas financieras a compañías de Internet- carece de garantías de que los sistemas que están desplegando ahora serán seguros años después. Ahora pueden marchar audazmente hacia lo desconocido.
Las máquinas pueden chatear y dibujar: Varios sistemas de inteligencia artificial saltaron a los titulares en 2022 por su inquietante capacidad para parecer humanos. Herramientas de escritura como ChatGPT pueden responder preguntas, crear poesía y escribir código. DALL-E hace lo mismo con imágenes, al igual que otras muchas. Es normal que este avance nos entusiasme y nos asuste a la vez. Cuando un estudiante universitario admite que utiliza la tecnología para escribir redacciones y los artistas observan que estos robots se basan en trabajos robados, la humanidad tiene motivos para preocuparse. Pero no se puede detener el progreso, así que el reto que tenemos por delante será cómo guiar la IA hacia usos que nos ayuden y alejarla de aquellos que podrían perjudicar incluso a una pequeña fracción de la población.
La crisis de credibilidad de las criptomonedas: A pesar de todo el regodeo de los bajistas cripto sobre el ajuste de cuentas del sector en 2022, no debemos olvidar que miles de personas perdieron toneladas de dinero, y las víctimas son demasiado numerosas para contarlas. Sin embargo, hay similitudes asombrosas con la quiebra de las puntocom hace dos décadas, que allanó el camino para un período de gran innovación - pagos en línea y software de comunicaciones, entre ellos - que realmente mejoró la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Es muy probable que este último desplome haga que los emprendedores se centren en negocios que tengan un valor práctico más allá de los simios de dibujos animados y las estafas. Y si tenemos suerte, los capitalistas de riesgo dejarán de apoyar a los charlatanes de las criptomonedas y se dedicarán a financiar proyectos que merezcan más la pena.
Musk incendia Twitter: El pájaro azul no está muerto. De hecho, probablemente le queden algunos años de vida. Pero la absorción y desmantelamiento del servicio de redes sociales de formato corto ha centrado la atención en un puñado de alternativas que pueden acabar convirtiéndose en plataformas más amigables y tolerantes para compartir información y opiniones. Sea cual sea el futuro de Twitter, es probable que el mundo esté mejor dentro de cinco años si surge algo que haga mella en el poder de un multimillonario megalómano.
Estados Unidos se ordena en lo que respecta a los chips: La aprobación de un paquete de US$53.000 millones de ayudas gubernamentales corporativas destinadas a atraer a los fabricantes de chips es similar al Moon Shot (financiación necesaria para lograr el viaje a la Luna) que Washington lanzó hace 60 años. Se malgastará mucho dinero, se experimentarán muchos fracasos y es probable que Estados Unidos siga sin alcanzar a Taiwán en materia de semiconductores. Pero el sueño, impulsado por las inversiones de Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. en Arizona, ayudará a la nación que inventó los chips a recuperar parte de su antigua gloria.
Descentralizar la producción: Tras años dependiendo de un solo país para la mayoría de sus dispositivos, el mundo se encuentra en un punto en el que una combinación de convulsiones de Covid, interrupciones del suministro y tensiones geopolíticas han obligado a replantearse la fabricación. Apple Inc. se está tomando por fin en serio los lugares alternativos, y veremos una mayor proporción de sus productos fabricados en lugares como India, Vietnam, Europa y posiblemente Norteamérica. Cada vez más empresas, en sectores que van desde la electrónica al automóvil, mezclarán sus fuentes de producción. El objetivo de la diversificación no es perjudicar a China, sino hacer que las cadenas de suministro sean más resistentes.
Es fácil echar la vista atrás a un año difícil y sentirse un poco desanimado. Puede que la época de la ensalada haya terminado, pero el futuro de la tecnología se asoma ahora a un periodo de auténtico avance.
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