Bogotá — Aunque los empresarios fueron más cautos este año en medio de la compleja coyuntura de la economía global por la alta inflación y las tasas de interés, el 2022 ha sido un año activo para los negocios en Colombia tras la reactivación económica por la pandemia.
La pauta la marcaron este año las OPA de los banqueros Gilinski por las empresas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), la actividad de las startups en venture capital y otros movimientos que pusieron en el radar a Colombia en cuanto a las fusiones y adquisiciones.
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Se estima que las fusiones y adquisiciones llegaron este año en Colombia a los US$9.215 millones hasta noviembre, lo que significó una caída del 22,79%, de acuerdo a datos de TTR (Transactional Track Record).
Colombia registró hasta el mes pasado un total de 228 transacciones relacionadas a fusiones y adquisiciones, un leve aumento del 1,79%.
Los principales asesores financieros hasta noviembre, según TTR, fueron BTG Pactual, Banco Bradesco BBI, Banco Itaú BBA y Citigroup.
En la parte legal, las principales firmas asesoras fueron DLA Piper Martinez Beltrán ($4.230 millones), seguida por Brigard Urrutia (US$1.234 millones) y Posse Herrera Ruiz (US$707,11 millones).
Un escalón más abajo en el listado aparecen por el valor total de las transacciones Gómez-Pinzón (US$597,83 millones), Philippi, Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (US$591,70 millones) y Muñoz Tamayo & Asociados (US$334 millones).
Después figuran RAD (US$66,30 millones), Cuatrecasas Colombia (US$51 millones) y Trazo Legal (US$20 millones).
Ya por número de transacciones los primeros puestos los ocupan Brigard Urrutia (31), DLA Piper Martinez Beltrán (22), Gómez-Pinzón (18), Posse Herrera Ruiz (12), Cuatrecasas Colombia (11), Philippi, Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (9), Dentons Cárdenas & Cárdenas y RAD (ambas con 8), Garrigues Colombia (6), y UH Abogados (5).
En cuanto a los socios más activos en estas transacciones, figuran por el valor de las transacciones completadas nombres como los de Camilo Martínez Beltrán, de DLA Piper Martinez Beltrán (US$3.866 millones); Nicolás Tirado Tirado, de Philippi, Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (US$588 millones) y Jorge Di Terlizzi Breton, de Philippi, Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (US$588 millones).
En el ranking también aparecen Gabriel Sánchez, de Posse Herrera Ruiz (US$578,14 millones); Ricardo Fandiño De la Calle, de Gómez-Pinzón (US$574,23 millones); José Luis Suárez-Parra, de Gómez-Pinzón (US$574,23 millones), entre otros.
Ya por número de transacciones figuran Darío Laguado Giraldo, de Brigard Urrutia (12); Felipe Quintero, de DLA Piper Martinez Beltrán (9); Juan Felipe Vera, de Cuatrecasas Colombia (8); Tomás Holguín Mora, de Brigard Urrutia (7); Jeison Larrota Acevedo, de RAD (7), entre otros.
Sergio Michelsen, socio de Brigard Urrutia, dijo a Bloomberg Línea que en 2023 la situación es compleja en materia de fusiones y adquisiciones “y las perspectivas ambiguas”, pero son optimistas.
Es probable, ahondó, “que parte de la inversión extranjera en economías emergentes se redirija a jurisdicciones más seguras. Pero, por otra, con la depreciación del peso, seguramente habrá activos interesantes a precios muy atractivos para inversionistas que tienen sus activos o se financian en monedas fuertes”.
“Como lo hemos aprendido en casi 90 años de historia como firma, cada reto trae su oportunidad. Habrá que saber responder a los cambios, reinventarse en donde corresponda, innovar y buscar las oportunidades de negocio a que dé lugar esta nueva realidad”, apuntó el socio de la firma Brigard Urrutia, que estuvo detrás de las OPA formuladas por el banquero Jaime Gilinski por las empresas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), “un proceso que, seguramente, ha sido muy retador para todos los involucrados”.
Por su parte, Juan David Quintero, socio de la práctica de fusiones y adquisiciones de Gómez Pinzón Abogados (que también apoyó desde la parte legal el conjunto de ofertas públicas de adquisición de los Gilinski, dijo a este medio que “el negocio de fusiones y adquisiciones se ha visto afectado de distintas maneras por el comportamiento de la economía mundial de los últimos meses y la amenaza de una recesión”.
“Esto ha generado cierta falta de apetito de algunos jugadores por sectores e industrias que se han visto más afectados por toda esta situación, como lo es la minería, y por otra parte el mayor apetito por sectores e industrias un poco más seguras o conservadoras como son el sector educativo, salud, energías renovables, agroindustria e infraestructura”, añadió.
No obstante lo anterior, destaca, “no todo es negativo” puesto que los incrementos históricos en la tasa de cambio han impulsado favorablemente la capacidad adquisitiva de los inversionistas internacionales, razón por la cual la compra de activos en Colombia se ha vuelto más atractiva para los capitales del exterior, en términos de precio, dijo.
Asimismo, “el comportamiento de la economía colombiana (con un crecimiento anual de 9,7% en lo que va corrido de 2022) comparada contra otras economías latinoamericanas, hace que Colombia siga siendo un país atractivo para los jugadores del negocio de fusiones y adquisiciones”.
Todos los factores internos, sumados a un panorama de recesión económica global, “están generando mucha incertidumbre en el mercado de fusiones y adquisiciones, y el gran desafío del 2023 será hacer frente a un mercado expectante y mucho más cauto al momento de realizar inversiones. Esto implica un menor volumen de transacciones y una aproximación mucho más conservadora por parte de los inversionistas al momento de estructurar e implementar sus transacciones, lo cual tendrá un impacto directo en la actividad legal asociada a este tipo de operaciones”, remató Lina Uribe, socia y directora de la práctica de fusiones y adquisiciones de Gómez Pinzón Abogados.
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