Bloomberg — Ante la amenaza de una extinción masiva de especies vegetales y animales, 195 países acordaron el lunes proteger y restaurar al menos el 30% de la tierra y el agua de la Tierra para 2030.
Los países ricos se comprometieron a pagar unos US$ 30.000 millones anuales de aquí a 2030 a los países más pobres a través de un nuevo fondo para la biodiversidad que se creará en el marco del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, una organización que lleva 30 años apoyando la labor medioambiental. El acuerdo se alcanzó tras dos semanas de negociaciones en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad COP15, celebrada en Montreal, donde las discusiones sobre la financiación interrumpieron temporalmente las conversaciones en un momento dado.
“Tras cuatro años de trabajo, hemos llegado al final de nuestro viaje”, declaró Huang Runqiu, Presidente de la COP15, añadiendo que el marco guiará a los países para detener la pérdida de biodiversidad.
Steven Guilbeault, Ministro de Medio Ambiente de Canadá y anfitrión de la conferencia, comparó el acuerdo con el histórico acuerdo de París de la ONU, en el que los países se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados y, en el mejor de los casos, cerca de los 1,5 grados.
“Es realmente un momento que marcará la historia como París lo hizo para el clima”, dijo Guilbeault a los periodistas el lunes.
El compromiso sobre los flujos internacionales forma parte de una medida más amplia destinada a invertir al menos US$ 200.000 millones anuales. Se supone que la mayor parte de esa financiación procederá del gasto nacional de los países en protección de la naturaleza, un descriptor flexible que podría incluir fondos para parques nacionales o agricultura, filantropía y capital privado.
“No existe un acuerdo ambicioso sin dinero”, declaró en una entrevista Espen Barth Eide, Ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático de Noruega. “Tampoco hay un acuerdo que sea fuerte en dinero sin ambición, porque los donantes simplemente no pagarán sin ambición. Así que, en cierto sentido, es un trueque”.
China, segunda economía mundial, preside las conversaciones desde la ronda anterior, hace cuatro años. Cientos de personas de instituciones de inversión, bancos y empresas se inscribieron para asistir al evento, y desempeñaron un papel inusualmente destacado, aunque de segundo plano, en los preparativos de la COP15.
En los últimos días de las negociaciones se entabló un acalorado debate sobre lo que las empresas deben revelar sobre su dependencia de los sistemas naturales y el impacto que tienen en ellos. Los negociadores acordaron desde el principio que los países debían “garantizar” que sus empresas fueran transparentes con los reguladores, los inversores y el público, pero las naciones estaban divididas sobre si hacer este requisito obligatorio o no. Finalmente, la palabra “obligatorio” se eliminó del documento.
La obligatoriedad de los informes fue defendida por Francia en las negociaciones previas a la cita de Montreal. “Un acuerdo con 196 partes implica compromisos y cosas que no tenemos del todo claras”, dijo el ministro francés para la transición ecológica, Christophe Bechu. “Lo esencial (es) que ahora tenemos esta base”.
Los países también han acordado un reparto justo y equitativo de los beneficios derivados de la utilización de información sobre secuencias digitales de recursos genéticos, lo que implica el uso de genes de organismos vivos para crear nuevos productos.
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