Bloomberg — La carne falsa tiene problemas. Las ventas de hamburguesas a base de plantas están cayendo, la generosidad de los inversores está disminuyendo y las acciones del niño modelo de la industria, Beyond Meat Inc (BYND), se han desplomado.
Sin embargo, los fervientes creyentes en los productos que pueden sustituir a la proteína animal y ayudar a salvar el planeta apoyan un cambio de imagen fundamental. Según Costa Yiannoulis, socio gerente de Synthesis Capital, un fondo de capital riesgo, esto significa ingredientes mejores que ofrezcan texturas, sabores y aromas más atractivos, pero también que requieran menos procesamiento, energía y recursos.
El punto de partida de este enfoque es el humilde guisante o judía, pero desarrollado mediante algoritmos biológicos y cultivo de precisión para crear productos sabrosos, nutritivos y ricos en proteínas. Con este fin, la empresa londinense Synthesis acaba de liderar una ronda de financiación de US$35 millones para la startup israelí Equinom, que identifica variedades de semillas no modificadas genéticamente que no requieren el procesamiento y los aditivos que durante tanto tiempo han asolado las alternativas cárnicas.
“La diversidad genética ofrece una enorme cantidad de soluciones”, dijo en una entrevista Gil Shalev, cofundador y director ejecutivo de Equinom. “Cuando empiezas con granos de alta calidad, inmediatamente estás empezando a eliminar todos los malos requisitos de procesamiento que la industria desarrolló durante muchos años para superar las semillas de mala calidad, para crear ingredientes de alta calidad”.
La ronda de financiación, en la que participan inversores como Bunge Ltd. (BG,) BayWa y CPT Capital, eleva la financiación total de Equinom a más de US$71 millones. El dinero se utilizará para comercializar y desarrollar la plataforma tecnológica de la empresa. Ya está trabajando con proveedores multinacionales de ingredientes de procesado que venderán sus proteínas a empresas alimentarias.
Equinom acaba de terminar las cosechas de guisantes y soja en Norteamérica, y varias empresas están en vías de incorporar sus ingredientes a sus productos alimentarios a finales del año que viene. También tiene en marcha programas de cultivo de garbanzos, habas, judías mungo y guisantes de vaca, que estarán a la venta en dos años, según Shalev.
“Se empieza con una judía que tiene los niveles de proteína y calidad necesarios”, explica. “Y luego también tienes la capacidad de aportar diversidad al sistema alimentario, a diferencia de cómo está establecida hoy la cadena de suministro”.
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