Santiago — La agitación política en Perú disparó la incertidumbre después de que se destituyera de la Presidencia y detuviera por presunto delito de rebelión a Pedro Castillo tras su intento de disolver el Congreso.
“Sabemos que 2023 será un año complejo económicamente para América Latina, con una desaceleración significativa y donde los niveles de incertidumbre política permanecen altos. En consecuencia, esta agitación en Perú es una señal de preocupación para el clima de negocios. No solamente en Chile y Perú, sino también para América Latina en general”, dijo Jorge Sahd, director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica, a Bloomberg Línea.
Perú es considerado uno de los principales mercados emergentes de la región. El país ha sido un importante destino de internacionalización de compañías chilenas. Cencosud, Falabella, Copec, entre otros, conforman el grupo de empresas con capitales en ese país.
Según datos difundidos en octubre en el foro Invest Day Perú-Chile 2022, la inversión privada chilena en Perú se elevó a 6.000 millones de dólares en los últimos 20 años, especialmente en los sectores inmobiliario, comercio minorista y alimentación. En tanto, el intercambio comercial entre ambos países contabilizó US$3.368 millones durante el año pasado, lo que significó un aumento de 29% con respecto del año 2020 de acuerdo con la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales de Chile.
En “cuerdas separadas”: caos político y crecimiento económico
Juan Carlos Fisher, presidente de la Cámara de Comercio Peruano Chilena, admite que existe incertidumbre, aunque indica que no conoce empresas que se quieren retirar del país o dejar de invertir, tampoco proyectos paralizados por causa de la situación política. “Se ha puesto un poco freno de mano, es natural que eso suceda; pero no creo que haya mayor repercusión”, dijo en una entrevista telefónica con este medio.
Para Sahd lo más peligroso del episodio con Castillo fue que un presidente de América Latina estuviera dispuesto a permanecer en el poder a través de un autogolpe de Estado. “Eso, más allá de la corta duración y de que no tuvo apoyo ni siquiera en sus propias fuerzas políticas, es un antecedente que hay que mirar con preocupación y con mucho cuidado frente a otros intentos que pudiera haber en América Latina”, explica.
El internacionalista cree que este país ha funcionado en un sistema de “cuerdas separadas”, donde la economía sigue creciendo –incluso con una proyección económica sobre la media de la región para 2023–, lo que va en un carril paralelo al “caos institucional y a la enorme inestabilidad política” en la nación.
“Si uno ve incluso la declaración del expresidente Castillo (el 7 de diciembre), y ante un momento de tensión político y social en Perú, siempre se dejó en claro el pleno respeto a la economía social de mercado”, recuerda Sahd.
Perú ha tenido seis presidentes y tres Congresos durante seis años, pero a pesar de estos vaivenes su economía sigue creciendo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un aumento de 2,7% del PIB para el cierre de 2022 y del 2,6% para 2023, muy por encima de lo estimado para Chile.
“La gran pregunta es hasta cuándo es sostenible este modelo de cuerdas separadas”, indicó el experto.
La opinión de Fisher es que “Perú seguirá siendo uno de los países con mayores oportunidades de inversión exitosa debido a su tremenda necesidad, no solamente de inversión, sino de infraestructura”.
Esperando señales
Dina Boluarte, quien asumió como presidenta de Perú tras la destitución de Castillo hace una semana, deberá enfrenta un desafío inmediato: calmar las aguas políticas y dar señales de tranquilidad y de continuidad en ese país.
La mandataria planteó esta semana que las elecciones generales se realicen en diciembre de 2023, cuatro meses antes de su propuesta inicial. Y el miércoles decretó estado de emergencia en todo el país por 30 días debido a las manifestaciones que han dejado, al menos, 17 personas muertas y decenas de heridos.
“No está claro cuál va a ser la capacidad de permanecer por largo tiempo en el poder, considerando que Perú enfrenta un grave problema político de fragmentación política, de crisis de los partidos políticos y de ingobernabilidad en la relación del Ejecutivo con el Congreso”, agregó Sahd.