Guatemala — Centroamérica está creciendo a un ritmo más acelerado en el ingreso de remesas familiares, más que otras regiones, principalmente por la dependencia y la cercanía de los países de la región con Estados Unidos, el mayor originador de los envíos.
Esa dependencia ha sido un tema central porque la población receptora destina esos ingresos, en su gran mayoría (casi un 70%), hacia el consumo y muy bajo para la inversión u otros rubros.
El escenario ideal es cómo lograr convertir esas remesas en activos productivos a largo plazo, pero eso no sucede porque la educación financiera es baja en los países, y es aún menor cuando se reciben en épocas de alto consumo.
Por ejemplo, en época de Navidad y fin de año, los hogares orientan los recursos a compras de alimentos, regalos y el llamado “estreno”, conocido como el vestuario nuevo que usan las familias en esas fechas, por lo tanto, las remesas se convierten en un “alivio”.
La guatemalteca Verónica López envía puntualmente cada mes la remesa a sus familiares, quienes viven en San Marcos (suroccidente) y reconoce que en noviembre y diciembre los gastos están enfocados en planificar la cena navideña y el resto de compras mencionadas anteriormente, y por esa razón se esfuerza en enviarles dinero adicional.
Guatemala recibe más remesas
Según datos del informe al tercer trimestre del presente año, elaborado por la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano, Guatemala es el principal receptor de remesas de la región.
El ingreso de divisas por remesas familiares, a noviembre de 2022 se sitúo en US$ 1.455 millones, según datos del Banco de Guatemala (Banguat), para un total acumulado de US$ 16.398,7 millones.
El crecimiento importante en el flujo de remesas familiares se asocia, principalmente, a la solidez que ha mostrado el empleo en los Estados Unidos de América, particularmente el segmento de empleo hispano.
En este contexto, y consistente con las perspectivas de crecimiento para dicha economía, se prevé que en 2022 se registre un aumento entre 13,5% y 16,5% para cerrar en el acumulado cercano a los US$ 18.000 millones.
Ricardo Rodríguez, economista de la firma Central American Business Intelligence (Cabi), explicó a Bloomberg Línea, que la tendencia va cambiando, porque al comparar noviembre 2022 con el mismo mes del 2021, el crecimiento es solamente de un 7%, el segundo más bajo de todo el año; y eso contrasta con el 30% de crecimiento del primer trimestre del año.
“Claramente, eso tiene que ver con las condiciones económicas en el origen, es decir, Estados Unidos. Sin embargo, aún con ese impacto, las remesas en el acumulado del año siguen creciendo cercano a un 20%, lo que hace que estos recursos sean cada vez más importantes para el país”, resaltó Rodríguez.
Por otro lado, Erick Coyoy, analista económico de la Asociación de Investigaciones Sociales (Asíes), dijo a Bloomberg Línea, que el ritmo en el incremento de las remesas este año es menor que el año pasado, posiblemente influenciado por la situación económica imperante en los Estados Unidos, donde también el dinamismo de la economía ha sido menor.
“La elevada inflación obliga a la mayoría a moderar sus gastos, además de la reducción en el gasto público por la necesidad de contener las presiones inflacionarias. Si bien es cierto el empleo no se ha resentido por los aumentos de tasas de interés, los riesgos de recesión persisten, lo que ha afectado al crecimiento económico en este año”, enfatizó Coyoy.
Comportamiento en Centroamérica
El informe de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano, afirmó que las remesas siguen siendo un salvavidas para la región y han contribuido a mitigar el impacto negativo de choques externos.
Algunos de ellos, como la pandemia de la Covid-19, desastres naturales y problemas en las cadenas mundiales de suministro que, entre otras cosas, han generado disrupciones en los mercados de materias primas, elevando los precios internos, situación que se ha acentuado con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que han presionado el resultado de la cuenta de bienes y servicios de la balanza de pagos.
En República Dominicana, la segunda receptora de remesas, sumaron US$ 7.309,4 millones, monto que supera en US$ 2.016,5 millones a las recibidas en los primeros nueve meses de 2019, período anterior al inicio de la pandemia del covid-19, y en el que en Estados Unidos no se tenían aún los esquemas de ayuda que fueron implementados después de 2020 y que finalizaron en septiembre de 2021.
Por esta razón, al comparar los flujos recibidos a septiembre de 2022 con los del mismo periodo de 2021 se observa una reducción de unos US$ 551,9 millones (caída de 7%).
Por su parte, Honduras durante el 2022 se ha posicionado como el tercer receptor de remesas desplazando a El Salvador, y a septiembre estos recursos sumaron US$ 6.483,5 millones, US$ 1.099,2 más que lo captado en el mismo periodo del año anterior.
Al cierre del año se espera un incremento de 16,7%, debido a la expectativa de que el mercado laboral estadounidense se mantenga fortalecido.
En cuanto a El Salvador, las remesas ingresadas a septiembre alcanzaron US$ 5.689,3 millones, con un crecimiento de 3,7%, que equivale a US$ 250,2 millones adicionales al monto observado en el mismo periodo del año anterior. El 93,8% de las remesas recibidas se originaron en los Estados Unidos de América.
Finalmente, en Nicaragua las remesas totalizaron US$ 2.258,4 millones, registrando un crecimiento interanual de 45%, el más alto de la región, con respecto a monto ingresado a septiembre de 2021 (US$ 1.557,3 millones).
Las remesas provenientes de los EE.UU. totalizaron US$ 1.704,1 mil millones, con un crecimiento de 73,7% a lo observado en igual período de 2021 (US$ 980,9 millones).