Bloomberg Línea — En los últimos años, han surgido algunos cambios en cómo el mercado estadounidense está abasteciéndose, y para la región de Centroamérica y el Caribe la tendencia representa una oportunidad histórica de aprovechar.
Pese a que China sigue siendo el principal jugador, el cambio de la relación comercial entre 2018 y 2019 con Estados Unidos llevó al sudeste asiático a asumir el 16% de las importaciones de Norteamérica.
Al respecto, Antonio Novas García, managing partner de McKinsey & Company, compartió durante la XXV Conferencia de Zonas Franca de Iberoamérica, celebrada recientemente en Punta Cana, las industrias de Centroamérica y el Caribe con alta factibilidad de cambio y espacio para capturar más demanda norteamericana, y cómo la experiencia los países asiáticos puede emularse en al región.
En su conferencia Nearshoring como una oportunidad para la región, el especialista dijo que la cercanía geográfica y la flexibilidad portuaria de los países son clave para seleccionar nuevos destinos de regionalización.
Novas García dijo que la experiencia de Vietnam, Malasia, Tailandia e Indonesia en el sudeste asiático puede servir de fuente de inspiración para que Centroamérica y el Caribe sepa qué hacer en adelante. “Todos los países tomaron algunas decisiones que fueron un poquito diferentes, aprovechando las cosas en las que son buenos”.
Vietnam sacó partido de sus costos laborales que son 50% más bajos que los de China y 40% de otros países asiáticos. El gobierno lanzó un plan en 2020 para desarrollar cuatro industrias clave: electrónica, ingeniería mecánica, industria de alta tecnología y automatización. Además, redujo el impuesto a los ingresos corporativos en un 30% entre 2020-2021 como medida de alivio ante la Covid-19.
Malasia desarrolló más de 20 zonas industriales libres de impuestos en la última década y mejoró de forma significativa su fuerza laboral calificada.
Tailandia lanzó en 2017 un plan de gobierno para desarrollar cinco industrias clave: automotriz de nueva generación, electrónica, medicina, agricultura y biotecnología, e innovación alimentaria. Además, desarrolló en 2021 el Corredor Económico Oriental para mejorar la conectividad existente entre los hubs industriales y los países vecinos. Adicional, promueve desde 2016 reformas para mejorar significativamente la facilidad de hacer negocios.
Indonesia lanzó en 2018 un plan gubernamental para desarrollar cinco industrias clave: textil, electrónica, automotriz, químicos y alimentos y bebidas. También ha creado 20 zonas económicas especiales en los últimos diez años.
El potencial de la región
Conforme a estudios del Banco Mundial, Novas García dijo que Centroamérica y el Caribe sigue siendo una región muy atractiva “comparada tanto como China, como con los Estados Unidos. El único tema que juega un poquito en nuestra contra y en algunas geografías más, como el caso de Dominicana y Panamá es todo el tema de coste de energía”.
Sobre ello, hay cinco características que las compañías que atienden Norteamérica deben analizar al seleccionar su destino de regionalización: costo y capital, referida a costos laborales, costos de energía, costos logísticos internos y promedio de tarifas arancelarias.
Segundo, la mano de obra y talento; en tercera, la infraestructura, que abarca las redes de conectividad física que permiten y facilitan la producción y circulación; una cuarta es sobre servicio y calidad, es decir, plazos de entrega, tiempo invertido en cumplimientos aduanales, y calidad de los servicios logísticos; y en quinto, inversión socialmente responsable (ESG, por sus siglas en inglés), que evalúa la disponibilidad de agua, la calidad de regulación y la facilidad para hacer negocios.
Las oportunidades de tres países
Con base en las cinco características, cada país de la región presenta ventajas competitivas que pueden incentivar a industrias específicas.
Costa Rica tiene la fuerza laboral más capacitada de la región y un costo laboral 50% menor al de EE.UU. Además, cuenta con un nivel competitivo en sostenibilidad, equiparable a Estados Unidos y México; y tiene los costos energéticos en la industria más bajos de Centroamérica y el Caribe.
Panamá tiene bajos costos logísticos y una gran capacidad portuaria para industrias que requieren el traslado de gran volumen. También, la facilidad para hacer negocios es superior a cualquier otro país de la región y similar a la de EE.UU., siendo atractivo para nuevos jugadores.
República Dominicana tiene la mayor disponibilidad de mano de obra y participación en manufactura de toda la región. Además, cuenta con la mano de obra más barata, equiparable a México, lo cual representa una oportunidad para industrias demandantes en mano de obra.
“Con esto, sinceramente desde McKinsey creemos en la oportunidad que tenéis ahora mismo de todo el nearshoring, que solo se ha acrecentado con el Covid, pero es una tendencia que ya venía pasando”, dijo Novas García.