Bloomberg — El Banco Central de Brasil mantuvo sin cambios su política monetaria restrictiva, ya que la expiración de las exenciones fiscales y los planes de gasto adicionales de la administración entrante complican los esfuerzos de los responsables políticos para reducir la inflación hasta el objetivo.
El banco mantuvo la Selic de referencia en el 13,75% por tercera reunión consecutiva a última hora del miércoles, tal y como esperaban todos los analistas de una encuesta de Bloomberg. Se trata de la última decisión sobre las tasas antes de que Luiz Inácio Lula da Silva asuma la presidencia del país el 1 de enero, y se produce tras un ciclo de endurecimiento que añadió 11,75 puntos porcentuales a los costes de endeudamiento hasta septiembre, cuando los responsables políticos hicieron una pausa.
“El escenario actual, particularmente incierto en el aspecto fiscal, requiere serenidad a la hora de evaluar los riesgos”, escribieron los responsables políticos en una declaración que acompañaba a su decisión. “El Comité seguirá de cerca la evolución futura de la política fiscal y, en particular, sus efectos sobre los precios de los activos y las expectativas de inflación, con posibles repercusiones en la dinámica de la inflación futura”.
Los miembros del Comité, encabezados por Roberto Campos Neto, están considerando, por un lado, el impacto económico retardado de las anteriores subidas de tipos y, por otro, la creciente ansiedad de los inversores sobre las perspectivas fiscales de Brasil. Estas preocupaciones están llevando a los economistas a revisar al alza las estimaciones de inflación para 2023 y a los operadores a prever nuevas subidas de tipos a partir de febrero.
“La inflación anual se mantendrá estable, y no veremos una deflación tan significativa como la de este año”, dijo Mirella Hirakawa, economista de la gestora local AZ Quest Investimentos, antes de la decisión. “Hasta marzo, el nivel de incertidumbre fiscal no hará más que crecer, por lo que deberían seguir siendo halcones”.
La inflación anual se redujo al 6,17% a principios de noviembre, desde más del 12% a principios de año, según la agencia nacional de estadística. Aun así, los costes del transporte volvieron a subir, lo que indica que el impacto positivo de los recortes fiscales sobre los costes de los servicios públicos y el combustible está disminuyendo, y los economistas prevén que los precios al consumo aumenten por encima del objetivo hasta 2024.
El Congreso está debatiendo actualmente un proyecto de ley que aumentaría el tope del gasto público en unos 145.000 millones de reales (28.000 millones de dólares) para ayudar a financiar las promesas de campaña de Lula, incluidas las ayudas a los pobres. En ese contexto, Campos Neto ha pedido “coordinación” entre la política fiscal y la monetaria, advirtiendo de que la incertidumbre sobre el gasto público puede perjudicar al empleo y la actividad.
En su intervención en un acto organizado por Bloomberg News el mes pasado, afirmó que los mercados financieros necesitan claridad sobre una senda fiscal y de deuda sostenible. Campos Neto también prometió hacer “lo que sea necesario” para que la inflación vuelva al objetivo, que se sitúa en el 3,5% este año y en el 3,25% en 2023.