Bloomberg — Desde el Gobierno argentino están empezando a admitir, aunque sea en voz baja, un plan para bajarle el ritmo al crawling peg durante los próximos meses, en sintonía con una expectativa de que podría empezar a bajar la inflación en el país.
Las autoridades económicas creen que no se justifica mantener ritmo devaluatorio como el actual, superior al 6% mensual, en caso de que los precios empiecen a subir al 4% a partir del primer trimestre de 2023, como proyectan, según una persona con conocimiento directo del aunto. El Ministerio de Economía y el banco central conversaron en diversas reuniones sobre una desaceleración del ritmo devaluatorio, que servirá como un ancla para precios que en el 2022 se mostraron desbocados.
Esa visión respecto de la política cambiaria parece haber comenzado a influenciar sobre las decisiones en las mesas de dinero, que respondieron esta semana desarmando apuestas de una devaluación más rápida. La tasa de depreciación implícita en los contratos de dólar a futuro de Argentina empezó a caer: el tipo de cambio para junio 2023, que había llegado a ser de $286 pesos y había convalidado una tasa del 110% hasta el último viernes, cayó a $277 pesos y a una tasa del 93% este martes.
El efecto CFK
Los activos argentinos podrían desacoplarse de los mercados globales este miércoles cuando empiecen a digerir la condena a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner resuelta ayer por la justicia federal y la decisión de la senadora de no participar en las elecciones de 2023. El fallo limita el margen de acción de Kirchner dentro de la coalición gobernante.
La novedad podría ser positiva tanto para acciones como para bonos argentinos, dado que se reduce la expectativa de un Gobierno combativo con los inversores. En el mercado se recuerda el rally de la bolsa brasileña tras la condena a Lula da Silva, que le impidió participar en las elecciones de 2018. El índice de acciones brasileñas subió un 4% ese mismo día y avanzó un 20% en los tres meses posteriores.
Bancos no temen por “bola de deuda”
Los bancos argentinos, principales tenedores de la deuda pública, empiezan a perderle el miedo a un reperfilamiento de los títulos en pesos del Tesoro en el 2023. Los directivos ganaron esa tranquilidad después de reunirse periódicamente con la Secretaría de Finanzas, en momentos en que el Gobierno necesita de su buena disposición para enfrentar cada vencimiento.
La deuda que vence hasta fin del año próximo supera los $15 billones y hay una alta muralla de vencimientos, especialmente, en junio, julio y septiembre. Pero el consenso parece ser, ahora, que el Gobierno preferirá emitir todos los pesos que sean necesarios para afrontar esos pagos, aún a costa de convalidar mayor presión sobre la inflación en el período preelectoral.
El “libro de pases”
Juan Ignacio Russo, quien se desempeñó cinco años en el Grupo SBS, desembarcó este martes como sales & trader en el Banco de Crédito y Securitización (BACS).
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