Buenos Aires — El Ministerio de Economía de Brasil que encabeza Paulo Guedes marcó en los últimos días sus diferencias con la postura de la Cancillería de su país, al respaldar la iniciativa de Uruguay de buscar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur. Sin embargo, para el politólogo y analista para Latinoamérica de Economist Intelligence Unit, Nicolás Saldías, el inesperado apoyo de un sector del gobierno brasileño a las ambiciones de Luis Lacalle Pou podría tener “patas cortas”.
En un e-mail enviado a Bloomberg News, voceros de la cartera económica de Brasil afirmaron que la flexibilización de las negociaciones comerciales, como propone Uruguay, de ninguna manera compromete el objetivo estratégico de una mayor integración económica, social y cultural entre los socios del bloque.
El Ministerio que conduce Guedes también expresó que entiende que la búsqueda de mayor dinamismo de Uruguay es resultado de una realidad que se le impone al Mercosur, ya que el bajo dinamismo del bloque en los últimos 30 años no ha servido a su principal propósito: transformar al Mercosur en una plataforma de integración internacional para sus socios.
Los voceros también aclaran que el Ministerio no fue consultado para la carta que emitieron Argentina, Brasil y Paraguay condenando la postura de Uruguay, sino que participó de la misma el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.
“Mercosur ha servido como una gran reserva de mercado, con una importante pérdida de competitividad para sus socios”, afirmaron.
Por qué tendría patas cortas el apoyo de Guedes
Para Saldías, del Economist Intelligence Unit, “los comentarios del Ministerio de Economía de Brasil reflejan la posición del gobierno de Jair Bolsonaro y su ministro promercado, Paolo Guedes.”
“Guedes apoyó al gobierno de Lacalle en su intento de dar más flexibilidad al Mercosur y ayudó a mitigar los presiones de Itamaraty durante los últimos años”, sostuvo el analista, y agregó: “Estos comentarios que avalan la posición político del gobierno uruguayo no van a mover la ficha para Uruguay, porque están totalmente opuestas de la posición de Itamaraty que va a tener mucho más peso en el gobierno de Lula.
Y el politólogo uruguayo concluyó: “Además el mercado espera que el próximo ministro de economía de Brasil va a ser un político, como Fernando Haddad, que seguramente va a tener una mirada más estatista y pro-integración del actual ministro”.
¿Qué está pasando con Uruguay y el Mercosur?
La búsqueda de acuerdos comerciales de Uruguay por fuera de los confines del Mercosur está llevando las tensiones en el bloque sudamericano a niveles pocas veces vistos.
La semana pasada, el Gobierno de Luis Lacalle Pou solicitó formalmente la incorporación de Uruguay al Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico (al que suscriben actualmente Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam). Además, las autoridades uruguayas siguen apuntando a un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, en una iniciativa similar a la concretada por Perú con ese país asiático en 2009.
Esas iniciativas le valieron este lunes al canciller uruguayo, Francisco Bustillo, la furia de su contraparte argentina, Santiago Cafiero, en el marco de la cumbre del Mercosur, que se realiza entre el 5 y el 6 de diciembre en Montevideo, y donde Alberto Fernández asumirá por Argentina la presidencia pro-témpore del bloque.
“Es contrario a las normas del Mercosur, es violatorio a la regla del consenso, base del Mercosur. La unilateralidad de ciertas decisiones nos preocupan”, afirmó Cafiero.
Bustillo, por su lado, insistió sobre el estancamiento y la rigidez del bloque para justificar la decisión de Uruguay de abrirse. “Hemos tenido ya una visión crítica: el Mercosur debía estar a la altura de sus tiempos y desafíos, y no uno que languidece en discusiones bizantinas. Seguimos advirtiendo las mismas deficiencias”, consideró.
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