Bogotá — Aunque Colombia no se clasificó al Mundial de Catar 2022, los ojos de los fanáticos del fútbol están puestos en lo que pasa en este territorio de menos tres millones de habitantes y que habría destinado cerca de US$300.000 millones para la organización de este torneo.
Catar, que espera recibir unos 1,2 millones de visitantes en el marco del Mundial del fútbol, es un país de marcados contrastes y su economía se mueve con el impulso de industrias como la del petróleo y el gas natural.
De acuerdo a una clasificación de Global Finance, Catar tiene el cuarto mayor PIB per cápita del mundo, solo por detrás de Irlanda, Singapur y Luxemburgo. Colombia, en cambio, aparece en la casilla número 86.
El Producto Interno Bruto (PIB) de Catar es de más de US$179.570 millones.
En Catar la semana laboral va de domingo a jueves, dado que en este país el viernes y el sábado son los dos días festivos.
El Mundial de fútbol ha puesto luz sobre los derechos laborales en ese país, en donde se calcula que han muerto más de 6.500 trabajadores migrantes desde que se iniciaron las obras de infraestructura por el torneo, de acuerdo a un informe de The Guardian.
Además, de acuerdo a informes de Human Rights Watch, a principios de este año los trabajadores inmigrantes de Bin Omran Trading and Contracting (BOTC), a cargo de varios proyectos relacionados con el Mundial, no habían recibido sus pagos hasta por cinco meses.
Y es a pesar de la opulencia y el notable desarrollo de la infraestructura catarí, los salarios de ese país no son tan distantes frente a mercados en desarrollo como los de Latinoamérica.
El salario mínimo en Catar, definido como no discriminatorio, llega a los QAR$1.000, que equivalen a US$274, con fecha de cambio al 24 de noviembre de 2022, mientras que en Colombia está en la actualidad en US$204.
No obstante, hay que tener en cuenta que en Catar un 80% de la población la componen extranjeros y muchos de ellos envían remesas a sus países.
Es por esto que, según informa la Organización Internacional del Trabajo, “en caso de no proporcionar la comida y el alojamiento directamente, el empleador deberá pagar las correspondientes prestaciones por valor de QAR$300 (US$82,4) y QAR$500 como mínimo (US$137,3)”.
Colombia está próxima a iniciar las negociaciones de su salario mínimo y el Gobierno considera que hay un consenso entre diversos actores en que este debería aumentar cerca de un 15% en un entorno de alta inflación y depreciación de la moneda colombiana.
El salario mínimo en 2022 aumentó un 10,07%, hasta el $1 millón ($1′117.172 contando el auxilio de transporte), pero la inflación se consumió esa subida y en octubre ya se ubica en el 12,22% anual.
A esto se suma una marcada depreciación del peso colombiano (COP), que le ha restado capacidad de compra los trabajadores en el contexto internacional y frente a varios de sus pares regionales.
La depreciación de la moneda colombiana ha tenido efectos notorios en el salario mínimo y su equivalencia en dólares, pues en el transcurso del año la conversión pasó de unos US$250 a unos US$204 en la actualidad sin contar el auxilio de transporte.
En lo que va corrido del año el peso colombiano se ha depreciado más del 16%, una de las monedas de peor desempeño en Latinoamérica por detrás del peso argentino.
De acuerdo a las más recientes proyecciones del equipo de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Bancolombia, la tasa de cambio se incrementaría de un promedio de $4.825 en el último trimestre de 2022 a $4.930 en el cuarto trimestre de 2023.
Durante el Gobierno del entonces presidente colombiano, Iván Duque, el salario mínimo aumentó en 2019 a $828.116 (sin auxilio de transporte), 6 % más frente a los $781.242 del 2018, tras haberse alcanzado un acuerdo entre la Administración, el sector privado y las centrales obreras.
En el 2020 el salario mínimo incrementó por decreto tras no lograrse el consenso necesario y este se ubicó en $877.802, una subida también del 6%, mientras que para el 2021 subió un 3,5% hasta los $908.526 (con auxilio de transporte $1.014.980).
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