Caracas — El Black Friday, una tradición estadounidense adoptada desde hace cuatro años en Venezuela, ha permitido mostrar un contraste económico en el país, que recientemente dejó atrás un fuerte período de recesión, aunque aún su leve e inestable recuperación no beneficia a toda la población
Gerwin Rojas, un trabajador del sector público de 31 años de edad, hubiese podido comprar con parte de su salario hace tres meses el televisor que pudo adquirir en este Black Friday con parte de las remesas que recibió de su hermana, desde Perú.
“Ya volvimos atrás”, dijo a las afueras de una de las sucursales de MultiMax, una tienda de electrodomésticos, en el centro de Caracas, mientras esperaba en la fila para la prueba de los productos. Se refería puntualmente a cómo sus ingresos habían registrado un aumento, que luego se vio afectado con el proceso inflacionario en Venezuela, de vuelta a los dos dígitos en septiembre, en 28,7% según el Banco Central de Venezuela (BCV).
El repunte económico que fue proyectado en hasta 20% por instituciones internacionales como Credit Suisse, y que según registro oficial, se ubicó en dos dígitos durante el primer semestre, sin embargo, ha sido valorado por expertos económicos en un rango entre 5% y 8%, que depende en un alto nivel de los ingresos petroleros y el aumento en el precio del crudo como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Considerándose un crecimiento leve, tras una severa crisis en el país, las amenazas de un retroceso se mantienen latentes, precisamente con el estancamiento de la producción petrolera y los intentos fallidos por contener el tipo de cambio con una estrategia cambiaria desde el BCV, calificada de artificial por las principales consultoras financieras.
El impacto se siente en el bolsillo de Vanessa López, una abogada de 46 años, quien se trasladó desde Catia, al oeste de la capital venezolana, hasta el centro de la ciudad, en búsqueda de un televisor que pudo adquirir con un préstamo, ante la devaluación que sufrieron sus ahorros.
López aseguró que con un mes de salario hubiese podido comprar el mismo televisor a mediados de año, sin cubrir otros gastos, lo que en 2021 no habría sido posible. No aprovechó la oportunidad, y un par de meses después, aunque puede contar con un mayor ingreso, el alcance no es el mismo.
A Miguel Ángel, un joven de 21 años, con un empleo home office, le ocurre lo mismo. Un año atrás podía ahorrar en 12 meses, lo que en este 2022 pudo ahorrar en seis, tomando entre 30% y 40% de su salario. Y aunque el monto era el mismo, en menos tiempo, los artículos que podía adquirir en este viernes negro fueron menos.
En el caso de Lennys, una joven diseñadora gráfico, residente en el 23 de enero, los ingresos han disminuido. El año pasado se permitió, con ahorro del 50% de su salario, adquirir productos que piensa que esta vez no podrá costear.
Muchos otros como ella, habrán pensado igual. Los pasillos del centro comercial Sambil, en el este de Caracas, los que estuvieron abarrotados los tres Black Friday anteriores, se caracterizaron por la ausencia de visitantes en esta oportunidad.
No todos los comercios se adecuaron a los descuentos por la temporada, mientras otros ofrecían apenas un 5% o 10% de rebajas, lo que no atraía al público, que confiaba más bien de su veracidad.
“Son apenas 5 ó 3 dólares menos. Hay ropa que no le bajaron nada siquiera y ponen como que sí”, agregó una mujer, que recorría las tiendas con sus dos hijas menores de 15 años.
Vestimenta y calzado era la prioridad para la mayoría del público más joven, quienes explicaron no contar con remesas o apoyo económico de familiares en el exterior. Son sus padres o abuelos los que podrían recibir esta ayuda, que si bien es destinada a otros gastos, también ha disminuido recientemente.
El reinado en la venta de electrodomésticos estuvo representado este año por tiendas MultiMax, con una venta nocturna desde el jueves, entre 7:00pm y 12:00am, por encima de Daka, que registró una moderada concurrencia.
La principal estrategia del grupo, que no activó en todos sus establecimientos el descuento, para lograr lidiar con una brecha de hasta 18% entre la tasa del dólar oficial y el tipo de cambio paralelo, estuvo enfocada además en la venta limitada de los artículos con menor precio.
Con las colas y el descontrol, no alcanzaron el mismo éxito, y usuarios se arriesgaron a compararlo incluso con el caos estadounidense, igualmente por la tradición de Black Friday, la que se han dispuesto a imitar.