Moisés Naím: “En Perú no se ve un gobierno que ejecute la lucha contra la desigualdad”

El escritor y miembro distinguido del Carnegie Endowment for International Peace conversó con Bloomberg Línea sobre la democracia en el mundo y la situación política actual que enfrenta la nación peruana

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Lima — El reconocido académico y escrito venezolano Moisés Naím participó recientemente en el evento empresarial peruano CADE Ejecutivos 2022, donde expuso algunas claves sobre cómo detener la destrucción de los países en medio de una amenaza global contra la democracia. Naím conversó con Bloomberg Línea sobre el deterioro que se ve actualmente en la política peruana, y las vías que aún se pueden aprovechar para solucionar el actual panorama político y social.

Bloomberg Línea: ¿Cómo ve usted al presidente Castillo a más de un año desde que inició su presidencia?

Perú ha sido siempre tumultuoso y este gobierno es más débil en muchos sentidos de lo que han sido los anteriores gobiernos peruanos. Hay muchas dudas acerca de la capacidad del gobierno de Pedro Castillo para atraer el talento y experiencia que hace falta para enfrentar los problemas que tiene el país. Es urgente que Perú encuentre la manera de tener un gran acuerdo nacional que unifique puntos de vista, tanto dentro del sector político como desde el sector privado; desde las iglesias, las ONG, los militares, todos los actores que influyan alrededor de una lista de acuerdos básicos. No se van a poner de acuerdo en todo porque no es posible, pero sí se pueden encontrar metas comunes que sirvan para crear un poco más de estabilidad en el país.

“El gobierno del presidente Castillo está demostrando tener enormes dificultades para ejecutar planes y propuestas de gobierno”.

En su exposición en CADE Ejecutivos usted mencionaba que la democracia en el mundo está en peligro de extinción. En Perú hay mucho descontento dentro de este mismo sistema. ¿Qué tan expuestos estamos en el país y en el resto de la región a que la democracia se pierda pronto?

Mucho, debido a varios factores como la debilidad de las instituciones, pero ahora hay una convergencia de circunstancias muy especiales. Primero está la llegada de la ola de inflación que viene del mundo y que afecta a todos los países. Somos parte de una generación que no conoció la inflación, una importante cantidad de peruanos no vivieron los episodios gravísimos, permanentes y dolorosos de la alta inflación. Ahora viene, y eso al mismo tiempo coincide con una gran desilusión sobre la democracia a nivel mundial. La desilusión con la democracia se da porque en estos contextos no se han podido resolver los dificilísimos problemas que tiene el mundo como el golpe de la pandemia, el desempleo, la criminalidad, la calidad de la educación y de los servicios públicos, entre otros puntos que no avanzan. La combinación de la desilusión que tiene la gente con la democracia y la inexperiencia de vivir en contextos más complejos como la inflación, puede hacer que se caiga en tentaciones autoritarias y que amenacen contra la el sistema democrático sin tomar en cuenta que aunque es imperfecto, es una mejor alternativa a la autocracia que deja permanentemente a un líder en el poder. La democracia está en peligro de extinción porque vemos fuerzas que convergen para debilitarla.

Algo que mencionaba también en CADE el presidente del banco central peruano, Julio Velarde, sobre la democracia, es que es imposible que esta funcione en un sistema tan dispar. Puso como ejemplo que existan personas en el país que se benefician mucho del sistema democrático, pero que otras tienen que esperar cinco meses o más tiempo para conseguir una cama en un hospital y no ver a sus familiares morir porque no cuentan con servicios básicos. ¿Qué tanto eso se alinea con el descontento del que usted habla?

La desigualdad y el acceso diferencial a los servicios públicos de educación, salud, seguridad ciudadana, entre otros, son aspectos esenciales dentro de esta discusión sobre la democracia. La mejor manera de luchar contra la desigualdad no es solo a través de impuestos que sean más justos, sino mejorando los servicios públicos; darle a los que menos tienen la capacidad de tener más salud y más fuerza para trabajar, una mejor educación para progresar y transporte para movilizarse a sus trabajos con el objetivo de que no pasen la mayor parte de su vida en el tráfico. Eso es muy importante y hay que atenderlo. La gran preocupación es que en Perú no se ve a un gobierno que ejecute esa lucha. El gobierno del presidente Castillo está demostrando tener enormes dificultades para ejecutar planes y propuestas de gobierno.

El presidente Castillo inició su mandato identificándose mucho con la población que menos tiene y ahora no solo vemos descontento, sino también una parte de la población que cada vez cree menos en la opción que eligió. ¿Usted ve que la presidencia de Castillo puede salir adelante pese a la situación de crisis? ¿Es más probable que Castillo no termine su mandato?

Perú es el campeón mundial en el desalojo criminal a través de acusaciones a sus presidentes. No hay un país donde haya habido tantos presidentes sometidos a investigaciones judiciales o hasta en la cárcel. Pero cambiar a un mandatario por cambiarlo no va a transformar la situación a menos que el presidente que lo reemplace se concrete por vías democráticas. El presidente Castillo no puede ser sacado de la presidencia a través de métodos que no sean perfectamente compatibles y armonizables con la Constitución y las leyes del país. Pero si la realidad demuestra que hay causales en la conducta del presidente Castillo y su gobierno por violación de normas, pues la ley se debe aplicar. Ahí el problema es que en Perú el reto no es si se saca o no al presidente del poder; el reto es cómo reemplazar ese sistema tan volátil, conflictivo, paralizante y defectuoso que hay en la actualidad.

“El presidente Castillo no puede ser sacado de la presidencia a través de métodos que no sean perfectamente compatibles y armonizables con la Constitución y las leyes del país”.

¿Qué considera que se puede aplicar en el corto plazo en Perú, que se puede trasladar también a naciones con una institucionalidad débil, para cambiar el panorama y sentar el camino hacia una reforma política tan necesaria?

Una alternativa deseable sería un documento no muy largo que permita temas clave de acuerdo nacional, con los que no se pueda estar en desacuerdo, que sean necesidades del país y que sea preciso.

¿Es factible que un acuerdo así se cumpla? Esto se ha hecho en varias oportunidades recientemente sin un resultado concreto.

Si eso es apoyado en una ceremonia con líderes de muchos sectores, de todo tipo, es un chance de que se logre hacer algo, aunque se presenten problemas o quejas porque no se cumplan todas las promesas. De otra manera será un carrusel infinito de presidentes que rotan y rotan sin lograr hacerle la vida más fácil a los peruanos.

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