Santiago — Solo quedan tres días para elegir al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), luego de que fuera destituido Mauricio Claver-Canone a finales de septiembre. Cinco países ya nominaron a sus candidatos para presidir la institución, pero todavía no hay consenso en Latinoamérica para inclinar la balanza.
La carta del gobierno de Gabriel Boric fue el economista Nicolás Eyzaguirre, quien tiene una larga trayectoria en Chile y en los últimos días se movilizó hasta Washington en un intento de sumar respaldos. Fue ministro de Hacienda durante los gobiernos de Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2014-2018), y se desempeñó como director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2008, entre otros cargos.
En entrevista con Bloomberg Línea, el candidato habla sobre los desafíos de la organización y de América Latina.
Esta conversación, llevada a cabo el martes, fue editada por motivos de claridad y de extensión.
Bloomberg Línea: Los países latinoamericanos no consiguen un consenso respecto a un candidato, así que los votos de EE.UU. serán clave. ¿Por qué debieran respaldar su candidatura?
Nicolás Eyzaguirre: No perdemos la esperanza de que los países latinoamericanos se pongan de acuerdo, todavía quedan días para que eso ocurra, y creo que sería bueno que al final eligiéramos a un latinoamericano con el acuerdo de los países no prestatarios. En ese sentido, espero que sea la región la que se incline predominantemente por una candidatura.
¿Cuáles diría que son los nuevos desafíos del BID?
La explosión de nuevas necesidades incluye el cambio climático, el aumento de las brechas sociales, la detención de la productividad y la necesidad de incorporar las nuevas tecnologías; los temas de diversidad que de alguna forma han cesado de avanzar en estos últimos años en el contexto de una restricción financiera que se insinúa cada vez más dura, producto del conflicto Rusia-Ucrania.
¿Y a nivel interno, como organización?
Bueno, obviamente, como necesidades más expandidas están los recursos escasos. La calidad en la asesoría del BID va a requerir de la mejor estructura interna en términos de competencias y de clima laboral; así que tendremos que esforzarnos desde el día uno por recomponer la confianza. No solo con el personal, sino también entre la presidencia redistributiva y el directorio, que en definitiva dirige esta institución.
¿Cómo ves la región actualmente, pero también a mediano y largo plazo?
No es fácil. Los países latinoamericanos son los que están sintiendo hoy en día una mayor restricción crediticia. Si bien la inflación es un fenómeno mundial, en Estados Unidos o Canadá las tasas base pueden subir un poco, pero en América Latina suben las tasas base y es peor.
La restricción financiera es doblemente más dura para las naciones de América Latina que para los países no prestatarios como serían los europeos, Canadá, Estados Unidos, Japón, China y Corea del Sur.
La situación es más aguda, y las brechas de productividad, de género, de inclusión son mayores. En este contexto, al menos, parte de la región está siendo bruscamente golpeada por el calentamiento global. Hacer de Latinoamérica una región contribuya más a limitar las emisiones, la carbonización, requiere de recursos. Eso es lo que está escaseando, así que en el caso de Latinoamérica vamos a tener que ser unos verdaderos malabaristas para combinar muchas pelotas en el aire.
Eso implica enfrentar desafíos de corto plazo como la inflación más otros como el calentamiento, desigualdad, género.
Sí, sin sacrificar a ninguno, porque la historia muestra que ninguno es sacrificable. Es un tema holístico, porque si sacrificas equidad vas a terminar sacrificando crecimiento y, viceversa. Todo es un sistema complejo de interrelaciones, que requiere ser atacado en conjunto.
En términos económicos, ¿Chile es un modelo para seguir en la región?
Sí y no. Sí porque nosotros hemos logrado tener una tasa de crecimiento en los últimos 40 años que nos hace sobresalir en la región. También porque, con todas nuestras discusiones internas, los indicadores sociales –pobreza, nivel educativo, salario mínimo– han avanzado más que el promedio regional y, en ese sentido, sí somos un buen caso.
Pero no hay que olvidar que nuestra particular estructura productiva, siendo un país básicamente exportador de commodities y más ligado a los mercados asiáticos, no es la misma que la de Brasil, México, Centroamérica o el Caribe. Por tanto, no es copiar y pegar lo que se ha hecho en Chile, porque en otras partes hay que hacer cosas distintas.
¿Cómo contribuir con el desarrollo económico de cada uno de los países de la región desde el BID? ¿Hay alguna medida específica que propongas desde la organización en caso de ser electo?
La cantidad de ahorro que se ha movilizado internacionalmente en torno a querer financiar proyectos que ayuden a detener el cambio climático es enorme. Pero lo que es una total paradoja del lado de quienes debieran usar estos fondos, tanto para crecer más como para combatir el cambio climático, no acceden a ello; y es porque falta un puente y los bancos multilaterales tienen que ser básicamente ese puente.
Es largo argumentar por qué no se produce este encuentro entre la oferta y la demanda de fondos, pero puedo resumir: se requiere del desarrollo de instituciones que sean capaces de canalizar eficientemente esos fondos... Hay que tratar de meterse entremedio para juntar esta abundancia de fondos con abundancia de necesidades, que hoy desgraciadamente viven en compartimientos diferentes.