¿Es hora de darle otra oportunidad al café robusta en Centroamérica?

Aunque algunos países de la región han levantado las restricciones para la siembra de la variedad más amarga y fuerte del café, aún no ha explotado su potencial

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San Pedro Sula — Hoy en día, las dos especies principales de café que se cultivan en el mundo son arábica y robusta. La primera representa más del 60% del comercio mundial y es la variedad más popular debido a sus sabores complejos, más suaves y menos ácidos; la segunda se caracteriza por su sabor amargo y más fuerte.

Durante la cosecha 2021-2022, la producción mundial del grano rondó los 167,2 millones de sacos de 60 kilos, que significó un descenso de 2,1% frente a los 170,8 millones de sacos del año cafetalero anterior, según un reporte de la Organización Internacional del Café (OIC). Además, el consumo aumentó 3,3% interanual, hasta los 170,3 millones de sacos, es decir, un déficit de 3,1 millones de sacos en el balance de la oferta mundial.

Del gran total, las exportaciones de robusta, utilizado principalmente para la fabricación de café instantáneo, sumaron 42,2 millones de sacos en el año cafetero, un 2,6% más en comparación con los 41,12 millones de sacos en el año cafetero 2020-2021.

Y aunque dentro del continente, Brasil, específicamente el estado de Espírito Santo, ocupa el segundo lugar en producción de robusta, solo después de Vietnam en el mundo, en Centroamérica esta variedad ha sido poco desarrollada.

“Lo hemos hablado con varios stakeholders, pero no parece que hay mucho interés en este momento, todavía hay este estigma, el miedo, que si plantan robusta se baja la imagen de calidad del país. No es así. Al final no crece en el mismo lugar, se puede separar, Brasil y Vietnam tienen los dos. No creo que sea un problema”, dijo Kim Waigel, gerente general de Nestlé Honduras, en entrevista con Bloomberg Línea.

El desarrollo de robusta en Centroamérica

Con la autorización del Gobierno de Nicaragua, Nestlé ha hecho ensayos de sembrar robusta. Los mismos han sido exitosos al punto que la fábrica ha dejado de importar el grano desde Vietnam y se abastece de producción local.

En Nicaragua reemplazaron frijol y ganado que daba muy poca leche, y la verdad sí se beneficiaron los productores de café. Tienen mejor rendimiento, menos enfermedades, es más fácil de cosechar”, dijo Waigel.

A principio de la semana, el Ministerio Agropecuario (MAG) nicaraguense anunció que empezará a hacer un estudio nacional de los rubros arábica y robusta, para saber cuál es el estado actual de las plantaciones, las variedades establecidas y cuánta siembra hay. El reporte también actualizará el área nacional de café, cantidad de producción esperada y cantidad de productores dedicados al cultivo de café, mapas georeferencial de producción de café y la zonificación.

En 2018, tras 20 años de prohibición por razones fitosanitarias, Costa Rica autorizó la siembra de robusta en parcelas de experimentación que no representen una competencia para el arábico que necesita una altura superior a los 900 metros sobre el nivel del mar. En Panamá, históricamente, siempre creció robusta, y aunque no goce de la fama y calidad exportable del café de altura que está frontera con Costa Rica, es una opción para el consumo local.

Por su lado en Guatemala, la primera introducción de semilla de robusta ocurrió en los años 1930 en una finca de Suchitepéquez, según un estudio de la Asociación Nacional del Café (Anacafé). Se estima que la producción anual de robusta oscila entre los 70.000 y 75.000 quintales de café oro, concentrada especialmente en la región del suroccidente del país, debido a que tiene las condiciones climáticas que requiere esta especie.

En Honduras, la producción de robusta está restringida por ley y pese a que, en 2019, durante el gobierno pasado, México, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, manifestó su interés para que el país centroamericano incentivara la producción de robusta, la iniciativa no prosperó. “Estoy convencido de que hay potencial y sí hay mercado”, dijo Waigel.

Un panorama de la caficultura en la región

En Centroamérica y República Dominicana se produce cerca del 11% del café exportado mundialmente y cinco millones de personas dependen directamente de la producción de café en la región, de las cuales alrededor de 287.667 son los agricultores que lo producen, según un reporte del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

En la actualidad, cada país de la región enfrenta un escenario diferente. Para el caso de Costa Rica, que ha logrado posicionar una imagen mundial de su aromático, los cafetaleros exportaron 8,8% menos en la cosecha 2021-2022 respecto a la anterior, sin aprovechar al máximo los precios que pagaron clientes internacionales por el grano tico, que llegó en septiembre a US$3,1 la libra colocada en puerto, según el Instituto del Café de Costa Rica (Icafé).

Ahora se prevé que la producción de café en la cosecha 2022-2023, iniciada en octubre, crezca un 11,5% gracias a las nuevas plantaciones y un mayor rendimiento ante un ciclo bianual alto.

En El Salvador, la Asociación de Beneficiadores y Exportadores de Café (Abecafé) estima que la temporada 2022-2023 dejará una producción de 950.000 quintales, parecida a la cosecha anterior.

Sobre esto, Waigel recordó que El Salvador tuvo un auge en su momento, “pero casi desapareció la caficultura, por temas de la expansión de la ciudad que hizo un recorte en los campos, la gente no quería estar en el campo por las maras, la producción ha decaído muchísimo y la de Costa Rica no está creciendo para nada, más bien decreciendo”.

Por su lado, Guatemala, donde la exportación durante la cosecha pasada osciló los 4,4 millones de quintales de café oro, la industria local está haciendo esfuerzos de crear una imagen, particularmente en Estados Unidos; y aunque Nicaragua no esté precisamente haciendo acciones en ese sentido, su producción está creciendo.

El café de Honduras

“En Honduras hay algo cocinándose para apoyar la imagen”, dijo Waigel sobre un proyecto que la compañía lanzará muy pronto. En su criterio, el país centroamericano “todavía no tiene la imagen que se merece a nivel de café y no la tiene porque históricamente ha producido calidades demasiado irregulares, pero todo está relacionado a la venta de café en cereza, se mezclaba todo, se secaba todo junto”.

Para el ejecutivo, ahora hay cada vez más un clúster, “se sabe de dónde viene, hay más profesionalización de toda la cadena y eso asegura que una marca va a comprar un café que la calidad buena por un tiempo, por años y eso atrae ya a más jugadores premium, que ellos indirectamente van a dar la imagen”.

Nestlé adquiere el 10% de la producción de café en Honduras, convirtiéndose en el principal comprador. El país cosecha el 56% del café en Centroamérica y después de Brasil y Colombia ocupa el tercer lugar del continente en producción de café arábica, según los reportes de la OIC.

Sin embargo, hay retos que el país necesita afrontar pronto. “Justamente uno de los problemas de Honduras es que tiene una de las peores huellas de carbono en la caficultura que existe hoy, por eso el programa de reforestación Bosques del Mañana propone sembrar 5 millones de árboles en Honduras, porque intentamos reducir la huella de carbono del café”, dijo Waigel. “Aquí la gente no se preocupa mucho de eso todavía, pero al final el café que nosotros compramos en Honduras el principal destino es Europa y el consumidor europeo cada vez mira eso”.

El país planea exportar en la cosecha 2022-2023 unos 5,5 millones de sacos de 60 kilos tras haber vendido en la pasada 4,7 millones de sacos de 60 kilos, según el Instituto Hondureño del Café (Ihcafé).