Titular de la CEPAL: “No hay buenas noticias” para el crecimiento de Latam en 2023

En una entrevista exclusiva con Bloomberg Línea, José Manuel Salazar-Xirinachs advirtió que el “costo de vida es una gran preocupación” en la región

Foto: CEPAL.
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Buenos Aires — Tras el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania, la inflación se posicionó como una de las principales preocupaciones a nivel global. En los últimos meses, varios productos alimenticios han presentado “cierta reducción de precios”, lo cual es una buena noticia para todos los países, aseguró José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la CEPAL, quien dialogó con Bloomberg Línea durante su reciente estadía en Argentina. Sin embargo, ese escenario no ha sido suficiente para mejorar las perspectivas de crecimiento para Latinoamérica en 2023.

Y con respecto a la inflación en la Argentina, el costarricense advirtió: “Cuando la inflación pasa de ciertos niveles, la experiencia internacional ha mostrado que las políticas para controlarla se complican un poco más porque tiene que ver con todas las negociaciones sindicales, paritarias, etc.”

Al realizarse en la Ciudad de Buenos Aires la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, con miles de participantes que debatieron y analizaron cuestiones como la igualdad de género, Salazar-Xirinachs también destacó avances en distintos países en esa materia, pero aseguró que “hay un desafío enorme a nivel del mercado de trabajo”.

La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.

Bloomberg Línea: ¿Cuáles fueron algunas de las principales conclusiones de la conferencia?

Salazar-Xirinachs: El concepto que se ha desarrollado es que hay que avanzar hacia una sociedad del cuidado, que va más allá de tener una red de cuidado. El concepto es más amplio. Hay un crecimiento enorme de las necesidades de cuidado de los adultos mayores, como el envejecimiento. Todo indica que la demanda en ese sentido va a crecer muchísimo y que los países van a necesitar construir sistemas, financiarlos. Luego, está el gran desbalance que hay entre hombres y mujeres a la hora de realizar los cuidados dentro del hogar y en la vida. Los datos dan cuenta de que las mujeres trabajan, redondeando, tres cuartas partes más que los hombres. Además, es trabajo no remunerado, que no se mide. Si bien la CEPAL ayudó a algunos países a medir y se ha determinado que, depende del país, llega a ser del 20, 25 por ciento total del trabajo efectivo que se hace, no está integrado en cuentas nacionales.

¿Cuáles son los principales desafíos para empezar a reducir esas brechas?

Hay indicadores de avances, pero hay un desafío enorme a nivel del mercado de trabajo: cerrar la brecha en la tasa de participación de mujeres respecto de hombres. También en la brecha de salarios. Hay una feminización de muchas ocupaciones, como el trabajo doméstico. Ahí el reto más grande es que hay mucho trabajo informal.

¿Cómo evalúa que se esté avanzando en ese tipo de cuestiones en Argentina?

Una buena noticia es que se haya creado el Ministerio de la Mujer. El mandato institucional va a estar generando ideas de proyectos, haciendo diagnósticos. Argentina, comparativamente con otros países de América Latina, tiene un Estado de bienestar bastante desarrollado. Aquí los retos es cómo sostener esos presupuestos, sobre todo en momentos de crisis económica.

En cuanto a la macroeconomía regional, ¿cuáles son las perspectivas para el 2023?

Las noticias para 2023 no son buenas. Hemos ido bajando la estimación de lo que va a ser la tasa de crecimiento del año entrante. El promedio nuestro, para América latina, es que este año cierra en 3,2%, pero el año próximo es 1,4%. La del FMI es 1,7% para la región. La revisión de todos ha sido hacia abajo. Estuvo la guerra de Ucrania, que produjo el shock de oferta y contribuyó a una inflación que ya venía. Sobre todo, una inflación alimentaria, porque es el costo de vida donde le pega más a la gente más pobre. Por eso el tema del costo de vida es una gran preocupación.

Particularmente, en la Argentina, se está estimando un 100% para el 2022.

En el mundo ya hay evidencia de que hay varios de los productos alimenticios que ya dieron la vuelta, que ya vienen con cierta reducción de precio. Cualquier cosa puede pasar, pero si sigue esto, se ve que algunos productos dieron la vuelta para empezar a bajar. Lo que pasa es que es un proceso lento. Una vez que la inflación comienza, ya tiene cierta inercia. Otro elemento es la política de subir la tasa de interés, la política monetaria que ha sido la principal reacción de la Reserva Federal, de bancos de países desarrollados y en desarrollo porque, si no siguen de alguna manera esa política, también hay un problema con el tipo de cambio. Entonces, la gente se pasa a dólares y hay una devaluación. Ya hay una señal de que la expectativa general y a los mercados internacionales de que ya haya un punto de inflexión. El problema es que cuando la inflación llega a niveles muy altos, como aquí, en Argentina, ya ese factor inercial tiene como vida propia. Cuando la inflación pasa de ciertos niveles, la experiencia internacional ha mostrado que las políticas para controlarla se complican un poco más porque tiene que ver con todas las negociaciones sindicales, paritarias, etc.

Esas señales de desaceleración en la curva de precios, ¿se podrán reflejar en la Argentina?

El hecho de que la curva de precios ya se aplane e incluso baje es una buena noticia para todos los países, independientemente de la inflación que tengan. El problema es que tanto el sector privado como la economía en general, no sigan marcando precios bajo la expectativa de que la inflación va a seguir. Ahí es muy importante que haya transparencia e información, que a nivel internacional las cosas empiezan a mejorar por el lado de los precios. Sin embargo, por el lado del crecimiento, no hay buenas noticias para ese comportamiento inercial clave.

Chile, según CEPAL y otros organismos, va a ser el único país de Latinoamérica con una caída en su PIB para 2023. ¿A qué se debe esto?

Correcto, una contracción de 0,9%, según nuestra proyección. Pero, Brasil va a crecer 1%, Bolivia, 3%; Argentina, 1%. En general, el promedio de América Latina es 1,4%. Creo que en Chile cuenta mucho el precio de las exportaciones, el precio del cobre, también un poco la demanda interna. Hay una serie de cosas que han tendido a reducir el consumo y la inversión.

Hizo referencia a la tasa de interés. Por ejemplo, en México, ¿por cuánto tiempo necesitará Banxico subirla para consolidar la tendencia de inflación a la baja?

En México no he tenido una lectura de un tema tan específico. Está super asociado comercialmente, y en todo sentido, a Estados Unidos. Muchos de los desarrollos económicos y, en particular en política monetaria, teniendo tanta integración financiera, va a estar muy pegado a lo que suceda a la política monetaria de Estados Unidos.

Concluidas las elecciones en Brasil, ¿cuáles cree que serán los principales desafíos para el presidente electo?

El presidente Lula tiene en Brasil una cantidad de desafíos acumulados. Ha sido muy evidente. Por ejemplo, la agenda ambiental, parar la deforestación del Amazonas, tener un desarrollo sostenible. Eso es algo que es claro. Luego hay retos sociales, por supuesto. Brasil, al igual que el resto de los países latinoamericanos, todavía sufren el impactado de la pandemia y tiene brechas sociales.

Y también quería consultarle por Colombia. ¿Qué se puede esperar en 2023, ante una posible recesión?

Colombia está bajo el patrón de América Latina. Es un país mediano-grande de América Latina, con recursos naturales, con fuentes de energía. Tiene muchísimos activos. Tiene una institucionalidad bastante fuerte y sólida de políticas en diferentes áreas. El programa del presidente Petro ha planteado una cantidad de prioridades sociales y económicas de atención al tema educativo. Con la reforma tributaria se puede crear un espacio fiscal con el que el presidente Petro va a poder financiar varias de las prioridades que ha planteado.