JPMorgan no ve viable que América Latina avance hacia una moneda común

¿Se desvanece el sueño conjunto de LatAm? Benjamin Ramsey, líder de investigaciones económicas de América Latina de JPMorgan, expuso sus razones

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Bogotá — Así como el euro, a algunos mandatarios de América Latina les suena tener una única moneda en la región, pero eso no sería tan viable, según le dijo a este medio Benjamin Ramsey, líder del equipo de investigación económica de América Latina de JPMorgan.

Aunque esa propuesta no es nueva, vale recordar que esta fue mencionada recientemente por varios líderes de la región, entre esos el presidente de Chile, Gabriel Boric; el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva y el presidente del Senado de Colombia, Roy Barreras.

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En nuestra opinión, la coordinación necesaria en medio de las grandes diferencias institucionales entre los países y las delicadas consideraciones en torno a la soberanía socava en gran medida cualquier perspectiva de una moneda regional. Nos sorprendería que esta idea llegara a ser una propuesta formal, incluso fuera de la fase de diseño”, resaltó el experto de JPMorgan.

“América Latina, para lograr una moneda única, primero tiene que hacer un tratado de integración y crear un parlamento latinoamericano vinculante como el Parlamento Europeo”, resaltó Roy Barreras, presidente del Congreso de la República de Colombia a finales de octubre.

Vientos de recesión y su impacto en la región

Sobre estos temas el directivo de JPMorgan resaltó que “a nivel regional, vemos que la economía se está estancando. Allí donde el crecimiento ha sido liderado por una demanda interna insostenible, esperamos ver un marcado descenso: Chile ya se ha reducido, y esperamos una recesión en el balance del año; el crecimiento secuencial de Colombia se ralentizaría hasta el 1,7% de media en el segundo semestre del año, antes de contraerse en el primer trimestre del 2023, y vemos un riesgo a la baja”.

Sin embargo, Benjamin Ramsey indicó que “el aspecto positivo ha sido la resistencia de los pesos pesados de la región. Hemos revisado al alza el tercer trimestre en ambos países, lo que nos obliga a trasladar al futuro el estancamiento previsto; ahora vemos el cuarto trimestre como punto de inflexión”.

Respecto a sus pronósticos de la región, Ramsey dice que la economía de América Latina pasaría de crecer 3,3% en 2022 al 0,7% anual en 2023, teniendo en cuenta el contexto mundial (desaceleración de China, firme endurecimiento de la política monetaria, riesgos de dos caras para las materias primas).

Respecto a los canales por los que la región más sufriría el impacto de la recesión global, el directivo comentó que estos son bien conocidos: los precios de las materias primas y los flujos de capital.

El mayor riesgo para la región sería una recesión mundial más fuerte de lo previsto que disminuyera la demanda de materias primas y, por tanto, redujera en gran medida los precios, lo que repercutiría negativamente en la relación de intercambio de la región. Al mismo tiempo, que la inflación se mostrara de algún modo tan resistente en los países desarrollados que la política monetaria de estos tuviera que seguir siendo muy restrictiva, lo que repercutiría negativamente en los flujos de capital hacia la región y aumentaría los costos de los préstamos”, añadió el ejecutivo.

Las reformas tributarias de Colombia y Chile

Para el experto de JPMorgan, las reformas fiscales de estos dos países que, entre otros, gravan a las compañías petroleras y mineras junto a los de más altos recursos, tienen pros y contras.

“En el lado positivo, muestran que los nuevos gobiernos de centro-izquierda quieren tener fuentes de financiación permanentes para sus programas de gasto social con el fin de cuidar que los déficits fiscales puedan seguir siendo manejables”.

Por otro lado, agregó, “existen riesgos de que la naturaleza de estas reformas fiscales pueda afectar al sentimiento empresarial y frenar la inversión, precisamente en un momento en el que el impulso del sector público en la economía tras la pandemia tiene que remitir y la esperanza debe ser que el sector privado pueda llenar el vacío”.

“Las autoridades de la región no deberían restar importancia a los fundamentos macroeconómicos básicos en términos de política fiscal prudente y mantenimiento de regímenes de objetivos de inflación creíbles como punto de partida necesario para el crecimiento y la reducción efectiva de la pobreza y la desigualdad”,

Benjamin Ramsey.