Hugo Santa María: “No previmos el nivel de degradación de la gestión pública en Perú”

El socio y economista principal de Apoyo Consultoría advierte que los niveles de crecimiento previstos a futuro para Perú no permitirán “meter un golpe” serio a los niveles de pobreza en el país andino

El economista peruano Hugo Santa María, de la consultora Apoyo, remarca que la conflictividad política de los últimos años ha contribuido a la desconfianza empresarial, que aún se mantiene en niveles pesimistas..
15 de noviembre, 2022 | 10:15 AM

Lima — Aunque Perú es uno de los países que más crece en Latinoamérica, y destaca por una inflación mejor controlada, el potencial de crecimiento del país andino se ha reducido de forma importante y ello puede impactar con más fuerza a la población peruana en el mediano y largo plazo. Bloomberg Línea conversó con Hugo Santa María, socio y economista principal de Apoyo Consultoría, sobre los retos que la economía peruana enfrenta y las oportunidades que aún están presentes.

Usted tuvo la oportunidad de conducir la presentación del titular del Ministerio de Economía, Kurt Burneo, en CADE 2022. El ministro habló de la importancia de fortalecer la confianza para impulsar las inversiones privadas, pero a la vez vemos que el gobierno que conforma toma decisiones que son cuestionadas por ese mismo sector privado. ¿Cómo ve el mensaje del ministro?

Veo al ministro haciendo esfuerzos muchas veces en solitario. El plan Impulso Perú tiene elementos que van en la línea de quitarle trabas a la inversión, incluso algunas cosas como beneficios tributarios para promoverla, pero el ministro sabe bien, porque ha sido antes viceministro, que eso no es suficiente. Creo que el MEF tiene un reto grande y hay que apoyarlo para ver qué se puede lograr. Es un contexto en el que va a ser difícil recuperar la confianza del sector privado; no por las acciones del MEF, sino por las acciones que uno ve dentro de todo el gobierno. Y no solamente hay que echarle la culpa al gobierno: está toda la conflictividad política que viene de atrás y contribuye a esto.

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En este contexto ya no se habla solo de desconfianza empresarial e inestabilidad por el conflicto político, sino también un decaimiento del aparato público que ha incrementado durante el gobierno del presidente Castillo. ¿Qué tanto afecta eso también a cómo ven los inversionistas -locales y extranjeros- la oportunidad de hacer negocios en el país?

En Apoyo Consultoría nosotros tenemos bien claro que este deterioro de la política tiene impactos directos en la actividad económica, en el crecimiento y en la generación de empleo. Hay dos canales principales. Uno es la cada día más pobre gestión pública, que lo ves en los propios datos oficiales: caída de la inversión pública, rotación de autoridades y cambios constantes de ministros, lo que implica detener todo, así como autoridades poco idóneas que asumen cargos importantes. El otro es el ámbito del ánimo empresarial, de la confianza. Creo, sin embargo, que Perú tiene a su favor la parte comparativa. Es un mundo bastante más complicado que antes y la nueva normalidad de la economía mundial es de una que crece menos, con inflación alta, más cerrada, con política complicada y difícil en muchas partes; y en medio de eso nos ayuda ser un país con fortaleza fiscal, un banco central de lujo, estabilidad cambiaria, entre otros. Eso ha sido un factor positivo en la comparación. Alcanza para resistir, pero no para avanzar. Ese es el gran problema que Perú tiene y que nos puede reventar en la cara a todos. Es una economía resiliente, que es la palabra que se ha puesto muy de moda, pero ya nadie habla de una economía dinámica. Estamos quedándonos en un nivel de ingreso per cápita bajo, de servicios públicos precarios, de indicadores sociales pobres... no es suficiente.

En su revisión de perspectiva de la calificación peruana, Fitch menciona como factores el deterioro político e institucional, que se percibe como un escenario complejo para el país, y también el hecho de que Perú está por debajo del promedio de PBI per cápita de los países que tienen su mismo rating. ¿Considera que se justificó la revisión de la perspectiva? Tanto el presidente del Banco Central, Julio Velarde, como el ministro de Economía, han coincidido en que no estaría justificada.

Tengo la opinión un poco dividida. Si ves los indicadores financieros y de capacidad de pago de Perú, estamos mejor que la gran mayoría de países con calificación similar y mucho mejor que el vecindario latinoamericano. Solo Chile se compara con nosotros en ratio sobre deuda por PBI. Esa parte de mi cabeza hace que no encuentre muy razonable el cambio en la perspectiva de la calificación. Sin embargo, Fitch también señala que no le preocupa esto en lo inmediato. La agencia dice que el deterioro institucional que está viendo va a impactar la capacidad de crecimiento de Perú y esto puede terminar afectando también la capacidad de pago.

Hugo Santa María es socio y economista principal de Apoyo Consultoría. Este último 9 de noviembre, Santa María condujo una sesión con el ministro de Economía de Perú, Kurt Burneo, en el evento CADE Ejecutivos 2022.

Ellos ven a largo plazo un potencial impacto negativo.

Claro. Y es un tema matemático: si la economía no crece, todos nuestros ratios financieros que hoy se ven bien se van a comenzar a deteriorar. No hay mucha ciencia ahí. Creo también que el gran problema de Perú es que el deterioro es progresivo. Como no estamos en un cataclismo, nos estamos pasando por alto este debilitamiento progresivo que nos va a golpear en algunos años.

“(Perú) es una economía resiliente, que es la palabra que se ha puesto muy de moda, pero ya nadie habla de una economía dinámica”

En Apoyo Consultoría realizaron escenarios al inicio del gobierno de Castillo sobre lo que podía suceder en el país si el mandatario acogía la agenda de Perú Libre y si se implementaban propuestas como una Asamblea Constituyente, entre otras. A la fecha, ¿han quedado en el olvido estos escenarios más dramáticos? ¿Qué percibe?

Muchos temían que el nuevo gobierno del presidente Castillo iba a significar un cambio radical de la institucionalidad política y económica. En Apoyo nunca pensamos eso porque reconocíamos que iba a ser claro un gobierno débil, como es actualmente. No anticipamos, sin embargo, lo que estamos viendo ahora: el nivel de degradación en la gestión pública del aparato estatal.

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Al final viendo las cifras vemos a un país que crece poco, con niveles de pobreza que no disminuyen al ritmo esperado, con lo cual Perú se recupera muy lentamente, y con un crecimiento claramente insuficiente y por debajo de la capacidad que tendría el Perú. Con el nivel de ingresos fiscales del país, factor por el que han crecido varios de los presupuestos sectoriales, deberíamos tener servicios públicos mucho mejores de los que estamos teniendo ahora. Y no los tenemos. ¿Qué tenemos en cambio? Más feriados nacionales.

Algo que también dijo el presidente del BCR fue que hay una cantidad importante de peruanos que no reconoce el fuerte crecimiento económico que Perú tuvo en las últimas dos décadas, porque no vieron mejoras en su calidad de vida. ¿Se puede cambiar esta visión? ¿Qué tanto se puede responsabilizar realmente al gobierno actual?

Se ha agravado el deterioro y se ha hecho mucho más evidente en el último año, pero la crisis de servicios públicos la venimos arrastrando desde hace un tiempo. La gran pieza que está faltando es el correcto funcionamiento del Estado, un estado al servicio de sus ciudadanos. Los presupuestos en Educación y en Salud se han multiplicado y los servicios están cada día peor. El colapso de los servicios públicos justamente hace que la gran mayoría de los peruanos sienta esta frustración; que lea en el periódico que el PBI crece un montón, pero él cada día está peor. Eso es por la carencia y el deterioro que se está viendo en la gestión, que se manifiesta en servicios públicos cada vez peores. Pienso que la falla ha sido de un Estado que recauda impuestos, los asigna pero no funcionan los fondos. Esa es nuestra gran traba para el crecimiento y el desarrollo, un Estado disfuncional. Ese es el gran reto.

Y resolver ese reto toma más tiempo ahora que antes.

Sí. Creo que el gran problema es que la primera reforma que hay que hacer es la política. Necesitamos tener una política de convicciones, que genere autoridades y líderes con visión de largo plazo y no esta política cortoplacista de agendas muy inmediatas. Sin responsabilidad con organizaciones políticas no vamos a llegar a ningún lado. No sé qué líder político -salvo que sea un héroe- se va a embarcar en una reforma del Estado que toma 10 años.

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Hay en el mundo mucho caos político: polarización, partidos que se rompen, coaliciones que no funcionan... En Perú, además del conflicto Congreso-Ejecutivo, se ven esas divisiones desde las bancadas del Congreso, varias ya fraccionadas. Si se diera un adelanto de elecciones o un escenario similar, ¿no sería más caótico a nivel político por lo que podría venir?

Es una pregunta bien complicada de responder. Nadie puede ver el futuro. A nosotros nos preocupa la transición política: qué pasaría al día siguiente de una transición, sea cual fuere el mecanismo en el que nos embarcamos, porque tendríamos las mismas reglas de juego, la misma incertidumbre, y probablemente entraríamos a un período adicional de enfriamiento de la economía. Pero hay que ser optimistas también. En términos de gobernadores, con las últimas elecciones regionales hay resultados más o menos racionales en los perfiles, hay segundas vueltas en varias regiones, y hay varias autoridades con opciones moderadas, algunas con experiencia en gestión y conocimiento del aparato público. Yo he pasado décadas pensando que ya tocamos fondo; siempre se puede estar peor. Probablemente tengamos algún resultado mejor.

“Necesitamos tener una política de convicciones, que genere autoridades y líderes con visión de largo plazo y no esta política cortoplacista de agendas muy inmediatas”

Agencias calificadoras y analistas prevén desde el primer semestre que Castillo no terminará su presidencia. ¿En Apoyo Consultoría ven cercano este escenario?

Nosotros tenemos una visión de que estamos permanentemente en crisis desde hace ya varios años. Hemos tenido cinco presidentes en los 26 años previos y cinco presidentes en los últimos seis años. Cuando uno ve eso te das cuenta de la magnitud del cambio, pero también sentimos que estamos entrampados. El sistema político no parece estar generando una salida, independientemente de los gustos políticos que uno tenga. Cuando vemos el proceso en Apoyo, pensamos en un equilibrio de muy baja calidad donde podría pasar algo que lo rompa. Nuestro escenario base -nadie puede saber en el 2026- es que es más de lo mismo: nos quedamos en esta situación y nos vamos caminando en el fango algún tiempo más.

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Considerando el crecimiento de la economía peruana y el menor crecimiento potencial sobre el que ya se advierte, ¿cómo ve las perspectivas para las cifras de pobreza este 2022? ¿Podríamos volver pronto a los niveles previos a la pandemia del Covid-19?

No, (está bajando) muy poco. La pandemia elevó los niveles de pobreza y creo que el gran nivel de reducción tras la pandemia ya lo vimos. Con los niveles de crecimiento que vemos para Perú en el futuro -en Apoyo pensamos que será cerca a 2,5% en los próximos años-, no vamos a poder hacerle un quiñe importante a la pobreza. Va a reducirse muy, muy marginalmente. Nos vamos a estacionar en 24%, 25% (de nivel de pobreza monetaria). Eso está vinculado a cómo vemos también el mercado laboral: está en recuperación pero, cuando vemos esa tendencia, se trata de una línea bastante plana.

Y también importa el tipo de empleo que se recupera.

Claro. Ves empleo adecuado y los puntos que perdimos en los años anteriores no se han recuperado completamente. Hoy tenemos a más gente trabajando, pero ganando menos. Están en empleos más precarios. Al final todo eso se refleja en indicadores sociales y con una tasa de 2,5% de crecimiento no le vamos a poder meter un golpe serio a la pobreza. Hemos pasado de un mundo en que Perú crecía al doble de América Latina, a un mundo en el que crecemos un poquito más que América Latina. Por eso la foto nos va a seguir favoreciendo, pero esos niveles son bastante insuficientes para nosotros.

“Nosotros tenemos una visión de que estamos permanentemente en crisis desde hace ya varios años. Hemos tenido cinco presidentes en los 26 años previos y cinco presidentes en los últimos seis años”

Llegó este año una guerra que nadie esperaba entre Rusia y Ucrania, y con ello los precios de alimentos y fertilizantes se elevaron mucho más a nivel global y en general las condiciones alimentarias empeoraron. ¿Cómo ve el impacto de la alta inflación a nivel local?

Lo que vemos es que los precios de los alimentos se están estabilizando. No esperamos que se corrijan y regresen a los precios pre crisis, pero algo de menor presión de aumento de precios ya estamos empezando a ver. Ahí hay que ver el vaso medio lleno, porque efectivamente la inflación todavía está alta, probablemente se corrija un poquito, pero esa presión de cada vez estar enfrentando una inflación creciente creo que va a comenzar a moderarse. El otro factor es que las familias sustituyen (productos) y no todo sube. Suben de precio algunos productos básicos, pero los hogares son computadoras que buscan oportunidades para hacer que la billetera alcance. Hay algunas oportunidades de sustitución en el consumo que se van a seguir presentando.

¿Se deberían mantener los programas de bonos económicos hacia la población vulnerable en una coyuntura en la que los precios se reducen de forma lenta, o se mantienen elevados?

Nosotros propusimos algún programa de bonos este año, bien focalizados, y algo se está implementando. La capacidad de focalizar está, siempre va a haber errores pero hay bastante información como para hacer una buena focalización.

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Mirando a un mediano o largo plazo, el sentimiento que muestran los inversionistas locales e internacionales es aún de optimismo y de seguir apostando por negocios en el país, y por otro lado está la incertidumbre y desconfianza actual. ¿Considera que Perú puede seguir atrayendo inversiones como lo estuvo haciendo en estas últimas décadas en una coyuntura como la actual?

Perú tiene mucho potencial todavía. Tenemos algunas ventajas que nos permiten tener todavía una comparación favorable frente a otros países. Más allá de la estabilidad macro, aún somos un país joven con un bono demográfico interesante; a pesar que nuestro sistema educativo es un desastre, los peruanos que se están incorporando al mercado laboral están mejor educados que los que salen; la tasa laboral de participación de las mujeres está aumentando... Tenemos fuerzas demográficas que no responden a ninguna política pública, pero que siguen dando oportunidades. Creo que el Perú va a seguir siendo una oportunidad, pero ojalá que no sea una oportunidad para siempre. Ojalá se concreten las oportunidades. Y el gran problema es el gran estorbo del funcionamiento del Estado. Es lo que los estadounidenses llaman ‘rule of law’: se dan permisos de agua a la más grande inversión minera y de repente una autoridad dice que va a revisarlo. Hay bloqueo de carreteras, del correo minero, y queda la duda de dónde está el imperio de la ley. Aquí importan los servicios públicos, pues en la medida que nuestros servicios públicos no mejoren Perú va a atraer pero también va a generar dudas. Eso se compara con otros países que tal vez crecen menos, pero cuyas instituciones funcionan un poco mejor.

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