Bloomberg — El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, está buscando retomar el liderazgo en las conversaciones globales sobre el cambio climático, en lo que seguramente será el giro más notorio en la política exterior del país en comparación con el mandatario actual, Jair Bolsonaro.
La decisión se ve ilustrada al haber escogido Lula la COP27 en Egipto para su primera visita al exterior. Si bien Lula tomará posesión el primero de enero, en la mañana del miércoles expondrá su visión para la Amazonía, la selva tropical más extensa del planeta y el centro de la indignación de la comunidad internacional con Bolsonaro.
“Entre las acciones más importantes que realizaré está poner nuevamente a Brasil en el centro de la geopolítica mundial”, aseguró el presidente electo la pasada semana en la capital brasileña. “Yo voy a dialogar con más mandatarios de todo el mundo en Egipto en un solo día que lo que ha conversado el actual presidente en 4 años”.
A lo largo de su campaña, Lula se comprometió a disminuir la devastación de la Amazonía a cero y a preservar a los pobladores originarios que habitan en ese territorio. Bolsonaro fue criticado por la comunidad internacional por haber relajado las leyes y los organismos de supervisión destinados a la protección de la selva.
Lula también ha dicho que asumirá compromisos voluntarios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. A cambio, pedirá a las naciones ricas que se comprometan con más fondos para la protección no solo de la Amazonía sino de todos los bosques tropicales restantes, la mayoría de ellos en Brasil, Indonesia y el Congo. Un paso clave será la reactivación del Fondo Amazonía mantenido por naciones ricas como Noruega y Alemania y que se congeló en 2019 cuando Bolsonaro cambió las políticas del país.
Lula también está creando nuevos puestos en el gabinete para manejar asuntos ambientales. Además de un ministro de medio ambiente, nombrará un ministro para los pueblos indígenas y un enviado especial para el clima, una posición similar a la de John Kerry en EE.UU. Algunas de ellas pueden ser anunciadas durante su visita a Egipto.
Brasil necesita dejar atrás la desconfianza global de los últimos cuatro años, según Helder Barbalho, gobernador del estado norteño de Pará, quien también estará presente en la COP27.
“Tenemos que recuperar la credibilidad, aunque sea para exigir con más vehemencia una compensación a los países industrializados y a sus jugadores”, dijo.
El regreso de Lula al poder allana el camino para un comienzo nuevo y constructivo en las discusiones climáticas entre Brasil y el mundo, y especialmente Europa, dijo un funcionario de un país de Europa occidental. Otro funcionario europeo dijo que la reelección de Bolsonaro habría sido una catástrofe para la agenda ambiental mundial.
Sin embargo, a pesar del cambio de tono, prevenir la deforestación del Amazonas no será fácil para Lula debido a los desafíos geográficos de una tierra enorme y aislada, aproximadamente la mitad del tamaño de los EE.UU., difícil de vigilar y llena de pandillas violentas con un gobierno enfrentando restricciones fiscales.
Estados Unidos, China, Rusia
Al mismo tiempo, Lula también tendrá que calibrar sus políticas hacia EE.UU., China y Rusia en un momento de relaciones volátiles entre las economías más grandes del mundo. La complejidad del escenario mundial deja poco espacio para los errores del nuevo presidente brasileño.
Mantener esas relaciones requerirá mucha diplomacia por parte de Brasil, ya que los funcionarios occidentales dicen en privado que esperan que Lula tome cierta distancia de Rusia, o al menos se abstenga de decir que Ucrania comparte la culpa de la guerra, como le dijo a la revista Time en mayo.
Sus comentarios sobre Ucrania llamaron la atención en las capitales europeas, y un alto funcionario europeo dijo antes de las elecciones que Lula necesita urgentemente abandonar las “visiones del tercer mundo” si regresa al poder. Los lazos de Lula con Rusia y China complicarán su impulso por una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU que busca incluir a Brasil como miembro permanente.
Otro funcionario europeo restó importancia a los comentarios de Lula sobre Ucrania, diciendo que reflejan la histórica renuencia de Brasil a tomar partido y su política de no injerencia en los asuntos internos de otras naciones.
BRICS, Mercosur
Además, como parte de su agenda internacional, Lula pretende impulsar el grupo BRICS de los principales países emergentes que actualmente integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El plan, según su asesor Celso Amorim, es incluir a Argentina para “aumentar el peso de América Latina” en la asociación.
El regreso de Lula también es una buena noticia para los esfuerzos por reactivar el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur, un bloque que incluye a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. El acuerdo se firmó en 2019, pero se ha estancado desde entonces en medio de la reticencia europea.
Lula dejó en claro que está dispuesto a reanudar el acuerdo UE-Mercosur y necesita una victoria rápida en asuntos exteriores, por lo que hay razones para ser optimista, dijo un alto funcionario de la UE, y agregó que no será fácil porque el acuerdo se ha vuelto aún más impopular en países como Francia.
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