Bloomberg Línea — Los agentes económicos de Chile ya tienen asumido que en 2023 la economía entrará en un proceso recesivo y la duda es cuánto puede llegar a durar el mismo. Por lo pronto, analistas consultados por Bloomberg Línea coincidieron en que los sectores que pueden verse más afectados por esta situación son el comercio y la construcción.
En materia de proyecciones, la última Encuesta de Expectativas del Banco Central arrojó que el Producto Bruto Interno caería 1,4% en 2023.
¿Cuánto puede durar la recesión de Chile?
“De acuerdo con nuestras estimaciones, Chile ya está en recesión y continuará contrayéndose el próximo año”, señaló a este medio el coordinador macroeconómico de Clapes UC, Hermann González. Y agregó: “El escenario base es que sea una recesión de corta duración, pero el país se contraerá entre 1,5 y 2% el próximo año”.
Por su parte, Alejandro Guin-Po, economista de LarrainVial Asset Management, estimó: “Entendiendo una recesión como un estado en que la economía generalizadamente sufre una desaceleración profunda, prácticamente es un hecho que Chile experimentará una en 2023. Su duración sería acotada al próximo año, aunque por la debilidad del escenario podría ser hacia la primera parte de 2024, dependiendo del escenario internacional y lo que haga el banco central respecto a política monetaria”.
Guin-Po apuntó también: “Nuestras proyecciones de crecimiento para 2023 apuntan a una caída entre 1,5 a 2%”.
En tanto, desde el Departamento de Estudios de Coopeuch indicaron que la extensión del período recesivo va a depender de varios factores: “En la medida que los próximos registros de inflación validen la moderación del dato de octubre, es más probable que el Banco Central pueda comenzar anticipadamente la normalización de la política monetaria, lo que contribuiría a atenuar la caída de la actividad”, explicaron, en primer lugar.
Aún así aclararon desde Coopeuch que es fundamental que “factores de incertidumbre local vayan entregando las certezas adecuadas”.
Por último, explicaron que “el escenario externo también será un elemento fundamental”, en particular “lo que ocurra con la inflación en el resto del mundo, el desenlace del conflicto entre Rusia y Ucrania, y lo que vaya pasando con la actividad en China”.
Destrucción de empleo
“Los síntomas de esta recesión probablemente serán una destrucción de empleo e indicadores de actividades más débiles, pero que sin embargo son necesarios para que la inflación comience a converger”, advirtió Guin-Pol, además de señalar que “los sectores más afectados de la economía serán los más cíclicos, principalmente asociados a construcción y comercio”.
Hermann González coincidió con esto último, al detallar: “Los sectores más afectados serán la construcción y el comercio, altamente intensivos en mano de obra”.
El equipo de Coopeuch añadió: “Consideramos que los sectores más afectados serán la construcción y el sector inmobiliario, donde distintas empresas ya han comenzado a solicitar su quiebra”.
Un informe publicado recientemente por Grupo Security alerta que una de las consecuencias de la caída de la actividad económica es un deterioro del mercado laboral, que ya se ha evidenciado en un estancamiento en la creación de empleos de los últimos meses, “lo que se extendería hasta fin de año e incluso podría exhibir una caída en los próximos trimestres”.
“En un contexto de normalización adicional de la fuerza de trabajo impulsaría al alza la tasa de desempleo, hasta un 10%”, aclara el documento. “También se observaría una moderación de los salarios, desde un alza promedio cercana a 10% este año hasta 6% en 2023″, concluye.
La visión del Gobierno
Recientemente, luego de la publicación del último Índice de Precios al Consumidor (IPC) de octubre, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, sostuvo que la cifra de inflación, sumada a los últimos datos de crecimiento y desempleo, están reflejando que el ajuste de la actividad económica está ocurriendo y está siendo menos gravoso de lo que algunos analistas proyectaban.
Además, el ministro indicó: “Sería prudente que muchos revalúen sus pronósticos y esa idea, que desgraciadamente se ha ido instalando en el país, de que vendría un ajuste de tremendas proporciones (...) Este escenario no tiene nada que ver con las grandes recesiones que hemos vivido en el pasado. Es el momento de empezar a mirar con un poco más de realismo el efecto de la política monetaria y fiscal, y su efecto sobre la inflación (…) No es necesario que el país entre en una recesión profunda para que finalmente la inflación vaya moderándose para beneficio de toda la ciudadanía”.