Bloomberg — Los agricultores verticales, conocidos por cultivar hierbas y verduras en interiores, han hecho un gran avance en la búsqueda de la seguridad alimentaria mundial: cultivar trigo en el mismo entorno controlado.
La startup Infarm, con sede en Ámsterdam, cultiva trigo sin utilizar tierra ni pesticidas químicos, y con mucha menos agua que la agricultura convencional. La primera empresa de agricultura de interior que cultiva un producto básico es un hito para una industria naciente que ha atraído financiación de capital riesgo con la promesa de que su tecnología puede ayudar a alimentar el planeta.
“Para seguir alimentando a la creciente población mundial, tenemos que conseguir un mayor rendimiento de los cultivos, que ahora hemos demostrado que es posible para el trigo”, dijo Guy Galonska, director de tecnología y cofundador de Infarm. “Estamos seguros de que el trigo puede cultivarse con éxito a escala en interiores como alternativa resistente al clima”.
Hasta ahora, los agricultores de interior han suministrado alimentos de primera calidad, como hierbas aromáticas, ensaladas y fruta ocasional. También se han enfrentado a preguntas sobre sus costes de producción relativamente altos, el uso de energía y la capacidad de ampliación.
Si se produce a gran escala, el cultivo de productos básicos en interiores puede cambiar las reglas del juego. El cambio climático y los problemas logísticos han dificultado cada vez más el suministro, y la guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto la dependencia del mundo de unos pocos graneros. Por ello, disponer de fuentes de cultivo alternativas podría servir de amortiguador para futuras interrupciones del suministro.
Infarm afirma que sus primeras pruebas muestran un rendimiento anual de trigo de 117 toneladas por hectárea. Esta cifra se compara con los rendimientos medios para 2022 de 5,6 toneladas por hectárea en la Unión Europea y 3,1 toneladas en Estados Unidos, que son algunos de los mayores exportadores del mundo, según estimaciones del Departamento de Agricultura estadounidense.
La empresa ha conseguido estos rendimientos estelares gracias a seis ciclos de cultivo al año, en comparación con uno solo en la agricultura de campo abierto, explica Pádraic Flood, jefe del equipo de genética de cultivos de Infarm. Con las cantidades adecuadas de luz, humedad, temperatura y nutrientes, las plantas de interior rinden al máximo en ausencia de estrés o enfermedades, dijo.
Pero en la vida real, los retos siguen siendo enormes. Lograr una escala y mantener los costes bajos para competir en los mercados de productos básicos será crucial y hay un gran interrogante sobre el acceso a la energía para alimentar las granjas de interior, lo que podría crear nuevas vulnerabilidades.
También se necesitará mucha tierra para producir este producto básico. El cultivo de trigo ocupa más de 216 millones de hectáreas de tierra, más que cualquier otro cultivo. Para satisfacer las necesidades actuales con los rendimientos previstos por Infarm se necesitarían explotaciones de interior que superasen la superficie dedicada al trigo en Francia.
Infarm, que coorganiza un pabellón de sistemas alimentarios en la COP27 de Sharm el-Sheikh este mes, dijo que podría aumentar su rendimiento en un 50% más en los próximos años gracias a una mejor tecnología.
-- Con la ayuda de Megan Durisin.