CADE 2022: “Quisiéramos que el presidente Castillo nos diga qué compromisos asume”

El presidente de IPAE, Gonzalo Galdós, explicó el cambio de formato para este CADE Ejecutivos 2022 en la presentación del presidente Pedro Castillo, quien -de asistir- no daría un discurso de cierre como es usual

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Paracas — Este 2022 CADE Ejecutivos, evento que año tras año congrega a empresarios de diversos sectores en Perú, adopta el lema “El Perú en emergencia, los peruanos en acción”; un punto de partida para la discusión que se está dando en diversos espacios desde este martes hasta el jueves 10 de noviembre en el país. Gonzalo Galdós, presidente de IPAE Asociación Empresarial (institución que organiza CADE), explica a Bloomberg Línea las principales preocupaciones que el empresariado peruano busca abordar, así como la esperada presentación del presidente Pedro Castillo que participaría para el cierre del evento.

¿Han tenido una respuesta del presidente Castillo sobre si va a asistir?

Por el momento no, solo que están evaluando la situación.

¿Por qué se decidió cambiar en esta oportunidad el formato de presentación del presidente, en lugar del espacio de mensaje que suele otorgarse a los mandatarios para que den un discurso al cierre del CADE?

Creo que es un momento tan crítico para el país que requerimos que del CADE salgan compromisos y acciones, no solamente propuestas. Lo que quisiéramos es que asista el presidente Castillo y frente a las propuestas de CADE, nos diga qué tipo de compromisos asume el Ejecutivo para acabar con la crisis en ese momento. Que no sea solamente un discurso protocolar. Ese diálogo entre empresarios y el presidente es un diálogo que sale del protocolo; para el momento que estamos viviendo es fundamental si queremos que CADE Ejecutivos 2022 sea un punto de inflexión. Los empresarios estamos trabajando para ello. Lo que necesitamos es voluntad política por parte del Ejecutivo para que desee que se llegue a ese punto de inflexión.

Si esperarían que de asistir el presidente haga propuestas concretas.

Sin duda.

¿Se le ha pedido eso para su participación?

No específicamente, pero creo que no se trata de que los empresarios le pidamos propuestas al presidente. La nación peruana en su conjunto le está pidiendo al presidente y al Ejecutivo una salida de esta crisis. Se le está pidiendo al presidente que por favor nos diga sus propuestas para salir de la crisis; cuáles son los planteamientos y las acciones. No es solo un reclamo de los empresarios, creo que es un pedido de la nación peruana en su conjunto.

¿Ven la posibilidad de que las discusiones de CADE trasciendan hacia hechos y propuestas que se ejecuten en el país en el corto plazo?

Estamos pensando en ello al 100%. La temática de CADE, su estructura, está enfocada tal como su lema lo indica. Tenemos que estar muy enfocados en el sentido de urgencia y de acción que se requiere para nuevamente retomar el camino del desarrollo. En ese sentido hemos dividido la estructura en tres grandes líneas temáticas: cómo promover un fortalecimiento de la democracia que está en este momento en riesgo, amenazada por una crisis política; cómo fortalecer un numero al menos mínimo de instituciones para que no se siga debilitando más la democracia y para que siga habiendo autonomía de poderes; y cómo logramos que el Estado provea el mínimo de servicios con un mínimo de calidad. Además son claves los compromisos de los empresarios, con la condición de que tenemos que ocupar un lugar de liderazgo en este momento.

Se habla mucho de cómo se ha dado esta crisis desde el Poder Ejecutivo, la presidencia, los cambios de ministros... ¿Qué papel juegan los otros poderes del Estado en su opinión?

Hemos hecho una invitación a los principales poderes del Estado, porque necesitamos compromiso de parte de estas instituciones. La importancia de tener libertad de prensa en estos momentos también es fundamental para que juntos trabajemos en medidas concretas y acciones para salir de la crisis en el menor tiempo posible. Hay un sentido de urgencia porque ya se empieza a traducir la situación económica en una inflación galopante, encarecimiento de los productos, y eso está afectando a los hogares más vulnerables, los hogares con menos ingresos e incluso atenta contra la canasta familiar. La pérdida de empleo como consecuencia de la crisis económica que viene desde la pandemia y la falta de inversión ya pone presión sobre las economías familiares. Esto tiene que terminar, tiene que trabajarse a partir de medidas específicas. Desde el Congreso también es necesario que pongan de su parte para dar una solución democrática y constitucional a la crisis.

¿Considera que este contexto de desconfianza y crisis económica al que se refiere podría cambiar durante este gobierno? ¿Cómo ve las perspectivas de que haya un verdadero fomento hacia las inversiones privadas?

El nombramiento del ministro Burneo y la estabilidad macroeconómica producto de un manejo responsable del BCR son una luz de esperanza dentro de la oscuridad turbulenta de esta crisis. Sin embargo, no es suficiente para que los agentes económicos se sientan en un clima de estabilidad y de confianza para poder invertir en lo que se necesita. Necesitamos inversión fresca, crecimiento económico en porcentajes que son mucho mayores a los que inicialmente tenemos hoy y que son consecuencia de la estabilidad de los últimos años; ante una Constitución que claramente influyó en esa estabilidad. Para que eso suceda tenemos que tener un mínimo de contraparte en los ministerios asociados a agentes económicos, y en cambio lo que estamos teniendo son continuos ataques y normas en contra de la empresa privada. Eso por un lado es una contradicción entre las afirmaciones del Ejecutivo a los inversionistas del extranjero y en general a los empresarios, diciendo que se crea un clima de confianza para que se pueda seguir operando, mientras se dan medidas en desmedro de las inversiones. El ejemplo más claro fue saludar el inicio de operaciones de Quellaveco y ese mismo día conversar acerca de cómo restringir o quitarle el agua a la operación. Ese es un ejemplo de una clara contradicción que no suma en un clima de estabilidad y confianza. Necesitamos medidas mucho más específicas, interlocutores idóneos a nivel profesional y moral, que ayuden al trabajo conjunto entre el sector privado y público, para salir de esta crisis. Lamentablemente no existen estas condiciones en este momento.

¿Usted piensa que se pueden dar esas condiciones en este contexto?

Lo que pasa es que cuando un gobierno tiene la voluntad política eso puede ser posible. Si hay credibilidad de la parte política, la parte económica termina siendo también un reflejo de ello. Pero si no hay voluntad política y si lo único que se hace es intentar culpar a los empresarios de todos los males del país, intentar maximizar los impuestos, las sanciones o las normas en contra del sector privado, es muy difícil pensar que este gobierno sea capaz de crear las mínimas condiciones de estabilidad. El tema de la estabilidad del BCR y el nombramiento del ministro Burneo son luces de esperanza, pero no es suficiente como para iluminar nuestra economía y volver a reactivarla.

¿No considera que hay, dentro de todo, un mea culpa que se debe hacer desde el sector privado por la mala esa mala imagen que se puede tener desde algunos puntos de la población del país?

Sin duda. La crisis que estamos viviendo no se justifica solo por el tema político; no le es atribuible todo. Hay una crisis de credibilidad que empezó en una pandemia muy fuerte cuando líderes políticos esgrimieron la bandera de que estaban protegiendo nuestra salud y nuestra vida, cuando en realidad los peruanos morían en hospitales por falta de oxígeno. Esa crisis de credibilidad ha afectado a todas las instituciones, incluyendo a la empresa privada. Hubo casos donde algunas empresas privadas no se comportaron a la altura de lo que corresponde a instituciones formales en la sociedad, y claramente han estado pagando o pagan el precio por sus acciones. Además, creo que nuestro principal error ha sido uno de omisión; pudimos hacer mucho más en términos de valor compartido y de la capacidad que siempre hemos tenido de generar valor en todo el sentido para todos los grupos de interés afectados por nuestras operaciones, y para las comunidades de nuestras zonas de influencia. Estamos en esa línea. Ahora hay mucho más conocimiento y claridad, y un compromiso más fuerte de los empresarios de hacer más por el país. Se puede hacer un mea culpa, sí, pero de ahí a que nos hagan sentir vergüenza por ser empresarios, por crear valor, empleo, generar crecimiento económico, oportunidades excelentes para reducir la pobreza, hay mucha distancia. Creo que en lugar de sentir vergüenza lo que hay que sentir es absoluto orgullo por todo lo que hemos hecho por el país y en aras de su desarrollo. El desarrollo del país, más allá de los mensajes populistas, no es posible sin la existencia de la inversión privada y de inversionistas que apuesten por el país.

El presidente del BCR comentaba que si bien las expectativas empresariales se mantienen en un rango pesimista hace bastante tiempo, los empresarios opinan que a sus empresas en sus respectivos sectores sí les irá bien. Sin embargo, al hablarles de la economía peruana su expectativa cambia y va hacia el pesimismo. ¿Cómo ve ese contraste?

Por un lado no hay contradicción. Lo que hay es un corto plazo y un mediano plazo. En el corto plazo, lógicamente antes de la pandemia hubo una recuperación del consumo, de los servicios, como consecuencia de pasar del aislamiento a la presencialidad y a reiniciar las actividades. Eso ha hecho que algunos negocios empiecen a recuperarse o recuperen sus niveles prepandemia. Pero no es otra cosa que un regreso a las condiciones prepandemia. Los empresarios estamos comprometidos a seguir operando porque tenemos un compromiso con nuestros clientes y consumidores. Pero eso no nos puede engañar del hecho de que en la trayectoria en la que estamos, la situación se está deteriorando muy rápida y profundamente. Lo que nos preocupa a todos en este momento es la situación del país y lo que significa la sostenibilidad del país. Esto no tiene que ver solo con los empresarios, sino con todos los peruanos.

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