Ciudad de México — La proliferación de alojamientos disponibles a través de Airbnb está encendiendo las alarmas de algunos inquilinos en Ciudad de México que argumentan que la plataforma ha favorecido el encarecimiento de las rentas y que cada vez más haya menos oferta de vivienda en renta para los habitantes locales.
La discusión se ha enardecido luego de que el 25 de octubre el Gobierno de la Ciudad de México y la UNESCO firmaran un acuerdo con Airbnb para promover a la capital mexicana como un centro global para trabajadores remotos, comúnmente conocidos como nómadas digitales.
El objetivo de la alianza, según los involucrados, es convertir a la Ciudad de México en la capital del turismo creativo en América Latina, buscando promover nuevos atractivos turísticos e incentivar el surgimiento de micro y pequeños emprendedores en zonas y corredores no tradicionales.
Sin embargo, la organización civil Habitat International Coalition AL, que trabaja por los derechos humanos relacionados con el hábitat y la justicia social, asegura que esta dinámica impulsa procesos de segregación.
Esta organización latinoamericana considera que el impulso de Airbnb y la llegada de nómadas digitales está fomentando el fenómeno de la gentrificación, es decir, el proceso de rehabilitar y urbanizar una zona deprimida o deteriorada, para aumentar su valor de renta.
La gentrificación es uno de los factores de expulsión de habitantes locales en las ciudades de todo el mundo. A esto se le añade la especulación con los precios de la vivienda y los grandes inversionistas que sacan provecho de las rentas.
En el mundo, la gentrificación incrementa hasta 50% la renta de un inmueble, como se estima en el documental Push, dirigido por el cineasta y periodista sueco, Fredrik Gertten, quien investiga por qué ya no es posible vivir en las ciudades como local.
Según un manifiesto impulsado por Habitat International Coalition AL, este incentivo para Airbnb provocará que los inquilinos que rentan vivienda sean desplazados por los altos costos de la vivienda, a consecuencia de la demanda de estos nativos digitales, o por sus arrendadores, que comienzan a mostrar una preferencia por rentar sus propiedades a nativos digitales y ganar más dinero que si las rentan a sus actuales inquilinos al mes.
Luis Felipe González Huerta, maestro y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana, dijo a Bloomberg Línea que no se puede hablar de un fenómeno de gentrificación generalizado.
“Si hacemos un zoom out, estas estancias de corto plazo están totalmente concentradas en las inmediaciones de Paseo de la Reforma y eso no es el total de la Ciudad de México, no están en la Portales o en la Narvarte -dos colonias populares de la capital mexicana-”, dice el académico.
Sin embargo, Habitat International Coalition AL considera que la alianza con Airbnb puede ser “un duro golpe” a la lucha por legislaciones que contemplen la vivienda como un derecho humano “y no como una mera mercancía”, por lo que busca que exista una regulación como ha ocurrido en algunas ciudades del mundo.
Airbnb y las regulaciones en el mundo
Desde 2012 ciudades como San Francisco, París, Berlín, Ámsterdam o Barcelona han observado cómo la proliferación de alojamientos disponibles a través de Airbnb incrementan el costo de la renta de viviendas y desplaza a los habitantes locales, pues la proliferación de espacios de rentas de estancias cortas impiden que haya oferta de alquiler de larga duración.
Rosalba Loyde, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), experta en temas de vivienda y ciudad, dijo a Bloomberg Línea que en México el fenómeno de las altas rentas a causa de Airbnb se está repitiendo y que con la alianza se puede acelerar.
La iniciativa para atraer nómadas digitales, dice la también académica del Tecnológico de Monterrey, va a aumentar la competencia por conseguir una renta entre los inquilinos de larga estancia, de renta tradicional, con la de renta de corta estancia, de tal manera que los costos van a aumentar más en las zonas donde ya es cara la vivienda en el centro de la Ciudad de México.
Con una promoción de la plataforma Airbnb, se verán afectadas sobre todo en zonas aledañas a la alcaldía Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Benito Juárez, donde se da mayor concentración de estancias de Airbnb.
Alemania fue uno de los primeros países en regular el mercado de las estancias cortas. La capital alemana, Berlín, se enfrentó a la compañía californiana cuando las rentas de los departamentos se incrementaron un 8% entre 2012 y 2013.
Desde abril de 2016, no fue posible alquilar apartamentos enteros en Alemania, solo habitaciones y siempre que el propietario del apartamento estuviera presente. Si alguien violaba la regla era acreedor a multas de hasta 100.000 euros. Dos años más tarde, en 2018, se modificó la ley y ahora se puede alquilar un apartamento a turistas para estancias de corta duración y otras propiedades hasta un máximo de 90 días al año.
En 2018 París, Francia, también puso una legislación contra este negocio. Únicamente se puede alquilar la vivienda personal a turistas un máximo de 120 días al año. Además, la persona que tenga en propiedad más de una vivienda en la ciudad debe, o bien alquilarla por un periodo de un mínimo de un año a un único inquilino o registrarla como local comercial y hacer la misma declaración que un empresario.
Un año después, España también puso reglas para Airbnb para evitar el encarecimiento de la vivienda. Un estudio del Instituto de Economía de Barcelona, reveló que la presencia de Airbnb en la ciudad española había tenido un impacto directo en el mercado residencial encareciendo un 19% los precios de compraventa y un 7% los del alquiler entre 2012 y 2016 en las zonas con mayor presencia de esta plataforma.
Barcelona ha sido una de las ciudades que más ha enfrentado a las plataformas de rentas de corta estancia.
Loyde dijo que la normativa en la ciudad española prohíbe que un edificio tenga más del 20% de departamentos destinados a Airbnb y opina que si se regula en México esta podría ser una medida a considerar.
En 2019 el Ayuntamiento de la capital de España aprobó el Plan Especial de usos del Hospedaje (PEH) para preservar el uso residencial del centro urbano y controlar las actividades económicas relacionadas con el hospedaje situadas en los edificios de la ciudad.
España ahora exige una licencia para ejercer la actividad de anfitrión en Airbnb. Además, el Plan Especial español diseñó en anillos concéntricos zonales para descentralizar los pisos turísticos compensando la dinámica demostrada por el mercado en las áreas residenciales centrales.
Estas regulaciones han mantenido la inflación de los precios de las rentas en las grandes urbes.
En México, dice Loyde, se tendría que regular este mercado, ya que más del 50% de las estancias que se ofrecen en Airbnb son departamentos y casas completos en las zonas donde los nómadas digitales compiten con los inquilinos que buscan renta tradicional.
La regulación tendría que formularse sin dejar de lado la derrama económica que tienen este tipo de plataformas en los propietarios individuales y en el comercio local, dice Loyde.