Bogotá — Brasil eligió este domingo al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo presidente del país con un proyecto político que se centra en la “reconstrucción” de la mayor economía de la región, una fuerte agenda social para luchar contra el hambre y la pobreza, así como una estrategia para revitalizar a la Amazonía.
La mayor economía de Sudamérica definió su futuro político entre dos visiones de país totalmente opuestas, en medio de la alta polarización que afrontó Brasil en el contexto de la campaña electoral, en la cual incluso se difundieron noticias falsas sobre Colombia.
Una de las más recientes fue divulgada por el pastor André Valadão, quien en su cuenta de Twitter compartió una publicación en la que se indicaba que durante el Gobierno del izquierdista Gustavo Petro se había dado aval al matrimonio con menores de 14 años.
En 2021 la Corte Suprema de Justicia sí avaló la unión libre entre jóvenes mayores de 14 años, pero aclaró que el matrimonio deberá ser consentido por los padres. Contrario a lo que decía Valadão esto no ocurrió en la Administración de Petro, sino en el Gobierno de derecha de Iván Duque (2018-2022).
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Brasil es un mercado estratégico para Colombia y en lo corrido del año hasta agosto ese fue el tercer destino de las exportaciones de bienes no minero energéticos colombianos con una cuota del 5%. Esas exportaciones totalizaron US$802,6 millones entre enero y agosto pasado, lo que supuso un crecimiento del 12%, de acuerdo a un análisis del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, con base en las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Lula, quien ya gobernó entre 2003 y 2010, completa el bloque de izquierda en Sudamérica que ya dio un giro político con las elecciones recientes de Gustavo Petro como presidente de Colombia y de Gabriel Boric en Chile, con lo que se espera que el multilateralismo se fortalezca en la región de cara a los retos que podría traer una posible recesión mundial.
Gabriel Jiménez Peña, director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, explica a Bloomberg Línea que con la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva Colombia puede esperar mayores flujos comerciales y “particularmente un nuevo proyecto de integración equivalente a una especie de Unasur 2.0″.
El académico también destaca la eventual creación de un bloque regional alineado hacia políticas de izquierda y probablemente más confrontacional con EE.UU., según opinó.
Por su parte, Matías Franchini, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, coincide en que la elección de Lula podría acercar a ambos países ante la clara afinidad política e ideológica de ambos.
“La visión de mundo que tiene Petro es mucho más cercana a la de Lula, comparte ciertas simpatías por la trayectoria de la izquierda latinoamericana (…) pero el primer punto positivo para Petro es tener a otro gobernante de izquierda en la democracia más importante de América Latina”, dijo en entrevista con Bloomberg Línea.
Para el académico, esto podría reflejarse en un discurso más unificado en la región, aunque considera que no es del todo claro si esto podría “cuajar en un proceso de integración más profundo”.
“En todo caso, América Latina durante la Marea Rosa tuvo países con afinidad ideológica muy fuerte de izquierda y aparte con buenos precios de commodities y una economía internacional en muy buenas condiciones y eso no terminó en un proceso profundo de integración. Entonces, me cuesta pensar que fuera del discurso haya un proceso de integración profundo en América Latina, aún cuando haya Gobiernos de izquierda porque en buena medida estos países van a sufrir, Colombia está sufriendo, Chile está sufriendo, Argentina está sufriendo siempre, las consecuencias económicas de la pandemia, después de la inflación y lo que está pasando con la guerra de Rusia en Ucrania”, apuntó Matías Franchini.
La agenda ambiental
Un punto en el que podría haber consenso entre Colombia y Brasil con la llegada de Lula es la agenda ambiental, y particularmente, con la protección de la Amazonía.
Franchini considera que este podría ser el aspecto en que probablemente haya más posibilidades de cooperación entre Colombia y Brasil, pero también con otros países amazónicos, para hacer un plan más consistente que el Pacto de Leticia.
Los ejes podrían girar en torno a la protección del bosque, pero también de comunidades indígenas, de liderazgos ambientales, de combate al crimen organizado y común, que “es muy fuerte en la Amazonía en estos momentos”.
La mayor interrogante se centra ahora en cómo se podría desarrollar esta agenda en términos prácticos teniendo en cuenta la fortaleza de la oposición en el Congreso con la que tendrá que lidiar el nuevo presidente brasileño, lo que podría limitar la capacidad de Lula para establecer mecanismos de protección de la Amazonía más fuertes.
Las dudas sobre la transición energética
Ya frente a la transición energética, Franchini manifiesta que el plan de Petro no va a encontrar un soporte en Lula, quien “ya ha manifestado que abandonar los combustibles fósiles no es viable para los países latinoamericanos”.
“Lula durante sus gobiernos y después en la continuidad con Dilma Rousseff (2011-2016) invirtió muy fuerte en Petrobras, en la exploración de petróleo, entonces es muy difícil pensar que Lula apoye la agenda de desfosilización que está apoyando Petro, lo que sí me parece que puede haber es también coincidencias de discurso y algunas cooperaciones en términos de incorporación de energías alternativas, que en Brasil ha sido rápida, particularmente de eólica y solar, y en Colombia no tanto”:
En una entrevista concedida a Time a principios de año, Lula da Silva se refirió a la entonces propuesta del candidato colombiano de conformar un bloque regional antipetróleo y cesar los contratos de exploración en el país andino.
Sobre esto contestó: “Mira, Petro tiene derecho a proponer lo que quiera. Pero en el caso de Brasil, esto no es real. En el caso del mundo, no es real”, ahondó el expresidente brasileño, quien por ahora no ve viable esta opción para su país.
“No, mientras no tengas energía alternativa, seguirás usando la energía que tienes”, contestó Lula a una pregunta sobre si sería posible detener la exploración petrolera.
El camino de Lula
Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT), forjó su carrera política como sindicalista en São Bernardo do Campo, en el estado de São Paulo.
Antes de llegar a la Presidencia del país, Lula da Silva fue obrero metalúrgico y como líder sindical chocó de frente contra la dictadura militar (1964-1985), que lo encarceló por liderar una masiva huelga.
El proyecto del líder de izquierda se centró a lo largo de la campaña en destacar los éxitos de su pasada Administración, al mismo tiempo que hizo énfasis en que podría aumentar los impuestos a los más ricos y que buscaría eliminar el techo de gasto -que se adoptó como una reforma a la Constitución – para poner “al pueblo en el presupuesto”.
Asimismo, ha dicho que no buscará privatizar las empresas estatales, pues estas serán ejes en su proyecto político.
Luiz Inácio Lula da Silva, de 76 años, fue encarcelado por presuntos hechos de corrupción en el marco de la operación Lava Jato, que investigó una red en Petrobras.
En marzo de 2021, el Tribunal Supremo de Brasil anuló todas las condenas contra el exmandatario por errores procesales y le devolvió sus derechos políticos tras haber permanecido durante un año y medio en prisión.
Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía de Brasil podría crecer un 2,8% este año y en 2023 solo un 1%.