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Lula es el nuevo presidente de Brasil. Es la tercera vez que el político de izquierda llega a la Presidencia de ese país, que tiene como el gran reto de reactivar la mayor economía del país. Con el 98.91% de las votos escrutados, Lula obtiene 59.630.140 votos, con el 50,72% de la votación y Jair Bolsonaro tiene 57.675.427 votos, el 49.17% de la votación.
Desde 1989, ninguno de los candidatos más votados en la primera vuelta ha perdido en la segunda. El favoritismo del ex presidente había sido registrado por las encuestas electorales desde el día siguiente a la primera vuelta.
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Lula, de 77 años, que gobernó Brasil entre 2003 y 2011, se ha apoyado en los recuerdos de la prosperidad del pasado, y ha promovido su experiencia previa en el cargo como un medio para curar las profundas divisiones de la nación y acabar con el hambre.
Bolsonaro, de 67 años, un ex capitán del ejército temeroso de Dios, cuyo estilo se compara a menudo con el de Donald Trump, cuenta con un gran apoyo del poderoso sector agroindustrial de Brasil y de la comunidad evangélica. Promete llevar los valores cristianos a las altas esferas del poder y reducir los trámites burocráticos para estimular el crecimiento.
Jornada tensa, pero tranquila
El enfrentamiento entre las dos personalidades políticas más importantes del país ha dado lugar a una contienda amarga, y a veces violenta, que ha suscitado la preocupación de las autoridades electorales y los aliados internacionales. Los primeros indicios sugieren que la tensión puede haberse trasladado a la jornada electoral.
Durante la jornada, los medios de comunicación locales informaron de que la policía detuvo los autobuses en algunas ciudades del noreste, lo que dio lugar a acusaciones de que había un intento de impedir que los votantes llegaran a los colegios electorales. El diario Folha de S.Paulo informó de que había más de 500 paradas hasta las 12:35 horas, un 70% más que en la primera vuelta.
Alexandre de Moraes, el presidente del tribunal electoral del país, ordenó al jefe de la policía de carreteras de Brasil que explicara por qué está realizando operaciones en el transporte público, cuando el tribunal las había prohibido el día de la votación. Más tarde dijo que no se impidió a nadie emitir su voto y que nunca se planteó ampliar el horario de votación.
Ambos candidatos alegan que su oponente hará un daño irreparable a la mayor economía de América Latina. Bolsonaro afirma que su rival de izquierdas lanzará a Brasil por un camino como el de Venezuela o Nicaragua. Lula dice que el presidente de extrema derecha vaciará las instituciones democráticas si se le concede otro mandato de cuatro años.
¿Qué dicen las encuestas?
Los sondeos previos a la votación del domingo mostraban a Lula con una ligera ventaja, pero Bolsonaro sorprendió a los encuestadores con una actuación más fuerte de lo esperado en la primera ronda de la votación del 2 de octubre. Desde entonces, ha tratado de mejorar su posición lanzando una serie de medidas económicas de última hora, y se ha visto ayudado por la mejora de las perspectivas económicas.
Pero una serie de errores de campaña, incluyendo un incidente violento en el que un antiguo legislador y aliado incondicional del presidente disparó un rifle y lanzó granadas a la policía, minaron el impulso de Bolsonaro en la última semana de la carrera.
Días antes de la votación del domingo, Bolsonaro intensificó los ataques a las autoridades electorales, alegando que su campaña no estaba teniendo un acceso equitativo a las ondas, avivando los temores de que podría estar planeando impugnar la votación. Anteriormente ha dicho que no renunciará si el fraude afecta a los resultados, estableciendo una posible repetición de lo que siguió a las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos.
Sin embargo, el viernes por la noche el presidente dijo que respetará el resultado y que quien obtenga un voto más ganará las elecciones.
Tanto el actual presidente como el anterior terminaron sus campañas en estados muy poblados del sureste. Lula y Bolsonaro votaron en la madrugada del domingo. El izquierdista emitió su voto en Sao Bernardo do Campo, un suburbio de Sao Paulo, donde lanzó su carrera política como sindicalista. Bolsonaro votó en una escuela militar de Río.
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