Bogotá — El dólar ha mantenido un rally en las últimas semanas que amenaza con poner más presión sobre la inflación y la deuda externa colombiana, que se compensa en parte con el valor de las exportaciones que realiza el país en este contexto en el que la moneda estadounidense ya tocó los $5.000.
El peso colombiano (COP) ha sentido las presiones externas derivadas por mayores tasas de interés en el mundo para contener la escalada de la inflación, la persistente guerra en Ucrania que sigue desafiando la cadena de suministro global y el recorte de la producción de petróleo por parte de la OPEP+.
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“Por cada 1% de depreciación del COP, la deuda/PIB aumenta en 0,13 puntos porcentuales (en igualdad de condiciones). Así que si el COP se deprecia relativamente al USD en un 10%, la deuda/PIB sube en un 1,3% del PIB”, afirmó en entrevista con Bloomberg Línea el gestor de carteras del equipo de Deuda de mercados emergentes en monedas fuertes de Janus Henderson, Thomas Haugaard.
En este sentido, el vocero de este grupo de gestión de activos señala que aproximadamente el 35% de la deuda de las administraciones públicas está en moneda fuerte o indexada a la moneda extranjera.
Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública de la Universidad del Rosario, coincide en que la depreciación inevitablemente tendrá un impacto en la inflación por el hecho de la dependencia que tiene el país sudamericano en la importación de insumos, sobre todo en los agronegocios.
“Igualmente, el componente que comienza a complicarse es el monto de la deuda pública” y esto produce que “el presupuesto se queda deficitario en esos rubros e implica desde luego pensar en unos recursos adicionales para tratar de cubrir esos recursos”, señala.
Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, complementa en conversación con este medio que efectivamente “la deuda que el país tiene en dólares cada vez se está encareciendo más. Eso está haciendo que no solo la deuda externa del Estado, sino la de todos los colombianos, sean empresas o personas naturales que viajen y gasten con tarjeta de crédito, salga mucho más costoso”.
“Eso definitivamente hay que evitarlo, tanto así que el ministro de Hacienda (José Antonio Ocampo) aseguró que por ahora el Gobierno no iba a endeudarse en el exterior precisamente por esa recesión”, dice.
Munir Jalil, jefe de investigaciones Económicas para la Región andina en el banco de inversión brasileño BTG Pactual, coincide en afirmar que en el entorno actual se le complica la vida al Gobierno en términos de indicadores de deuda.
“La deuda externa multiplicada por $5.000 versus multiplicada antes por $4.500 era otra historia. Esa depreciación grande que hemos visto en un mes claro que va a hacer que la deuda total del país se incremente. No solo eso, sino que indicadores como nuestro PIB en dólares va a tener una caída significativa”, dijo Munir Jalil.
El jefe de investigaciones Económicas en BTG Pactual se concentra en la deuda externa y dice que la depreciación del peso colombiano imprimirá más presión en los pagos que debe hacer el Gobierno, amortizaciones, entre otros.
Hasta julio pasado, la deuda externa del país se ubicaba en US$176.098 millones, un 50,7% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo a las últimas cifras disponibles del Banco de la República.
“En el neto, lo que siempre nos ha dicho el Ministerio de Hacienda es que con la depreciación pierde un poco (el país), en términos de lo que le entra versus lo que le sale, en términos de lo que debe pagar por deuda, se le sube un poco más”, apuntó Jalil.
Thomas Haugaard, por su parte, señala que en el lado positivo, dado que las exportaciones de petróleo se liquidan en dólares, “Colombia goza de cierto aislamiento frente a un dólar más fuerte en términos de mayores ingresos públicos (en moneda local) procedentes de las regalías (Ecopetrol) cuando el dólar se fortalece”.
“La relación de intercambio ha sido muy positiva para Colombia, sobre todo por la subida del precio del petróleo”, apuntó.