Bogotá — La economía colombiana no atraviesa por su mejor momento. Si bien el PIB crecerá con fuerza este 2022 todo el entorno está dado para que en 2023 la realidad sea otra. La inflación no deja de crecer, el desempleo no mejora a la velocidad deseada, el dólar se ha convertido en un tormento y ahora, la ola invernal amenaza con hacer todo mucho más difícil.
Los alimentos han sido el principal motor de la inflación en lo que va este año. Llegaron a registrar incrementos de hasta el 26% y en algunos productos específicos ha sido, incluso, mayor al 100%, como es el caso de la cebolla, por citar alguno.
Desde mediados de septiembre inició una nueva temporada de lluvias que no solamente tiene en aprietos a pequeños agricultores, sino que, además, está agregando más presión a los precios, con el agravante de una menor calidad y oferta.
“En la sabana de Bogotá ha llovido mucho, incluso con granizadas. En Cota cayó una granizada que dañó muchos cultivos de hortalizas de hoja y los productos están llegando a Corabastos con un muy alto grado de humedad. Los precios comienzan a fluctuar, hoy tenemos bultos de arveja de $350 mil, pero también de $200 mil y $250 mil, eso obliga a los comerciantes a desgranarla”, explicó Luis Hernando Ruiz, jefe de Mercadeo de la Central de Abastos de Bogotá.
Pero las lluvias no son exclusivas del centro del país, desde varias regiones se reportan problemas por el invierno, con afectaciones en la producción.
Orlando Arévalo, un productor de papa en Nariño explica que el clima ha sido hostil durante todo el 2022 para los productores del tubérculo, primero, por las heladas, y ahora por el invierno.
“”Nos ha ido muy mal con el invierno. Primero nos dio muy duro el verano en Nariño, desde agosto tuvimos heladas y casi todo septiembre, pero desde el 20 comenzaron las lluvias y ahora están terribles”, expone el agricultor.
Ríos, de Corabastos, dice que “hay preocupación por productos como el banano criollo. El agua está haciendo acelerar la recolección en Tolima, Cundinamarca y el Huila”.
Además, frente a cultivos de papa de la sabana asegura que “hay que mirar en qué estado se encuentran, porque si apenas están creciendo, pues se mueren. Lo otro que puede suceder es que en cultivos como el de la papa, la arveja o la habichuela se genere que se aceleran los procesos de recolección. Eso hace que los precios de los alimentos comiencen a fluctuar con mucha fuerza”, dice.
“Los cultivos que vienen de verano tienen problema en compactación de suelos y eso afectará la producción, se queda pequeña la planta y a eso se le suman los insectos por la gran cantidad de humedad de ahora. Vamos a tener una afectación y muy baja producción, y hay lotes en etapa de floración y con la cantidad de lluvia se maduran mucho más rápido y eso implica que el producto va a disminuir, no vamos a tener papa tipo cero, por ejemplo”, agrega Orlando Arévalo quien además, dice que los precios comenzaron a subir desde septiembre, por lo cual los campesinos que dejaron de sembrar papa ante los bajos precios de inicios de año están volviendo a sembrar “pero ahora estamos viendo es escasez de semillas”.
A todo esto, se le suma el nivel récord al que está llegando el dólar en Colombia, lo cual nuevamente tiene los precios de los fertilizantes alrededor de los $300 mil por bulto, un 30% por encima de lo que compraban los agricultores entre mayo y julio.
Finalmente, sobre los efectos del invierno en la producción agropecuaria Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia explica que “depende de la zona. Es muy difícil tener una cifra detallada de animales o hectáreas afectadas. Lo que me ha manifestado la gente es la preocupación de lo que pueda pasar de aquí a diciembre, Eso nos coge en época de cosecha y de alistamiento para las cosechas del primer trimestre del próximo año”.
“Lo que pasa es que como llueve en todo el país pues todo el mundo está estresado, papa, arroz, frutales, todos están muy estresados porque ya se están viendo unas precipitaciones inusuales, no solo porque llueve sino porque está lloviendo muy duro, y lo que sucede es que con la lluvia se da una saturación de agua y eso puede generar enfermedades a los cultivos, y si ya es una lluvia, de esas terribles, pues lo que puede suceder es el desbordamiento de una quebrada y se le inunda todo el cultivo”, agregó el directivo gremial.
