Bogotá — Se sabía que con la llegada de Gustavo Petro al poder en Colombia habría cambios drásticos en varios frentes, pero en especial en cuanto al económico y al social. Prueba de ello es que en campaña nunca ocultó sus planes para Ecopetrol, la empresa más grande del país y en la que el Estado es dueño del 88,45%.
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Desde los primeros meses del año, cuando la contiendo electoral aún estaba viva, Petro aclaró que Ecopetrol sería el eje central de la transición energética que tenía pensada para Colombia, y también en campaña, y ahora como presidente, ha insistido en que en el país no se firmarán nuevos contratos de exploración petrolera, aunque también ha sido enfático en que los que ya están firmados se respetarán en su totalidad.
Sin embargo, los críticos de esa decisión (no firmar nuevos contratos) explican que la transición energética, para hacerse bien, requiere de las energías fósiles como el gas y el petróleo, pues estas serán las que respalden las energías limpias del futuro.
Uno de ellos es el exministro de Minas y Energía, Diego Mesa, quien asegura que “No existen contratos sólo de exploración o de explotación. Todos los contratos tienen fases: exploración (6 años), evaluación (2 años) y producción (24 años)”.
Con esa precisión asegura que “Los contratos de exploración y producción que se firmen hoy son la producción del mañana. Si hoy se suspende la firma de nuevos contratos, implícitamente se acaba la producción futura”. Incluso recordó que cuando asumió el Gobierno de Iván Duque Colombia solo tenía reservas de crudo y gas para 5 y 8 años, respectivamente y que fue la firma de nuevos contratos lo que permitió incrementar los niveles de reservas.
¿Cambio de rumbo?
Durante los últimos años Ecopetrol ha venido dando pasos hacia las energías limpias. Uno de ellos fue la compra de Interconexión Eléctrica S.A. (ISA), empresa que será clave en dicha materia durante los años venideros.
Y precisamente los artífices de dicha transformación al interior de la empresa han sido, por un lado, Felipe Bayón, presidente de la empresa, y por el otro una Junta Directiva que ha estado alineada con el propósito de crear una empresa más sólida.
No obstante, dejarán de hacer parte de dicho órgano varios directivos, uno de ellos el que fuera la mano derecha de Iván Duque en muchos frentes, primero en campaña y luego en el Gobierno, Luigi Echeverri, pero también dejarán la Junta Germán Quintero, Cecilia María Vélez y se ocupa el renglón de Juan Emilio Posada, quien fue elegido por la Junta de Ecopetrol como presidente de Interconexión Eléctrica S.A., nombramiento en el que Echeverri también tuvo una fuerte injerencia.
Los nuevos nombres que entrarán a hacer parte de la Junta Directiva son: Gonzalo Hernández Jiménez, Mónica de Greiff, Gabriel Mauricio Cabrera, Saúl Kattan y Sandra Ospina, varios de ellos son viejos conocidos de la administración Petro pues con algunos trabajó cuando fue alcalde de Bogotá.
El momento de Ecopetrol
Ecopetrol por lo pronto, con corte a 30 de junio, está registrando su mejor año en cuanto a lo financiero. Terminó el primer semestre con ganancias superiores a los $17 billones lo que ya es una récord en materia de beneficios, de tener un resultado similar en la segunda parte del año los dividendos que recibiría la Nación en 2023 podrían estar por el orden de los $13 billones.
No obstante, expertos aseguran que el flujo de caja de Ecopetrol ya está bajo presión, ya que su principal accionista, el Gobierno colombiano, retrasa los pagos del fondo de estabilización de los precios de los combustibles, y puede sufrir aún más si entran en vigor los cambios de política propuestos.
Dicen que en el corto plazo se espera que Ecopetrol registre una mejora significativa en los beneficios de un año a otro, pero su flujo de caja se estancará a medida que aumenten las cuentas por cobrar del fondo. La rápida devaluación del peso colombiano puede afectar a los márgenes de la empresa y debilitar aún más el flujo de caja en el trimestre.
No hay que perder de vista que el dólar en Colombia está más fuerte que nunca antes y que los mensajes contradictorios del Gobierno en torno a controles de cambios, cumplimiento de regla fiscal y exploración petrolera siguen generando incertidumbre y volatilidad en la divisa.
Acción desinflada
Al cierre del Gobierno pasado la Junta en conjunto con la administración de Felipe Bayón adelantaban ante la Superintendencia Financiera los papeleos necesarios para salir al mercado a colocar acciones por casi el 9% de la compañía.
La Nación ya cuenta con el visto bueno del Congreso colombiano para enajenar una participación total del 20% de la compañía, sumadas las emisiones de inicios de milenio y del 2011 ya se privatizó el 11,4% de la compañía y el porcentaje restante permitido para vender en bolsa es igual al 8,6%, aproximadamente.
No obstante, no es un secreto que Petro no es amigo de las privatizaciones. En su alcaldía de Bogotá se opuso a la venta de la ETB y en su momento se opuso a las ventas de Isagen y otras empresas durante las administraciones de Juan Manuel Santos e Iván Dique, por lo cual no sería raro que abandonara la idea de colocar las acciones que ya están autorizadas.
Por lo pronto los títulos de la petrolera acumulan una caída del 12% en lo que va del año, pero recientemente vivió su peor momento del último año. El 27 de septiembre tocó el nivel más bajo de 52 semanas y para encontrar su precio más alto del mismo periodo hay que retroceder hasta el 6 de abril de este año, antes de la primera vuelta presidencial, pero tras la elección del Congreso de la República.