Bogotá — De cerca de 1.250 firmas que obtuvieron licencias para la siembra de cannabis en Colombia “solo 960 mantienen algo de operaciones”, lo que se refleja en que menos del 1% del área licenciada está siendo sembrada en la actualidad, dijo en entrevista con Bloomberg Línea el presidente de la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis (Asocolcanna), Miguel Samper Strouss.
Esto sucede debido a las barreras regulatorias por un lado y por todos los trámites frente a las distintas instituciones que hay que hacer.
El gran inconveniente que tiene la regulación, según Asocolcanna, es que las empresas tienen que montar un andamiaje muy robusto, unos protocolos muy exigentes y costosos, antes de haber recibido ingresos.
“Entonces la fiscalización parte de la base de que los productores tienen que aguantar todo el proceso de preparación y adecuación antes de haber vendido un solo peso”, dice.
“La situación es compleja en términos de siembra porque hay 57.000 hectáreas licenciadas y un poco más de 532 sembradas. Es decir, menos del 1% del área licenciada está siendo sembrada en este momento”, detalló Samper Strouss.
Señala además que estas compañías son en un 95% microempresas, otro 4,7% son pequeñas y el 0,3% restante son medianas.
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“No existe ninguna firma que pueda ser catalogada como gran empresa en esta industria”, dijo el presidente de Asocolcanna; no obstante, en la industria compiten jugadores con capital extranjero y la participación canadiense tiene especial relevancia.
Para Samper Strouss, si bien hay unos retos enormes estos también “se traducen en unas oportunidades fantásticas para que esta industria florezca y amplíe la base de productores que están pendientes de entrar en la misma”.
Sobre los planteamientos del presidente colombiano, Gustavo Petro, sobre legalizar el cannabis en el país sin estas licencias, manifestó que ese sería “el mundo ideal”, que la producción “en cualquiera de sus utilizaciones y acepciones” no requiriera estas licencias.
“Ese es el mundo ideal, hacia allá tenemos que llegar como país; sin embargo, sí hay que dar unos pasos muy a conciencia para no ir a afectar la salud pública en ningún momento con productos derivados del cannabis”, afirmó.
En este sentido, explicó que “si bien el procesamiento, el cultivo y la distribución no deberían tener licencia en un mundo ideal, lo cierto es que sí se tienen que garantizar unos estándares de calidad y fitosanitarios” a los pacientes que utilizan estos productos para atender dolores crónicos u oncológicos.
“Lo cierto es que hoy esas barreras regulatorias están impidiendo, por ejemplo, el registro de medicamentos y fitoterapéuticos a base de cannabis. A la fecha solo hay cinco medicamentos que cuentan con registro Invima (del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos), de dos marcas, una de las cuales produce los medicamentos en el Reino Unido y la otra los produce acá, pero la materia prima es 100% importada”, manifestó.
Por lo anterior, lamentó que “los usuarios y potenciales pacientes colombianos no están pudiendo acceder a productos producidos acá”.
El ejecutivo también comentó que la no inclusión de estos medicamentos o fitoterapéuticos a base de cannabis dentro de los planes de salud ha derivado en que los pacientes, principalmente los de bajos o medianos recursos, no puedan acceder a estos y adquieran productos “más peligrosos y que sí generan adicción” como la morfina o ciertos opiodes.
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“Entonces es una paradoja, que nosotros teniendo una industria lista para salir al mercado, para ofrecer soluciones menos riesgosas a los pacientes colombianos, vean coartada esa posibilidad porque el sistema de salud solo está financiando en este momento en este momento productos que son de un riesgo mayor para los consumidores”, anotó.
Dijo que desde Asocolcanna le han manifestado estas preocupaciones al Ministerio de Salud y han encontrado “las puertas abiertas y mucha receptividad para trabajar y solucionar este tema”.
Precisamente, en los últimos días se conoció sobre el posible cierre de la clínica de tratamientos medicinales con cannabis Zerenia, que abrió en 2020 bajo la tutela de la compañía del sector Khiron Life Sciences.
La compañía se ha visto afectada presuntamente por aspectos burocráticos que generan barreras para que cientos de pacientes puedan recibir sus fórmulas magistrales dentro del sistema de salud colombiano.
Samper Strouss destacó que en el marco de esta situación es positivo que Khiron se haya sumado nuevamente a Asocolcanna para adelantar estas discusiones junto con el gremio.
“Nosotros nos trazamos una ruta de navegación que tiene tres puntos cardinales a los cuales tenemos que llegar y apuntarle en paralelo. El primero es permitirle el acceso a usuarios y pacientes en el país a productos colombianos y para esto tenemos no solo que conversar con el Ministerio de Salud sobre la posibilidad de que esto sea incluido en el plan de beneficios, sino también generar unas reglas de registro específicas, especialmente para fitoterapéuticos, a los cuales no se les exija lo que se les está exigiendo para los fármacos”, señaló.
Este punto también tiene en cuenta poder avanzar en la inclusión de CBD en alimentos y bebidas y en esa medida también considera indispensable discutir junto al Ministerio de Salud sobre la posibilidad de prescribir a la flor seca como producto terminado.
El segundo punto sería profundizar en la apertura de mercados internacionales y por último se plantea el fortalecimiento del gremio y consecuentemente de la industria, según Samper Strouss.
“Tenemos que unificar la voz para tener una interlocución sólida con el Gobierno, con el Congreso, con la opinión pública y tenemos adicionalmente que ver de qué manera podemos apoyar a los pequeños cultivadores que quieran entrar a la industria o que ya estén dentro de la industria, pero que no han podido expandir sus fronteras por falta de acceso a la tecnología, a la información”, concluyó.