Buenos Aires — La inversión estrella de 2022 atraviesa un período de estancamiento. La llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía, a principios de agosto, frenó el auge de los plazos fijos UVA y desde entonces la demanda por estos instrumentos que garantizan cobertura inflacionaria no repunta.
A pesar de que la suba de precios en la Argentina continúa en niveles récord ‒en septiembre la inflación interanual trepó a 83%, el nivel más alto en 30 años‒ los depósitos que garantizan cobertura inflacionaria llevan dos meses y medio en retroceso. ¿Los motivos? La expectativa de tasas positivas y los temores a una devaluación que aún no desaparecen.
El stock de plazos fijos UVA creció de manera exponencial en los primeros siete meses del año. Ya lo había hecho en 2021, año en el que cerró con un alza de casi el 190%. Luego trepó 6,2% en enero, 12,2% en febrero, 16% en marzo, 19,1% en abril, 15,6% en mayo, 16,3% en junio y 11,4% en julio, en todos los casos por encima de la inflación.
Así, durante los primeros siete meses de 2022 escaló de la zona de $164.000 millones hasta superar, al cierre de julio, los $405.000 millones. Un incremento del 147%. Pero en agosto, el rally se detuvo.
En el octavo mes del año, la cantidad de pesos alocados a plazos fijos UVA cayó 2,9% pese a que la inflación fue del 7%. Lo mismo ocurrió en septiembre, en el que la suba de precios fue del 6,2% y el stock de plazos fijos UVA cedió otro 2,5%.
Cambio de tendencia en los plazos fijos
Si bien lo cierto es que el stock total de plazos fijos UVA apenas representa el 5,5% del total de depósitos a plazo, y que en su momento de mayor esplendor apenas alcanzaron el 7,2% de ese total, el cambio de tendencia es notorio.
¿Qué pasó en el medio?
Sergio Massa tomó formalmente las riendas de la economía argentina el 3 de agosto, pero su desembarco ya era un secreto a voces al menos desde la última semana de julio. Por entonces, el país atravesaba un período de fuerte turbulencia cambiaria, en el que los dólares paralelos se habían disparado por encima de $330 y la brecha cambiaria superaba el 150%. Además, la economía argentina sufría por la escases de reservas netas del Banco Central (BCRA) y por una inflación galopante.
Massa tomó una serie de decisiones con las que pretendía apaciguar ese escenario de estrés cambiario: entre ellas, anunció el compromiso por llevar la tasa de política monetaria a terreno positivo en términos reales.
Así, la tasa mínima garantizada que deben pagar los bancos por los plazos fijos tradicionales ‒cuyo nivel está atado a la tasa de política monetaria‒ pasó de 53% a 61% de TNA a fines de julio, para luego volver a incrementarse a 69,5% a principio de agosto y a 75% en septiembre.
De esta manera, y por primera vez en el año, durante septiembre alocar pesos a plazos fijos tradicionales minoristas, a 30 días, dio rendimiento real positivo. El 6,25% de tasa mensual superó levemente a la suba de precios, que según reveló el Indec el pasado 14 de octubre, se ubicó en 6,2%.
¿Qué conviene más hoy: plazo fijo UVA o tradicional?
Martín Vauthier, director de Anker Latinoamérica, cree que “es probable” que estas sucesivas subas de tasas puedan explicar la reversión que se vio en las colocaciones en plazos fijos UVA. Es que según argumentó, en paralelo a esta caída, se observó también un aumento de los plazos fijos tradicionales, cuyo stock creció casi 11,9% en septiembre, duplicando así el ritmo de crecimiento promedio que mostraba en el año.
“Estas subas de tasas, que ya están bastante más cerca de la inflación, le permiten a los ahorristas acortar duration, bajar de los 90 días de plazo fijo UVA a 30 días del tradicional con una tasa ya más cercana a la inflación”, indicó. Sin embargo, recordó que “la inflación probablemente se mantenga en un piso elevado en estos meses”.
También a la conveniencia de acortar duration se refirió Joaquín Pastor, economista de P&L Advisors. Según expresó, “los inversores minoristas hoy están más defensivos” en lo que respecta al requerimiento de inmovilizar los pesos durante 90 días. Esto responde a que, si bien las expectativas de devaluación se postergaron en los últimos meses, los temores a un salto abrupto del tipo de cambio no desaparecen.
Por otro lado, recordó Pastor, las empresas no pueden hacer ese tipo de plazo fijo. Ocurre que si bien las entidades financieras están obligadas a ofrecer estas colocaciones para las personas humanas, la obligatoriedad no rige cuando se trata de inversores institucionales.
Sobre este último punto también hizo hincapié Amilcar Collante, de Cesur. El economista, incluso apuntó contra los bancos que “están haciendo lo posible para no ofrecer ese instrumento” y agregó: “No creo que no haya apetito por los plazos fijos que ajustan por UVA. Además, es muy marcado el estancamiento”.
Pese a ello, también señaló que “con la última medición del Indec se empardó el rendimiento en septiembre de la tasa de interés y la inflación”, por lo que “tuviste un mayor rendimiento en los plazos fijos tradicionales”.