Bloomberg — Giorgia Meloni está encaminada a convertirse en primera ministra italiana, luego de que el presidente Sergio Matarella le pidiera que forme gobierno. De esta manera, será la primera mujer en ocupar este cargo, y liderará el gobierno con mayor tendencia de derechas desde la Segunda Guerra Mundial.
Matarella le pidió formalmente a Meloni que forme gobierno este viernes en una reunión en el Palacio Quirinale tras la victoria electoral de su coalición. Meloni aceptó y tomará posesión el sábado.
Los inversores mirarán de cerca su desempeño en un momento difícil para Italia. Deberá dirigir la tercera economía de la zona del euro y su gigantesca deuda a través de una crisis energética agravada por la subida de las tasas de interés y la ralentización del crecimiento económico.
Meloni leyó la composición de su gobierno, eligiendo a Giancarlo Giorgetti como ministro de Economía. Giorgetti es una concesión, ya que es un legislador de larga data, una figura importante en el partido de la Liga de Matteo Salvini y un ex ministro de Desarrollo Económico en el gobierno de Draghi. También eligió a Antonio Tajani, del partido Forza Italia de Silvio Berlusconi, como ministro de Asuntos Exteriores y viceprimer ministro.
Tras la ceremonia de investidura, cuando Meloni suceda formalmente a Mario Draghi, se dirigirá a las dos cámaras del Parlamento para una votación de confianza que confirme que tiene mayoría.
La prima de rendimiento de la deuda pública italiana con respecto a la alemana, un barómetro del sentimiento en la región, apenas varió, situándose en 233 puntos básicos.
La coalición de Meloni -que incluye a su partido Hermanos de Italia, a Forza Italia del ex primer ministro Berlusconi y a la Liga de Salvini- la había designado como candidata a primera hora del viernes, superando las tensiones que habían surgido en las últimas semanas.
Según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional, la economía italiana se contraerá un 0,2% el año que viene, siendo uno de los dos únicos países de la zona euro que se enfrentan a una contracción de la producción, junto con Alemania. Gran parte de ello se debe a la dependencia de ambos países de los combustibles fósiles rusos.
Crisis energética
Italia ha gastado hasta ahora más de 66.000 millones de euros (US$64.300 millones) para proteger su economía de lo peor de la subida de los precios de la energía, y es probable que se necesite más. Uno de los primeros actos de Meloni como primera ministra será decidir cuánto dinero dar a las empresas y familias que siguen siendo perjudicadas por la crisis energética.
Durante la campaña electoral, Meloni se había comprometido a no aumentar el endeudamiento del país y tiene la suerte de contar con un colchón de gasto de 9.000 millones de euros dejado por Draghi para ayudar a hacer frente a las primeras emergencias.
Sin embargo, Meloni se ha visto presionada por su aliado Salvini y su partido para que gaste más para ayudar a los italianos a hacer frente a la situación. Queda por ver cómo se desarrollan las diferencias dentro de su coalición en los próximos meses.
Si las últimas semanas son una indicación, no será fácil. Desde su decisiva victoria electoral del 25 de septiembre, ha estado luchando por mantener su coalición en marcha.
Sabotaje
Primero tuvo que enfrentarse a un intento de Berlusconi de sabotear su elección para presidente del Senado la semana pasada, cuando sus legisladores de Forza Italia abandonaron el parlamento. Meloni consiguió elegir a su candidato de todos modos, recogiendo los votos desperdigados de miembros de la oposición.
Esta semana, Berlusconi continuó causando estragos cuando un mensaje de audio fue publicado por la agencia de noticias LaPresse en el que elogiaba al presidente ruso Vladimir Putin diciendo que había reavivado su amistad a través de regalos y cartas, y culpaba al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy de la invasión rusa.
Las declaraciones enfurecieron tanto a Meloni que amenazó con romper la coalición y no formar gobierno si sus aliados no se comprometían a apoyar a Ucrania junto con los socios de Italia en la Unión Europea y en la alianza militar de la OTAN.
Rusia invadió Ucrania en febrero tras haber reforzado su presencia militar en la frontera del país. Para justificar la invasión, Putin acusó al gobierno ucraniano de “genocidio” contra los rusos étnicos y los hablantes nativos de ruso en el Donbás, una acusación infundada que rechazan totalmente tanto Ucrania como Estados Unidos y la UE.
Estas tensiones ponen de manifiesto lo difícil que puede ser gobernar el país incluso con una amplia mayoría en el Parlamento. Es posible que tenga dificultades para que el gabinete apruebe más ayuda armamentística y económica a Ucrania, y es probable que surjan desavenencias en otros ámbitos.
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