¿Intervenir para frenar el dólar en Colombia? Alerta por lo que pasó en Argentina y Venezuela

Los casos de Argentina y Venezuela son los más recientes de control de capitales al imponer restricciones tanto a la compra de dólares como al pago de exportaciones

Para la doctora en Economía de la Universidad del Rosario Clara Inés Pardo el control cambiario genera un sistema ficticio sobre la oferta y la demanda.
20 de octubre, 2022 | 12:01 AM

Bogotá — En medio de las históricas subidas del dólar frente al peso colombiano (COP) de las últimas jornadas ha vuelto a resurgir en el país el debate sobre el control cambiario, lo que genera una fuerte oposición en la academia por cuenta de las experiencias que ya han tenido mercados como el argentino o el venezolano.

Colombia ya tuvo una experiencia cercana puesto que durante el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) se adoptó el Decreto 444 de 1967 que puso en vigencia un nuevo sistema cambiario.

De acuerdo a información del Banco de la República, este sistema intensificó la actividad del Emisor “en el control de los movimientos cambiarios, fundamentalmente en lo referente al manejo de los presupuestos de divisas y a la regulación de la oferta y la demanda de cambio extranjero”.

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No obstante, con la Constitución de 1991 este mecanismo fue eliminado, dejando atrás las medidas proteccionistas y permitiendo que el mismo mercado dictara la tasa de cambio en función de oferta y demanda.

En ese momento, Colombia afrontaba una crisis cambiaria derivada del desplome de los precios del café, su producto más emblemático, así como el estado negativo de sus reservas internacionales, entre otros factores.

“Los controles de capitales los han implementado varios países en épocas de crisis, por ejemplo, entre 2009 y 2011, Brasil, Corea del Sur, Tailandia, Indonesia, entre otros, introdujeron controles para desalentar el ingreso de capitales especulativos que temían impulsaría sus monedas a niveles no competitivos; sin embargo, esas medidas no fueron realmente efectivas y se tuvieron que desmontar. No encuentro argumentos a favor de control de capitales. Todos son contra”, dice en entrevista con Bloomberg Línea la economista jefa de IN ON Capital, Ana Vera.

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La economista manifestó que los casos de Argentina y Venezuela son los más recientes de control de capitales al imponer restricciones tanto a la compra de dólares como al pago de exportaciones.

En ambos casos, dice, “lo que se ha visto es un deterioro significativo de la confianza de las personas en las instituciones financieras y la misma moneda, lo que ha llevado a un manejo informal del dinero, pues tanto las personas como empresas temen que puedan perder sus recursos y, contrario a generar calma, lo que provoca es miedo”.

“Lo que los Gobiernos han hecho para proteger sus monedas es todo lo contrario. No se genera desconfianza o fuga de capitales cuando se atrae inversión y se fortalece la seguridad de los inversiones. Entonces, los pensionados, ahorradores y Estados invierten sus recursos en el país”, señala.

La posibilidad de aplicar un control de cambios también fue rechazada por el exministro de Hacienda (1990-1994) y exrector de la Universidad de los Andes (1995-1997), Rudolf Hommes, quien calificó estas acciones como “moda retro”.

“Todo lo que se ha conseguido desde que derogamos el control de cambios amenaza ahora volverse moda retro: control de cambios, crédito dirigido u no recuperado, prohibición de importaciones. Mercado negro, solamente hace falta la junta monetaria en el papel de Banrep”, dijo en su cuenta de Twitter.

La experiencia argentina

Presidente de Argentina, Alberto Fernández.

Argentina tiene un largo historial con los controles cambiarios y las primeras medidas se remontan a 1930 cuando el presidente de facto José Félix Uriburu adoptó restricciones a las transacciones con divisas.

Aun así, el término cepo cambiario se empezó a utilizar, de forma coloquial, solo hasta 2011 durante el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

La década del 90 en ese país marcó el período más extendido sin controles al movimiento de capitales, puesto que el presidente Carlos Saúl Menem sancionó la Ley de Convertibilidad que dio paso a la liberalización.

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No obstante, ya entrado el siglo XXI volvieron los controles cambiarios y tras la llegada al poder de Alberto Fernández en 2019 las restricciones se volvieron tan estrictas que diversos analistas coinciden en que el control actual es el más férreo de la historia argentina.

Actualmente, solo pueden comprar US$200 en el mercado oficial personas que cumplan un sinfín de requisitos. Y, para hacerlo, deben pagar un 30% de impuesto PAÍS más un 35% de adelanto de Ganancias.

Mientras que muchas compañías piden medidas cautelares para acceder al dólar importador, del lado del dólar turista también hay barreras y una importante carga impositiva en concepto de impuesto PAÍS (30%), adelanto de Ganancias (45%) y adelanto de Bienes Personales (25%).

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El impacto del control cambiario en Venezuela

Presidente venezolano, Nicolás Maduro

Durante la Presidencia de Hugo Chávez, en el 2003, se decidió implementar un riguroso control de cambio en el país, que de acuerdo a organizaciones como el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice) desembocó en un desequilibrio de todos los mercados de la economía venezolana, sumado a una profundización del modelo rentista petrolero y una depreciación de la moneda sin precedentes.

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Las divisas controladas a través de Cadivi, organismo creado por Chávez, y luego por Cencoex y Simadi, que fue el reemplazo desarrollado durante la era de Nicolás Maduro, provenían de los ingresos petroleros, creando una dependencia economía a estas exportaciones, que representaban en 2015 el 95% de las ventas al exterior del país, según datos del Banco Central de Venezuela.

Entre 2003 y 2016, el tipo de cambio además registró una depreciación del 525%, mientras la inflación se incrementó en ese mismo período en 37,606%, con una reducción al mínimo para el acceso al dólar oficial durante los últimos tres años en el período mencionado.

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Tras la crisis económica nacional, entre 2018 y 2019, la Administración dirigida por Nicolás Maduro dio un vuelco a la línea económica de los tiempos de Chávez y luego del megaapagón nacional en marzo de 2019 la dolarización se naturalizó en el país, junto a nuevos y grandes bodegones, lo que algunos analistas calificaron de ficción y uso de dinero mal habido.

La liberación no tan formal del control cambiario, en vigencia desde 2003, se fue dando en simultáneo a un acuerdo privado con empresarios y comerciantes para una flexibilización en los precios, que aunque no serían accesibles para toda la población, permitirían paliar la escasez y el desabastecimiento.

“Promueve la anarquía y corrupción fiscal”

Para la doctora en Economía y profesora de la Escuela de la Administración de la Universidad del Rosario, Clara Inés Pardo, el control cambiario genera un sistema ficticio sobre la oferta y la demanda que se presenta y por lo tanto opina que este ha tenido resultados poco favorables en los países en los que se ha implementado, ya que genera un tipo de “engaño a la economía”.

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“Este tipo de políticas se recomiendan en países con problemas económicos, fluctuaciones de sus reservas o en un caso extremo, declaraciones de guerra o cualquier eventualidad que atente contra el normal funcionamiento de la nación, lo cual no es el caso de Colombia”, dice la académica.

Por lo anterior, señala que “en muchos casos se considera una política desastrosa al promover la anarquía y corrupción fiscal”, fomentando un mercado paralelo al oficial en el que “el precio de la moneda es hasta 500% más elevado”.

Esto, a la larga, deriva en “un sistema ilegal ante los ojos del Gobierno”, opina Clara Inés Pardo.

En la misma vía, el economista jefe de la firma de inversiones Corficolombiana, Julio Romero, considera en conversación con Bloomberg Línea que el control es “una mala idea” puesto que las experiencias argentina, venezolana y de otros países muestran que los Estados no controlan los mercados y pueden generar consecuencias aún peores.

“Los controles de cambio generan mercados paralelos o no oficiales, no solo uno, sino que si usted mira cuál es la tasa de cambio en argentina no va encontrar un único precio. Al final, lo que sucede en un control de cambios es que los agentes que intervienen en ese mercado, osea, los que compran divisas, que en últimas somos todos, los exportadores, los importadores y los que viajan dentro del país, terminamos perdiendo la confianza en la moneda”, advierte Romero.

Para el economista jefe de Corficolombia lo único que demuestra el control de cambios es la incapacidad del Gobierno de generar confianza en el funcionamiento del mercado y va en contra de la confianza del peso colombiano.

En cambio, considera clave que Colombia entre a revisar las causas que generen ese estrés e incertidumbre en el mercado para comenzar a actuar en esos frentes.

“Uno como Gobierno a partir de medidas restrictivas, de control de precios, control cambiario, lo único que va a hacer es generar más miedo, destruir la credibilidad en la moneda y en el manejo macro. Entonces, yo creo que tiene que ir más bien a decir: ‘Bueno, si el mercado está mostrándome este síntoma, yo lo que buscaría es saber cómo hago para atacar de raíz el problema, no el síntoma, sino lo que lo genera, y yo creo que lo que lo está generando son las señales de política económica”, remató.

*Con informaciones de Juan Pablo Álvarez desde Argentina y Raylí Luján desde Venezuela