Buenos Aires — Una inflación anual que cerraría el 2022 por encima del 100%, la perdida del poder adquisitivo y la falta de estabilidad económica son algunos de los argumentos expuestos por quienes decidieron dejar la Argentina en busca de nuevos rumbos en Europa, a pesar de los desafíos que ello implica.
Actualmente, el éxodo de argentinos –que comenzó a sentirse a partir del 2018, pero que no cuenta con estadísticas oficiales– hacia otros puntos del mundo llegó incluso a ser motivo de polémica, lo cual se reflejó en el ámbito político, en un contexto en el que el ex presidente Mauricio Macri se expresó al respecto.
Con más de nueve años trabajando en el ámbito del derecho, cada vez ganaba menos.
Florencia Malcom, abogada, 30 años
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Mudanzas al exterior y los cruces en la política
“Me parte el alma el éxodo de los jóvenes argentinos que vemos todos los días. Se van frustrados por no poder desarrollar sus vidas acá mientras en otros países los esperan con empleo, estudio, vivienda, crédito y un futuro”, consideró el ex mandatario y líder de la oposición en su cuenta de Twitter.
El mensaje fue inmediatamente rechazado por el Gobierno de Alberto Fernández. Fue la directora nacional de Migraciones de la Argentina, Florencia Carignano, quien respondió a Macri mediante otra publicación en redes sociales.
Me di cuenta que lo que mis padres lograron, trabajando como docentes, no iba a suceder para mí.
Marina Pandolfi, comunicadora, 31 años
En ese sentido, contestó que entre 2016 y 2019 migraron 50 argentinos en promedio por día, mientras que entre 2020 y 2021, en plena pandemia, el número fue de 18 personas. Sin embargo, aclaró que “los argentinos no declaran el motivo al salir del país”.
El debate no quedó dentro de las fronteras argentinas: “No es casualidad que cada vez más argentinos vengan a vivir a Madrid, a vivir en paz, sin ver cómo todo lo que han conseguido es pisoteado por la máquina de la subvención”, polemizó en un foro la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien también recibió una respuesta por parte de la administración de Alberto Fernández.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística de España, en 2021 llegaron 32.933 argentinos a ese país, la máxima cantidad al menos desde 2008.
“Señora alcaldesa, ¿sabe cuántos inmigrantes españoles hay en mi patria, Argentina? ¿Sabe cuántos y cuántas vinieron para escapar de la violencia política y el hambre de su país, encontrando aquí paz, pan y trabajo? El peronismo y mi patria les abrazó. Sea agradecida”, cuestionó la senadora Juliana di Tullio.
Ola de argentinos en Europa
Florencia Malcolm tiene 30 años, es de zona norte, Buenos Aires, y optó por “poner los ahorros de toda la vida en juego” para mudarse. Ahora vive en el sur de Italia y está tramitando la ciudadanía. El plan es ir después a España, donde está su pareja, haciendo un MBA.
“Emigré de Argentina hace un mes, aunque la decisión ya la había tomado hace más de un año y, para llegar a ello, también estuve varios años hasta que me animé. Me fui por varios motivos, entre ellos, la situación del país. Siento que no hay salida y es muy difícil crecer”, opinó la abogada laboralista, quien también tiene un Master en Dirección Estratégica de RRHH y una Diplomatura en Relaciones Laborales.
“A nivel personal, aunque mejoraba mi posición laboral dentro de lo que estudié, con más de nueve años trabajando en el ámbito del derecho, cada vez ganaba menos, si me ponía a hacer la conversación en dólares, y cada vez mi plata alcanzaba para menos cosas, con lo que era imposible o realmente muy difícil poder comprar un auto, viajar al exterior y, ni hablar de una propiedad. Todas cosas cuyos valores en el mercado están en una moneda a la cual no podemos acceder”, contó.
Malcolm también apuntó a un motivo por fuera de la economía: “La inseguridad me motivó a emigrar”.
“Principalmente, lo que busco acá es obtener una estabilidad económica y un progreso a mediano plazo, sin romantizar Europa. Es decir, sin creer que todo es color de rosas. Sé que las cosas no son fáciles tampoco de este lado del charco, pero, en general, suelen haber mayores oportunidades, si uno está dispuesto a buscarlas y trabajar”, consideró.
“Por otra parte, siempre me gustó viajar y tengo muchas ganas de conocer el mundo. Me gusta la idea de que cuando tenga un trabajo estable pueda hacer escapadas a distintos lados a un bajo costo, lugares tal vez impensados, si no estuviese acá”, manifestó.
Marina Pandolfi tiene 31 años, estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y se fue de la Argentina en julio de 2021 por una oferta laboral: “Abrieron una oficina en el sur de España, en Málaga, y me pareció que era una buena oportunidad para aprovechar”.
A la hora de señalar las razones, en diálogo con Bloomberg Línea, apuntó en particular a “la poca posibilidad de proyectar a largo plazo que tiene la Argentina”. “Me di cuenta que lo que mis padres lograron, trabajando como docentes, no iba a suceder para mí. Ellos pudieron comprarse una casa en 1991 y, previo a eso, habían accedido a un departamento”, recordó.
“Para mí, la única forma de tener una casa propia iba a ser heredando”, señaló y también contó que parte de su familia se fue a vivir a Estados Unidos, con lo que estimó que poder viajar de visita seguido no iba a ser posible por los gastos que implicaba vivir sola en la Ciudad de Buenos Aires.
“Hay cosas que siempre se van a extrañar, pero también está bueno cobrar el salario y no correr a cambiarlo a otra moneda, la posibilidad de que te ofrezcan préstamos o hipotecas a intereses muy bajos, poder ahorrar e ir al supermercado y que las cosas cuesten lo mismo. Fue muy triste admitir que las cosas que pasaron para mis papás no iban a repetirse, por lo menos para mí y mi hermano”, insistió.
Camila Masalías tiene 26 años, estudió psicología y dejó Argentina porque era un objetivo que quería lograr: “Mi papá siempre me insistió para que terminara primero la universidad y luego me fuera con un título. Me recibí, empezaron los planes, compré mi pasaje y me terminé yendo a Alemania”.
“Mi hermana vive acá y eso creo que fue un factor que influyó bastante en mi decisión. Otro factor que incidió en venir a Alemania y no a España fue que allá hay una crisis económica y laboral, no es muy fácil conseguir trabajo. Hay pocas ofertas. La estabilidad económica en Alemania es algo en las que las chances son altas. El camino se torna más posible que imposible”, resaltó.
Al igual que Malcolm, además de remarcar la importancia de la estabilidad económica, Masalías apuntó también a la inseguridad: “No me sentía cómoda viviendo en un lugar en el que tenía que tener ocho mil ojos, sumado a que soy mujer, por lo cual se siente más”.
Los desafíos de vivir en el exterior
“Es difícil estar a un océano de distancia”, admitió Pandolfi. “De Argentina se extrañan muchas cosas, como los afectos. La primera sensación que tuve fue la de subirme al avión llorando y la de bajar con los ojos sumamente hinchados. Mi vida estaba en dos valijas. Llegué a Madrid y estaba rara porque sabía que no venía de vacaciones”, dijo.
Sin embargo, destacó: “En Málaga hay muchos argentinos. De hecho, en el supermercado encontrás yerba y dulce de leche”.
Por su parte, Malcolm coincidió en que crece la llegada de argentinos y, por ello, hay ciertas demoras en los trámites: “Yo ya estoy viendo el tema papeles para residir legal en España y también allí hay cada vez más argentinos. Se demoran cada vez más los trámites a realizar”.
Gonzalo, quien prefirió no dar su apellido, tiene 26 años y ahora vive en Bilbao, España. Es contador público y estudia administración de empresas. “Me fui porque tuve una oportunidad laboral, aunque ya tenía la idea de terminar la Facultad e irme”, sostuvo.
“Las cosas en el país no me permitían proyectar a futuro. Trabajaba en Argentina y tenía un buen sueldo, pero sabía que proyectar era casi imposible”, evaluó.
“Vivir en España no presenta dificultades a nivel idioma y venir con trabajo fue una dificultad menos, pero sé que es difícil por la experiencia de mis amigos. Uno empezó a trabajar de mozo, otro encontró un puesto en una empresa porque había trabajado en una multinacional, pero si no tenés esa chance, los trabajos más fáciles de captar son los de recepcionista, mozo o ayudante”.
Problemas para alquilar en Europa
A la hora de señalar las dificultades, Pandolfi analizó: “Lo que más pesa, primero, es irse. Creo que no es para cualquiera. La pasás bastante mal”. Además, hizo referencia a los obstáculos para encontrar un alquiler: “Estoy buscando departamento desde agosto y no encontré nada”.
“Sigue siendo barato el costo de vida acá, pero el alquiler está aumentando. Además, pueden llegar a pedir seis meses por adelantado por alquiler”, advirtió.
En tanto, Malcolm explicó: “Cuesta conseguir alquiler cuando aún no tenés un trabajo estable y, el tema es que se necesita el contrato de alquiler para poder hacer los trámites de residencia y después poder trabajar legalmente”.
“Lo mismo pasa acá, en Italia, para obtener la ciudadanía. Hay que venir con paciencia, hay muchas comunas colapsadas por la cantidad de argentinos. Hay que saber elegir dónde ir e investigar bien de antemano. Hay muchas estafas. Suele ser difícil obtener alquiler apto para fijar residencia, hay muchos pormenores a tener en cuenta y hay que venir preparados”, aseguró.
En Múnich, el alquiler también es un problema. “Es un caos. Pasé mucho estrés buscando mi segundo departamento. Cuando llegué, estábamos en pandemia, por lo que los chicos de las universidades no tenían que asistir presencialmente. Eso hacía que no hubiera tanta población en un lugar en el que hay mucho demanda y poca oferta, por lo que se torna una guerra”, contó Masalías.
“A un departamento podían aplicar cinco personas o familias y el dueño, obviamente, va a elegir solamente a una”, relató.
Desde Bilbao, Gonzalo coincidió en que hay dificultades para acceder a una vivienda. “Alquilaba una habitación para ahorrar gastos porque alquilar un departamento es carísimo. El sueldo de un joven de esta edad ronda entre los 1.000 y 1.500 euros. Eso permite vivir bien, pero no tenés mucho ahorro”, calculó.
La salud en el exterior
En cuanto a la salud, Pandolfi contó que “funciona bastante bien”, mientras aclaró: “Te asignan con tu tarjeta sanitaria un médico y enfermero en tu centro de salud más cercano a tu domicilio”.
“España viene tratando de privatizar un poco la salud pública. Cerraron varios centros de salud y la pandemia ha sobrecargado el sistema. En mi caso, tengo una prepaga y funciona bastante bien. Se manejan distinto en algunos casos. Por ejemplo, los controles ginecológicos son cada tres años y no anuales, luego de cierta edad, como en Argentina”, comparó.
Desde Alemania, Masalías contó que existe “salud pública a medias”. “Hay una obra social que viene del Estado para quienes tengan un contrato laboral. Es muy buena, cubre cualquier tipo de médico, aunque no las cosas específicas o complejas”, describió.
“La salud pública no cubre nada que sea muy complejo. Si me pasara algo grave, ahí tendría que endeudarme por algo que en Argentina sí conseguiría. Igual, en alemania son muy precavidos. Eso significa que si te pagás un seguro dental, te ahorrás un montón de plata, en el caso de que pase algo”, remarcó.