Bogotá — Que los alimentos y otros productos valgan más cada día se volvió lo habitual en Colombia. Ante ello, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, lanzó una propuesta que encendió las alarmas y que, de ejecutarse, sería un camino rápido hacia la escasez y la ilegalidad, según algunos expertos.
“”La discusión de salario mínimo la haremos con los empresarios y trabajadores, con quienes analizaremos los diferentes factores como es el de la productividad, la pérdida del valor adquisitivo de los salarios y otras condiciones que son complementarias, que tienen que ver con medidas como por ejemplo, de una congelación de la canasta básica porque el incremento del salario es del 10 % y cuando los productos básicos del hogar aumentan el 12 %, esto genera que el valor adquisitivo quede superior por los costos de vida”, dijo Gloria Inés Ramírez, encargada de la cartera de trabajo.
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A pesar de que es apenas una propuesta que surge antes de que comience la discusión de salario mínimo, no se hicieron esperar las reacciones y los análisis de cómo una medida como esta podría afectar la economía colombiana.
Para Marcela Eslava, Ph.D en economía y decana de la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes, “un congelamiento de precios solamente tendría sentido si la subida de precios que estamos viendo fuera producto de un abuso de poder de mercado que incrementara los precios, pero como fórmula de control de la inflación no es efectiva porque están respondiendo a incrementos desde la base productiva”.
Incluso la académica asegura que “en términos de efectividad su capacidad para frenar la subida de precios es muy baja, y por el contrario, tiene el peligro de que a los productores a los que sí se les logre hacer cumplir la medida les está limitando el alza en precio cuando los insumos igual están subiendo y eso genera una distorsión enorme”.
Del mismo modo, la decana de Los Ande advierte que la creación de medidas como esa puede contribuir a la escasez de ciertos productos o a la creación de un mercado negro no regulado.
“Las referencias más cercanas a controles de precios son las que se dieron en Venezuela hace ya varios años y eso desencadenó en desabastecimiento y en ese sentido no fueron efectivas en su objetivo final que es que la gente con sus salarios pueda mantener su canasta de consumo. Termina limitándose el acceso o propiciando la creación de un mercado negro para vender por fuera del precio establecido”, concluyó Eslava.
Para Salomón Kalmanovitz, excodirector del Banco de la República tampoco sería una buena idea e incluso, asegura, que la ministra de trabajo “no sabe de qué está hablando”.
“Eso nunca ha podido hacerse. No es viable poner un policía en cada almacén o estantería. El que pone control de precios no sabe ni cuál es la rentabilidad, ni cómo ni cuándo. Si llegara a funcionar, que de entrada es poco probable, lo que haría es hundir la producción de muchos bienes en los que se equivoca al poner el precio justo. No tiene ningún sentido ni político ni práctico”, dice Kalmanovitz.
Agrega el excodirector que la negociación del mínimo debe estar ligada a la inflación causada y la productividad. “Si se sube mucho por encima de ese nivel pues no queda duda de que será inflacionario porque da la señal de que eso empeoraría la inflación del año entrante”.
Por último, el profesor de Hacienda, Tributación y Presupuesto Público de la Universidad del Rosario, asegura que “la propuesta la interpreto como una declaración sin fundamento aún de política pública. Es más un sentir y un pensar de ella, tal cual como lo dice, y lo ve como una posibilidad, lo ve como una alternativa, pero no es un llamado de política pública por lo tanto no se podría interpretar de esa manera”.
Añade que “hablar de congelación de precios no sería algo favorable porque la inflación que está ocurriendo no es endógena de cada país, sino que hay mucho de una inflación importada producto del alza en precios de los insumos y eso es producto de la devaluación. En ese sentido no parece una medida certera. Se aconseja mejor en establecer alternativas distintas porque no es una inflación interna”.
Hay que tener presente que la inflación en Colombia alcanzó el 11,44%, pero las expectativas de los analistas indican que terminará el año más cerca del 12%.
Así mismo, si bien para este año la economía colombiana terminará con un crecimiento del 8% o 9%, las proyecciones apuntan a que el próximo año apenas alcanzará un aumento del 0,7% por cuenta de las subidas de las tasas de interés.