Un día con un repartidor en Venezuela: Entre costos y ganancias

Un motorizado de Yummy, la plataforma dedicada al servicio de entregas, debe empezar la jornada laboral a las 7 de la mañana y extenderse hasta la noche para obtener resultados positivos

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Caracas — En Caracas llueve a cántaros desde la madrugada, con una de las ventiscas más fuertes en el último año. El Instituto Nacional de Metereología e Hidrológica advierte que el pronóstico de tormenta se extenderá por otras 48 horas. Eso no detiene a José*, quien trabaja como repartidor en una de las plataformas más importantes de delivery en Venezuela, y sus ingresos están sujetos a las más de 80 carreras que debe hacer en una semana.

“No hay de otra, no puedo desmayar”, es el mensaje que envía el joven de 36 años de edad a uno de sus compañeros, que le reitera lo peligroso de salir en motocicleta, con un clima tan desfavorable, en una ciudad con poco mantenimiento para soportarlo.

Con árboles caídos en las principales vías de la capital venezolana, ese primer jueves de octubre fue uno de los más laboreosos para José. Logrando atender entre 12 y 15 carreras, a 1,49 dólares por cada una, se permitiría costear la gasolina diaria, por la que debe pagar 5 dólares diarios, el cambio de aceite semanal a 11 dólares, algunas pequeñas reparaciones de su motocicleta y sobrevivir.

Cuando empezó hace año y medio como repartidor de Yummy, en una temporada de auge para las compañías que ofrecían servicios de entrega en Venezuela, las que se instalaron en el país con la llegada de la pandemia por covid-19, la realidad era otra.

Entre horarios menos exigentes, y con un monto máximo por despacho entregado en 3,99 dólares, miles de venezolanos se apuntaron a la idea de convertir el trabajo como repartidor, en su principal ingreso. Incluso, algunos dejaron sus empleos regulares para solo dedicarse a la tarea de delivery, que podía generarles ganancias entre 500 y 700 dólares al mes.

Con la suma de otras compañías al mercado venezolano, con renombre en la región como PedidosYa, creció la oferta de empleo, aunque Yummy seguía siendo la favorita por su flexibilidad en los horarios. Sin embargo, una serie de protestas de ‘yummers’ han mostrado la otra cara.

Actualmente, el monto máximo por servicio entregado se establece en 2,50 dólares, y el intermedio en 1,79 dólares, que queda a criterio de la administración de la plataforma. En virtud de ello, José dice que ya no obtiene los 500 dólares que alguna vez hizo cuando comenzó. Ahora, su jornada empieza a las 6 de la mañana y termina a las 10 de la noche, y así puede acercarse quizás a los 480 dólares en ingresos al mes.

Ningún repartidor cuenta con un seguro de vida, y a ello se refirió la administración de Nicolás Maduro, exigiendo una investigación a todas ellas, luego de que se desarrollarán varias manifestaciones motorizadas con este objetivo, que luego no arrojó resultados. En su oportunidad, ninguna de las plataformas de servicios de delivery en el país estuvieron dispuestas a comentar al respecto.

Los repartidores además deben costearse sus uniformes. Al principio eran parte de sus contratos, pero ahora deben cancelar entre 10 y 12 dólares por camisa, 35 dólares por el impermeable mientras la cava se ubica en 80 dólares.

En el día lluvioso, José aprovecha para sortear las alcabalas policiales. Hay menos de lo habitual y el desplazamiento por la ciudad se hace más rápido, a pesar de lo resbaladizo que puede estar el pavimento. Y es que los funcionarios policiales representan uno de los mayores obstáculos para los repartidores, a quienes les exigen mayor documentación de la requerida para circular, y de no tenerla, exigen pagos extraoficiales.

Pero muchos de estos mismos policías también usan el ejercicio de repartidor como segunda fuente de ingreso. Policías municipales y regionales, o incluso nacionales, que según José, son los que menos impiden el recorrido de sus compañeros.

José sabe que en otros países se obtienen más y mejores ganancias. En Venezuela, cree que el éxito que tuvieron estas aplicaciones se ha ido reduciendo, y con ello, el estatus de quienes operan allí. “En Chile, los repartidores de PedidosYa pueden lograr hasta 400 dólares semanales, y Yummy, bueno se ha hecho fuerte solo en Venezuela y Perú”, agrega.

Entre los más de 3.000 repartidores con los que cuenta Yummy, hay quienes utilizan simuladores. José lo ve como un atajo para lograr más carreras en el día, cubriendo una misma zona con establecimientos de comida rápida, sin recorrer tantos puntos de la ciudad. Funciona apagando el GPS en su aplicación de trabajo, y simulando estar siempre en la misma área, aunque despeguen de allí para alguna entrega.

Las adaptaciones del sistema, ahora con la implementación de pago al repartidor, por las restricciones de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) a Yummy, parecieran representar otra facilidad, pero solo para los consumidores. El pago móvil directamente al motorizado, dificulta la velocidad del trabajo, sobre todo cuando un cliente se tarda en efectuar el pago.

Aún así, José reconoce que debe apegarse a las normativas de trabajo. Él forma parte de ese grupo de caraqueños que percibe ingresos en dólares, cuyo promedio se ubicó en 118,4 dólares en junio, de acuerdo al Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).

El monto reseñado, si bien es inferior al registrado en diciembre del año pasado, en 6,6%, todavía resulta un alivio frente al salario mínimo en el país, que apenas roza los 16 dólares al mes, sin expectativas de aumento antes del cierre de 2022.

*José es el nombre ficticio que se ha utilizado para identificar al repartidor, que ha dado el testimonio de su día a día para este artículo, y quien prefirió resguardar su identidad.