Santo Domingo — Fitch Ratings advirtió que el déficit en cuenta corriente (DCC) de República Dominicana se ampliará significativamente en 2022, en parte debido a la falta de fondos y los altos costos de importación de combustible.
La calificadora de riesgo destacó que las exportaciones, las entradas de inversión extranjera directa (IED) y el fortalecimiento de la liquidez externa han apoyado al país frente a los choques externos y el endurecimiento monetario global, y siguen siendo importantes para mitigar los riesgos externos a medida que la economía estadounidense se desacelera.
En su último comparador de datos soberanos, Fitch revisó su previsión del DCC para 2022 hasta el 5,5% del producto interno bruto (PIB) desde el 3,1%.
“El DCC subió al 3,7% del PIB (anualizado) en el primer semestre de 2012, frente al 2,9% de 2021, en parte impulsado por los altos precios del petróleo, pero también por las importaciones de bienes de capital, que han apoyado el impulso económico impulsado por la inversión. La economía creció un 5,5% interanual en 8M22″, puntualizó la entidad en un comunicado.
Resaltó que los indicadores externos se han fortalecido en los últimos años y el coeficiente de liquidez externa se ha mantenido por encima del 150% de los pagos de la deuda externa, lo que ha permitido que el Banco Central (BCRD) acumulara reservas internacionales hasta los US$13.800 millones (a septiembre).
“Las reformas del sistema eléctrico redujeron las grandes y recurrentes necesidades de endeudamiento externo, y el perfil de servicio y amortización de la deuda externa se gestiona activamente mediante operaciones de gestión de pasivos. La deuda externa neta se moderó hasta el 17% del PIB en 2021, pero aún no es una fortaleza en relación con la mediana de la categoría BB”, sostuvo.
Agregó que los costes del servicio de la deuda pública son sensibles a la depreciación del peso, ya que tres cuartas partes de la deuda están denominadas en divisas.
“Sin embargo, la recuperación económica tras la pandemia se ralentizará en medio de las recesiones de Estados Unidos y Europa en 2023. Esto podría pesar sobre la fuerte recuperación del turismo (las llegadas en agosto de 2022 aumentaron un 27% respecto a 2019), las remesas, que se mantuvieron razonablemente bien durante la pandemia, y el sector manufacturero. Prevemos que el crecimiento del PIB real se ralentizará hasta el 3% en 2023 desde el 5% de este año, antes de recuperarse hasta el 4% en 2024, por debajo de nuestras previsiones anteriores del 5,3% y el 5%”, dijo.
La calificadora entiende que las entradas de IED han limitado las necesidades de préstamos externos para financiar el déficit de la cuenta corriente. Las entradas en el primer semestre de 2012 ascendieron a US$1.800 millones (3,2% del PIB anualizado), a lo que contribuyó la deslocalización de las cadenas de suministro estadounidenses, así como el turismo, la minería y la inversión en infraestructuras.
Puntualizó que el endurecimiento monetario está enfriando la actividad económica.
El BCRD ha subido los tipos de interés oficiales en 525 puntos básicos acumulados desde noviembre de 2021, hasta el 8,25%. El IPC anual se redujo al 8,8% en agosto, pero sigue estando muy por encima del objetivo del banco central del 4,0% ± 1,0%, influenciado por los precios de los combustibles y otras importaciones.
Resaltó que la restricción monetaria y las fuertes entradas de IED han favorecido la apreciación del peso frente al dólar, lo que podría debilitar la competitividad en algunos sectores.
Según la agencia, el gobierno de Abinader ha mantenido una configuración fiscal prudente mediante la contención del gasto, incluida la rápida eliminación del gasto relacionado con la pandemia, desde que asumió el cargo en 2020, lo que ha contribuido a que la relación entre la deuda pública y el PIB se estabilice y luego disminuya hasta el 46,7% en septiembre, desde el 50% de finales de 2021. Pero aún no ha encontrado una ventana para introducir una amplia propuesta de reforma fiscal, y aunque la gestión fiscal ha mejorado, el marco fiscal no se ha reforzado.
“Es poco probable que el Congreso apruebe grandes reformas tributarias o del marco fiscal antes de las elecciones de mayo de 2024″, afirmó.
Inflación
La entidad explicó que, la alta inflación tiene un impacto fiscal y que el gobierno aumentó su previsión de déficit presupuestario/PIB para 2022 al 3,6% para dar cabida a los subsidios a los combustibles y los alimentos por valor del 1,5% del PIB. El gasto adicional está prefinanciado con una emisión de bonos de US$3.500 millones y la infrautilización del presupuesto de 2021.
El presupuesto de 2023, presentado a finales de septiembre, tiene como objetivo un déficit fiscal del 3% del PIB.
“Esperamos un déficit del 3,5%, con 0,5 puntos adicionales que reflejan el impacto de los ingresos de un crecimiento más débil y el gasto relacionado con las elecciones. El proyecto de presupuesto para 2023 prevé una emisión global de bonos por valor de US$3.500 millones para cubrir las necesidades presupuestarias y unos vencimientos en el mercado cercanos a los US$700 millones. El colchón de depósitos del 6% del PIB del Gobierno amortigua sus necesidades de financiación presupuestaria, pero no los vencimientos de sus bonos, frente a unos tipos de interés más altos en caso de volatilidad del mercado mundial de capitales”, manifestó