Bloomberg — El salto en las ventas reportado por LVMH, el propietario de Louis Vuitton y Christian Dior, sugiere que al menos un segmento de la economía sigue siendo inmune a las crisis que asaltan a los minoristas: los artículos de lujo.
Las oscilaciones de los mercados, el aumento de la inflación y el aumento de la incertidumbre económica no han impedido la demanda de bolsos, relojes, joyas y coches por parte de los más adinerados. Así lo demuestra el aumento del 22% de las ventas de moda y marroquinería de LVMH en el último trimestre.
“El alivio de salir vivo de la pandemia ha superado cualquier mala noticia, ya que los consumidores que pueden adoptan una actitud de ‘carpe diem’”, dijo el analista de Bernstein Luca Solca en una nota a los clientes. “Nadie quiere ser la persona más rica del cementerio”.
Esa actitud ha hecho que se formen colas frente a las boutiques de Christian Dior y Chanel en París, Berlín y Londres, en escenas que recuerdan a la época anterior a la pandemia, cuando los turistas chinos aprovechaban los precios más bajos en Europa. Sólo que ahora, con los compradores chinos todavía ausentes en gran medida debido a las políticas de Covid-19 de su país, son los estadounidenses con dólares fuertes y los europeos los que hacen las compras.
El persistente apetito por las marcas más codiciadas entre las personas adineradas ha trascendido los bolsos y las baratijas costosas y ha contribuido a elevar las ventas de automóviles de Mercedes-Benz AG (MBGYY) en más de una quinta parte el pasado trimestre. La oferta pública inicial de Porsche se benefició del caché de lujo de la marca, cuyo valor de mercado superó al de su matriz, Volkswagen AG, tras la cotización. Las ventas de otros coches han caído.
Jean-Jacques Guiony, director financiero de LVMH, dijo a los analistas que, en pasadas crisis, los clientes de lujo han reaccionado más a las crisis bursátiles que a la ralentización del crecimiento económico. A diferencia de los minoristas del mercado de masas, LVMH tiene la capacidad de trasladar los aumentos de costos a sus clientes ricos, dijo.
Mientras tanto, el frenesí del gasto continúa. Sotheby’s vendió a finales del mes pasado su bolso más caro, un Hermes Kelly de piel de cocodrilo, en una subasta en París, por 352.800 euros (US$341.862). (El récord de todos los tiempos lo sigue teniendo Christie’s.) Habrá otra oportunidad de poner a prueba el apetito de los ricos cuando Sotheby’s celebre otra subasta de bolsos de lujo (que finalizará el jueves) en Hong Kong.
La cuestión ahora es cuánto tiempo puede durar este consumo conspicuo. Flavio Cereda, analista de Jefferies, dijo que, aunque los resultados de LVMH fueron positivos, todavía hay incertidumbre sobre la trayectoria a seguir.
“Este es otro golpe del ganador post-pandémico”, escribió en una nota a los clientes. Pero todavía no está claro “si estamos asistiendo a un último hurra”, añadió.
Con la asistencia de Benedikt Kammel.
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