Aunque no se gravará exportación de carbón, a mineros no les convence la tributaria

Se espera que para el 2030 las energías renovables representen un 50% de la combinación energética mundial

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Bogotá — Aunque ya se eliminó la propuesta de gravar las exportaciones de carbón, petróleo y oro de la reforma tributaria que se discute en el Congreso colombiano, los mineros no se conforman y han citado una marcha en el norte del país.

Las marchas se realizarán este jueves en diferentes municipios mineros para expresar su descontento con la reforma tributaria y otros temas, según dijeron los organizadores.

Dichas movilizaciones fueron convocadas tanto por las empresas mineras como los contratistas al considerar que, como está planteada, “la reforma tributaria va a afectar a miles de familias colombianas porque se ven amenazados los puestos de trabajo”.

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“Esta es una iniciativa que nació de nosotros, los trabajadores de la compañía y de las empresas contratistas, y tiene como objetivo que el Congreso escuche nuestra petición y no ponga en riesgo a la industria minera del país”, según indicaron.

Los mineros argumentan que la reforma tributaria supuestamente va a afectar “los ingresos de las familias de los trabajadores, las inversiones sociales en las comunidades del área de influencia y los pagos de impuestos de regalías a los municipios, a las regiones y al país”.

“Si el sector minero no es sostenible, cientos de miles de colombianos nos vamos a ver afectados”, indicaron.

“Como ciudadanos, podemos entender que el Gobierno busque financiación para ejecutar sus planes de inversión. Sin embargo, cualquier acción que se desarrolle en esta línea debe ser equilibrada y no poner en peligro el empleo y la inversión que los diferentes sectores económicos generan para la economía del país”, señalaron.

En una reciente entrevista con Bloomberg Línea, la ministra de Minas y Energía colombiana, Irene Vélez, dijo que “la transición energética es una obligación, una realidad ineludible”.

En este sentido, destacó el “apoyo de la ACP (Asociación Colombiana del Petróleo), Naturgas (Asociación Colombiana de Gas Natural) y Campetrol (Cámara Colombiana de Bienes y Servicios de Petróleo, Gas y Energía), entre otras, que se ofrecieron como aliados estratégicos para la transición energética justa, participativa, eficiente y sustentable”.

Sobre la velocidad con la que se debería llevar a cabo la transición energética en el país, la ministra de Minas y Energía reiteró que se está desarrollando esta hoja de ruta para llevar a cabo el proceso a partir de los análisis y del soporte técnico y científico.

Con esto, podrán determinar con mayor precisión ese horizonte de tiempo. “Por ahora tenemos unos indicativos macro, que vamos a detallar. Estaremos informando al país en un período de seis meses sobre estos horizontes temporales”, apuntó.

Se espera que para el 2030 las energías renovables representen un 50% de la combinación energética mundial, “a medida que los sectores se electrifiquen y el hidrógeno y los combustibles basados en él aumenten su cuota de mercado debido a la descarbonización”, de acuerdo al reporte Perspectivas Energéticas Globales para 2022, de McKinsey & Company.

Mientras esto ocurre McKinsey & Company prevé que el pico de la demanda de petróleo se alcance entre 2024 y 2027, mientras sigue avanzando la electrificación en la movilidad.

La curva descendente de la demanda de carbón ya se inició en 2013 y luego del repunte que se registró el año pasado en medio de la crisis energética se espera que continúe su camino hacia la extinción.

Mientras que en el caso del gas las proyecciones realizadas en el marco de este informe apuntan a que para el 2035 la demanda en todos los escenarios pueda crecer otro 10% a 20% en comparación con la actual.

Pero después de 2035, según McKinsey & Company, “la demanda de gas estará probablemente sujeta a mayores incertidumbres, impulsada especialmente por la interacción con el hidrógeno”.

Se proyecta que estas inversiones se inclinarán cada vez más hacia tecnologías no fósiles y de descarbonización, mientras que los rendimientos siguen siendo inciertos. Las inversiones anuales en el suministro y la producción de energía se duplicarían de aquí a 2035 para alcanzar entre US$1,5 y US$1,6 billones”, agrega.