Seis señales de alarma de empleados desgastados emocionalmente en las empresas

Si bien muchas afectaciones al estado de ánimo de los trabajadores se relacionan con circunstancias personales, “el contexto laboral también puede incidir”

Una persona trabaja desde su casa en un ordenador portátil en Princeton, Illinois, Estados Unidos, el viernes 11 de septiembre de 2020.
08 de octubre, 2022 | 12:01 AM

Bogotá — En un entorno altamente competitivo la salud mental de los trabajadores suele pasar a un segundo plano en muchas organizaciones, desconociendo que la depresión y la ansiedad pueden provocar pérdidas equivalentes a US$1 billón a la economía mundial o 12.000 millones de días de trabajo cada año, de acuerdo a cifras de la ONU.

Detrás de la incapacidad de las empresas para identificar este impacto se conjugan varios aspectos que van desde el desconocimiento sobre la atención de la depresión, la ansiedad, entre otros, hasta el tabú que existe alrededor de estos temas.

Frente a los desafíos que se presentan en la actualidad, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, manifestó que “ha llegado el momento de prestar atención a los efectos perjudiciales que el trabajo puede ocasionar en nuestra salud mental”.

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Si las compañías no los monitorean (los sentimientos) están perdiendo de vista una parte supremamente importante que impacta el desempeño de la organización, las relaciones, la salud emocional, la marca empleadora, y por su puesto, las relaciones internas y externas porque no solo es entre compañeros sino con clientes, stakeholders, y tener una buena relación depende en gran proporción de esa gestión adecuada de las emociones.

Adriana Garcés, directora de la división de Talent Solutions de ManpowerGroup

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“El bienestar del individuo es razón suficiente para actuar, pero una mala salud mental también puede tener un efecto desgastador en el rendimiento y la productividad de una persona”, indicó Adhanom Ghebreyesus en el marco de la divulgación de dos informes de la ONU.

El Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) instó a las empresas a que la gestión del estado de ánimo sea parte de las acciones que se desarrollan dentro del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo, en tanto que esto puede impactar en el rendimiento laboral y la productividad.

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Una persona utiliza un ordenador portátil mientras trabaja desde su casa en una fotografía arreglada tomada en Tiskilwa, Illinois, Estados Unidos, el martes 8 de septiembre de 2020.

Un informe del CCS analiza de qué manera influyen las emociones en el desempeño laboral de las organizaciones y por qué este cada vez más es “un asunto estratégico para alcanzar mayores niveles de satisfacción y de productividad”.

En este reporte indica que si bien muchas afectaciones al estado de ánimo de los trabajadores se relacionan con circunstancias personales, “el contexto laboral también puede incidir y ser un disparador del desarrollo de emociones negativas”. Entre los factores asociados a estas afectaciones destaca principalmente la cultura organizacional y el estilo de liderazgo de las compañías.

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A propósito de esta discusión, desde la CCS ven una serie de factores de riesgo que pueden impactar el estado de ánimo de los empleados, entre los cuales destaca enfrentarse a un ambiente sobreexigente, autoritario e inflexible.

Otros factores de alarma incluye una filosofía corporativa en la que “se establecen metas irrealizables y, además, no se brindan los recursos, las herramientas y el acompañamiento necesario para que el colaborador pueda cumplir con los objetivos trazados”, de acuerdo al reporte.

Para la CCS este enfecto puede agravarse si además “el clima laboral fomenta la competitividad depredadora y hostil en lugar de la colaboración entre los equipos de trabajo o si la comunicación es precaria”.

También entran a escena en el ámbito de las emociones de los empleados aspectos relacionados con los recursos internos (formación, conocimiento, experiencia, entrenamiento) y externos (apoyo, orientación) para llevar a cabo su labor.

Adriana Garcés, directora de la división de Talent Solutions de ManpowerGroup, dice a Bloomberg Línea que “las compañías que son conscientes de la importancia de gestionar bien las emociones en el ámbito laboral tienen programas ya muy desarrollados con los que hacen un mapeo de qué factores o qué situaciones descarrilan a la persona o hacen que salgan en ellos comportamientos que a veces no son muy gratos”.

Por lo anterior, desde la CCS exhortan a que las compañías monitoreen los estados de ánimo del personal puesto que estos “influyen profundamente en el desempeño y la productividad laboral”.

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Además, “de acuerdo con la literatura examinada por el CCS, es posible concluir que cuando una persona está enfocada en sus emociones y estas no logran ser reguladas y gestionadas eficazmente se podría generar un incremento en los índices de accidentabilidad laboral”.

Esto se explica por la pérdida de concentración y porque las crisis emocionales usualmente vienen acompañadas de trastornos del sueño. A esto se suma el impacto en las relaciones de los equipos de trabajo, el deterioro del estado anímico de las personas conduce a dificultades en el relacionamiento, lo que puede desencadenar enfrentamientos que deterioran el clima laboral y alteran la dinámica del trabajo”, complementó en entrevista con Bloomberg Línea la presidenta del CCS, Adriana Solano.

En razón de esto, señala que las empresas deben estar alerta a los siguientes indicadores comportamentales:

  1. Manifestación de sentimientos o actitudes de tristeza durante varios días seguidos.
  2. Signos de irritabilidad permanente.
  3. Muestras de apatía, desmotivación o falta de concentración.
  4. Incremento del ausentismo laboral sin razón o mediante excusas atípicas o no justificadas.
  5. Disminución súbita del rendimiento laboral.
  6. Aparición de trastornos psicosomáticos.
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