Caracas — La inflación en Venezuela, que tiene como base la variación de precios en bolívares, estudiada mes a mes por el Banco Central de Venezuela (BCV) y otros organismos privados, ha escalado a una reciente distorsión, percibida por la población como “inflación en dólares”.
Los precios en los artículos de primera necesidad, así como en otros productos que no son accesibles para todos los venezolanos, registraron un alza a finales de agosto, luego de que el tipo de cambio se haya disparado como consecuencia de una disminución en la asignación de divisas desde el BCV.
Con un incremento de 38,7% en menos de 2 semanas, la tasa en el mercado paralelo rompió la barrera de los 9 bolívares por dólar, situando el dato de inflación en 17,3% durante agosto, la cifra más alta en todo el año, de acuerdo al Observatorio Venezolano de Finanzas.
Comercios de venta de electrodomésticos, supermercados y farmacias se apresuraron al remarcaje de precios, que si bien debían efectuarse en bolívares, también lo ejecutaban, en la mayoría de los casos, en dólares.
“La inflación en Venezuela también es en dólares”, sentenciaba uno de los consumidores, al escuchar de los vendedores que la misma licuadora que días atrás tenía un costo de 30 dólares, ahora se ofertaba en 45 dólares.
Para el economista Manuel Sutherland, director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), se trata más bien de una distorsión cambiaria, producto de una grotesca sobrevaluación del tipo de cambio.
Se refiere entonces a los diversos informes, difundidos por Ecoanalítica y por su propia consultora, que explican cómo el venezolano requiere cinco veces más la cantidad de dólares que se tenía en 2019 para adquirir los mismos productos.
“Para el público común, esa pérdida de valor del dólar, se deduce como una inflación en dólares, pero la cuestión es que el gobierno no permite que el tipo de cambio se deslice a pesar de que sigue emitiendo bolívares en exceso, y con la táctica de meter divisas provenientes del petróleo el mercado cambiario, vende divisas a un precio artificialmente bajo, bloqueando el deslizamiento normal hacia arriba”, sostiene Sutherland en conversación con Bloomberg Línea, en relación a la estrategia de intervención cambiaria adoptada por el máximo ente financiero del país.
La sobrevaluación del bolívar a partir de esta práctica, según lo que considera el experto económico, causa un alza en los precios en dólares, como una forma de mantener el equilibrio de costos. Explica que la verdadera inflación en dólares se mide en el IPC de Estados Unidos, que registra el mercado interno estadounidense, y el que no puede medirse por lo que ocurre con su moneda en otros países.
“Si esa sobrevaluación se corrige, los precios en dólares deberían tener al precio internacional, el ejemplo más clásico, el Big Mac de McDonald’s. En el año 2017, cuando la moneda estaba muy subvaluada, valía 0,56 dólares el combo de papas, refresco y hamburguesa, era el más barato del mundo, ahora el combo vale 9 dólares y medio, y lo hace el combo más caro del planeta. Eso no implica que haya una inflación en dólares, sino una distorsión cambiaria que sobrevalúa el tipo de cambio”, agrega Sutherland.
A su juicio, la inflación en bolívares debería trasladarse al tipo de cambio, considerado el dólar como otra mercancía. De lo contrario, se continuaría presentando esta distorsión.
En cuánto al remarcaje de precios en dólares, insiste en que resulta incorrecto contablemente, tomando como punto de partida el que un consumidor ya debe pagar más bolívares por los mismos dólares.