Buenos Aires — La inflación cerrará este 2022 en un nivel histórico en Argentina, y será difícil que baje del 100%, calculó Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Además, a diferencia de lo que asegura el Gobierno, pronosticó que el 60% proyectado en el Presupuesto 2023 “no tiene ninguna chance” de ser cumplido.
En una entrevista con Bloomberg Línea, consideró que la Argentina está “pagando” las consecuencias del “plan platita”, mientras puntualizó que, en el corto plazo, el Palacio de Hacienda deberá seguir de cerca la brecha cambiaria y el nivel del Índice de Precios al Consumidor. “El Gobierno necesita lograr cierta normalidad”, remarcó.
Respecto de las cotizaciones de los dólares alternativos, el economista evaluó que se trata de una cuestión, cuya realidad cambia “día a día, minuto a minuto”.
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La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
Bloomberg Línea: Desde que Sergio Massa llegó al Ministerio de Economía anunció medidas que apuntan a salir de la crisis. ¿Cómo ves estos primeros meses del nuevo ministro?
Daniel Artana: Lo que logró hacer Massa es movernos un par de pasos hacia atrás del abismo. Habíamos tenido una situación bastante dramática en el mes de los tres ministros, con una brecha por las nubes y una falta de reservas en el Banco Central muy importante. Con medidas, de las que muchas son transitorias y más exitosas de lo que esperaba el Gobierno, han hecho caja en dólares, pero parte de esa caja la van a perder. El tema tarifario sigue demorado. Hubo algún adelantamiento de ingresos, pero estamos muy lejos de tener la posibilidad de adoptar un plan de estabilización exitoso. Hay una situación de desconfianza. La brecha se redujo, pero sigue por arriba respecto de fines de junio. El Riesgo País está más alto, también por cuestiones internacionales. Además, los aumentos de salarios son consistentes con una inflación muy alta, por lo menos hasta la primera parte del año próximo. Se descomprimió la situación a costa de adelantar dólares que después no van a estar. ¿Se ganó tiempo? Sí, pero se transitó una situación compleja a un costo alto.
Comentabas sobre las reservas del Banco Central. ¿En qué situación se encuentran tras el “dólar soja”?
Mejoraron. Deben tener alrededor de US $5.000 millones, pero parte de eso lo van a perder en los próximos meses. Ahora tienen un poquito de margen de maniobra, pero si se quiere encarar un programa de estabilización, que va a requerir una devaluación como lo que hizo Cristina [Fernández de Kirchner] en 2013 del 30%, hay que recordar que se comieron US$ 16.000 millones y hoy no tienen esa cantidad de plata. No da para aguantar. Además, obviamente, el riesgo es mucho mayor porque se está partiendo de una inflación que no es 2% mensual, sino de 7%. A todo esto, el apoyo al ministro, que es supuestamente ortodoxo, fue de solamente un mes.
De hecho, Cristina Kirchner ya se empezó a manifestar en redes sociales sobre la política económica.
Eso ha sido una constante. No había espacio para el populismo. Intentaron el “plan platita” y hoy estamos pagando las consecuencias. El gasto del segundo semestre del año pasado es similar al que había en el peor momento de la pandemia. En la economía, no todas las cosas son inmediatas. Algunas sí, pero cuando uno habla de inflación o impacto en la actividad, de decisiones políticas y monetarias, hay rezagos.
Hablabas del riesgo de una devaluación ante niveles históricos de inflación. Hay consultoras que ya están advirtiendo sobre la posibilidad de llegar a un 100%. ¿Cuál es tu proyección?
Fuimos los primeros en corregir para arriba. Va a ser difícil que la inflación baje del 100% este año. El tema es que va a pasar el año que viene porque, si no hay un plan de estabilización, va a ser difícil que baje sustancialmente de otro 100%. El 60% del Presupuesto 2023 no tiene ninguna chance. O hacen un programa de estabilización y la inflación va mucho más abajo, pero eso no lo veo porque no hay capital político para hacer lo que hay que hacer, o vamos a seguir viviendo en un mundo de alta inflación, que será un poco más bajo que el 6% o 7% por el que estamos navegando ahora.
Entonces, das por hecho que la inflación en 2022 va a ir de 100% para arriba.
Es difícil que baje del 100%. Va a estar alrededor de ese número. Si es 110% o 98% no cambia mucho la cuestión. Acá la pregunta es si hay alguna chance del 60%.
Y en este contexto en el que los precios siguen en alza, ¿qué pasa con los dólares alternativos? Parecen haber frenado la escalada.
Si hay alguna variable en la que se reflejan rápidamente los desequilibrios es en los tipos de cambio alternativos. Se dieron momentos en los que estuvieron súper altos. Uno se tranquilizó cuando le dieron luz verde a (Martín) Guzmán para que haga el ajuste que hizo, con mejores números fiscales y menor emisión. Después hubo un salto camino al “plan platita” y se alcanzó el momento más turbulento en el que empezó a correr la idea de que podían ir a romper con el Fondo, lo cual hubiera generado un problemón. Después se le cierra el mercado de deuda a Guzmán en junio y se dio otro salto con el cambio de los ministros. Así, llegamos a Massa con cierto encolumnamiento político y, de hecho, avanzó en algunas cuestiones. Si se ve que la situación fiscal va mejorando, que el Fondo dice que se cumplieron las metas, es natural que se descomprima la presión sobre los tipos de cambio alternativos. Eso puede durar un montón y se sigue con un círculo virtuoso o se puede volver a las andadas. Entonces, ¿qué pasó? Ahora se empezó a mover para arriba porque la gente empieza a percibir cierto agotamiento del kirchnerismo duro con este mini ajuste que hicieron. Se corrieron dos pasos para atrás del abismo y empezaron las andadas otra vez.
Entonces, considerás que en este momento hay cierta tranquilidad, pero que no se sabe cuánto tiempo puede llegar a durar.
Tranquilo nunca se sabe porque esto es día a día, minuto a minuto. Una de las cosas que pasó en el transcurso de los tres ministros es que se subió fuertemente el rendimiento de la tasa de interés. Más allá de que le empate o no a la inflación. Entonces, si se mejoran los rendimientos de las alternativas al dólar blue, eso también ayuda a moderar.
Si tuvieras que marcar los principales desafíos para el Gobierno para el corto plazo. Es decir, los más urgentes, ¿cuáles serían?
El Gobierno necesita lograr cierta normalidad. Un 7% de inflación mensual no es normal. Una brecha cambiaria de 80% o 90% no es normal. Cuando me preguntan qué se debe seguir todos los días para saber si se está bien o mal, respondo que la brecha cambiaria. Si se quiere saber si el programa está funcionando o no, hay que mirar la tasa de inflación. En esas dos cosas se refleja todo y parece indicar que no está funcionando bien. Se descomprimió, pero no lo suficiente.