“Tampoco fue esta la reforma tributaria estructural de la que tanto se habló”: Carolina Soto

En entrevista con Bloomberg Línea, la excodirectora del Banco de la República dijo que no hay que ser irresponsables en la discusión del salario mínimo

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Bogotá — Desde hace años el país y los organismos internacionales vienen hablando sobre la necesidad de una reforma tributaria estructural, que haga transformaciones de fondo y evite este trámite en el legislativo cada año o año y medio, como viene ocurriendo. Una nueva reforma tributaria será un hecho en las próximas semanas, según el gobierno del presidente Petro, pero ¿es la que necesita el país?

La excodirectora del Banco de la República y quien hizo parte del equipo económico de empalme del Gobierno Petro, Carolina Soto, habló con Bloomberg Línea sobre el proyecto de ley que se está discutiendo y armando en el Congreso.

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“Tampoco fue esta la reforma estructural de la que tanto se había hablado y pedido. Esta va a ser una reforma parcial en varios frentes, amplia porque hace cambios importantes y toma recomendaciones que se han mencionado tiempo atrás, pero no estructural. No toca el IVA, excepto por estos días que se mantienen, lo que hace que se quede corta, y no amplía la base de contribuyentes”, dijo en entrevista la economista, quien ahora se desempeña como asociada senior de Dattis y consultora en temas económicos y políticas públicas.

En esa línea resaltó que le preocupa que la reforma no toque temas clave en materia de cultura tributaria y que esta se vea afectada “cuando se decide que no se amplía la base de personas naturales, que no se cobra un poco más a una base más amplia, que no se exige la declaración de renta; cuando se manda un mensaje de que los impuestos son para ciertos grupos que son los únicos que tienen que pagar y el resto no. Considero que no son señales adecuadas”.

Como tampoco lo es, aseguró, el reversazo que dio el Gobierno Nacional frente a mantener en el proyecto, ahora sí, dos días sin IVA el próximo año (en febrero y agosto), jornadas que aplicarían solo para productos hechos en Colombia o cuyo contenido de valor agregado se haya hecho en más del 50% en el país.

Manifestó que está en entredicho si se puede tomar esa medida sin contravenir las disposiciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), “entiendo que las violaría, pero independientemente de eso también es un impuesto que necesitamos y hacer el compromiso de quitarlos para ahora decir que se quedan manda un mensaje equivocado, como decir que los bienes importados son malos, además hay muchos bienes nacionales que tienen materia prima importada. Entonces estos pagan impuestos y estos no, de nuevo, generar esas categorías me parece que afecta la cultura tributaria, la visión de lo que dice la tributación y, sin duda, el recaudo tributario también”.

Para Soto es necesario avanzar en línea con un estatuto tributario más orientado a los principios de progresividad, simplicidad y eficiencia, teniendo en cuenta la complejidad de las finanzas públicas, con un déficit fiscal elevado (que este año podría alcanzar 7%) y una necesidad recurrente de generar recursos para mantener el nivel de gasto y la sostenibilidad.

Asimismo, comentó que el principal lunar de la economía sigue siendo el empleo y que el énfasis de la política económica y de la política pública debería ser, en este momento, la generación del mismo. “Por lo que no solo hay que buscar que se incentive la inversión sino que las estrategias que se adopten tengan en cuenta las tasas de desempleo y la informalidad tan alta que caracteriza el mercado laboral colombiano. Viene toda la discusión de salario mínimo, con una inflación alta, no podemos ser irresponsables con esa medida para tomar esa decisión. Hay que tener mucha consciencia de las implicaciones que puede tener el salario mínimo en la inflación, pero sobre todo en el empleo”, aseveró.

Otro de los grandes desafíos está en cómo recuperar los indicadores de pobreza y pobreza extrema que “muestran un retroceso social muy importante, claro tuvimos la pandemia de por medio, pero esto nos ubicó en niveles similares a los de hace una década. Es decir, perdimos 10 años en la recuperación de las condiciones sociales y tenemos casi 3 millones de personas, adicionales a las que teníamos antes de la pandemia, en condiciones de pobreza”.

En cuanto a la oportunidad que representa la reapertura de la frontera con Venezuela luego de siete años y el restablecimiento de relaciones con ese país, la economista detalló que es una oportunidad para que en el corto plazo se empiece a ver un mayor dinamismo de las exportaciones colombianas y una mayor actividad en las zonas de frontera, lo que se irá intensificando con el paso del tiempo. Lo que también dependerá del fortalecimiento de la economía de la nación vecina, que hoy no es comparable con el tamaño que tenía en los mejores años del comercio binacional: en 2008 por ejemplo, alcanzó US$7.000 millones.

Sobre el 2023

La excodirectora del Emisor explicó que habrá un cambio de ciclo económico en 2023 y que este año se tendrá un crecimiento sobresaliente. “Colombia va a seguir siendo destacada a nivel latinoamericano y de países emergentes con un comportamiento muy acelerado, crecimos 10,6% el año pasado y para 2022 todos los analistas están incrementando sus pronósticos, por encima de 7%. El Banco de la República acaba de subirlo de 6,9% a 7,8%, entonces la perspectiva de crecimiento sigue siendo muy optimista para este año”.

Sin embargo, advirtió que en 2023 se va a dar una desaceleración muy fuerte, “el impulso que se traía después de la pandemia, con esas políticas fiscales y monetarias tan expansivas que se activaron, empiezan a reversar sus efectos y el ciclo económico atenuado, además, dada la coyuntura internacional, donde vienen decreciendo nuestro sociales comerciales. El próximo año si nos va bien estaremos creciendo alrededor de 2%”.