Bloomberg — Al igual que sucedió hace cuatro años, las encuestadoras de Brasil fallaron a la hora de estimar el apoyo a Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales.
Con más del 99% de los votos escrutados, el presidente actual obtiene más del 43% de los votos, lo que lo impulsa a la segunda vuelta contra Luiz Inácio Lula da Silva, que logró más del 48% de los apoyos. El desempate que decidirá al próximo presidente será el 30 de octubre.
El día previo a las elecciones, dos de las encuestadoras más seguidas del país, Datafolha e Ipec, daban a Bolsonaro un 36% y 37% de la intención de votos válidos, respectivamente. Y estimaban una posibilidad real de que Lula se hiciera con la victoria en primera vuelta.
En 2018, Bolsonaro ascendió desde los márgenes del Congreso hasta el cargo más importante del país con un presupuesto muy reducido, despreciando los métodos tradicionales de campaña mientras dominaba la campaña en las redes sociales. Los encuestadores no lograron captar plenamente su apoyo en sus cifras. Esta vez, hay que decir, las encuestas han sido más precisas a la hora de proyectar el apoyo de Lula.
“Nos impusimos por sobre las mentiras”, dijo Bolsonaro a periodistas el domingo por la noche en Brasilia, en referencia a las encuestas.
Hay múltiples razones por las que una encuesta de opinión podría no medir el apoyo real a Bolsonaro. Los seguidores más fervientes podrían negarse a hablar con los encuestadores en los que no confían, los partidarios más moderados podrían sentirse avergonzados de decir que apoyan al líder, que a menudo se enoja, o podría haber habido decisiones de última hora para cambiar el voto de un candidato que estaba corriendo muy por detrás de los favoritos.
Andrei Roman, director de la empresa de encuestas AtlasIntel, dice que muchas empresas de sondeos se equivocaron en sus predicciones sobre Bolsonaro, en parte, porque sobreestimaron la cantidad de votantes pobres, que tienden a apoyar a Lula. Brasil no ha realizado un censo desde 2010, lo que deja a los encuestadores la tarea de elaborar estimaciones para muestras representativas de cosas como la religión y los ingresos de los hogares, que reflejen mejor al electorado.
“Las muestras siempre eran erróneas, inflaban a los pobres”, dijo Roman. “Incluso nosotros subestimamos a Bolsonaro”. La última encuesta de Atlas proyectaba que Bolsonaro recibiría poco más del 41% del total de los votos, frente a más del 50% de Lula.
Las encuestas también subestimaron su capacidad para transferir el apoyo en las elecciones locales. Bolsonaro ha demostrado que su apoyo marca una gran diferencia para los candidatos a senadores, gobernadores y diputados, escribió en Twitter Oliver Stuenkel, profesor de relaciones internacionales en la Fundación Getulio Vargas de Sao Paulo.
“Lula sigue siendo el favorito para ganar la segunda vuelta. Pero al igual que Trump, Bolsonaro ha mostrado que su apoyo hace una gran diferencia para los candidatos al Senado, gobernador y el Congreso. Eso hará más difícil que los políticos de centroderecha desafíen la hegemonía de Bolsonaro sobre la derecha del país”.
Algunas de las mayores chapuzas de la noche se produjeron en el estado de Sao Paulo, el más poblado, donde Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores de Lula a la presidencia en las últimas elecciones, era el favorito para hacerse con la gobernación. Quedó casi siete puntos porcentuales por detrás del ex ministro de Infraestructuras de Bolsonaro, Tarcisio de Freitas, y ambos se dirigen a una segunda vuelta. Asimismo, en la carrera por el Senado del estado, el ex astronauta y ex ministro de Ciencia de Bolsonaro, Marcos Pontes, logró una inesperada victoria.
En el estado sureño de Rio Grande do Sul, el ex vicepresidente de Bolsonaro, Hamilton Mourao, sorprendió y superó al candidato del Partido de los Trabajadores en la contienda por el Senado. La ex ministra de Derechos Humanos de Bolsonaro, Damares Alves, también ganó un escaño en el Senado en la capital, Brasilia.
-- Con la ayuda de Daniel Carvalho.
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