Bloomberg Opinion — En Estados Unidos, una nueva campaña de refuerzo de Covid-19 requiere una cierta dosis de transparencia con respecto a sus metas y límites. Esta última vacuna “bivalente”, modificada para ofrecer protección frente a la variante BA.5 que circula hoy en día, ayudará a algunos más que a otros. Los ciudadanos de avanzada edad y más frágiles son probablemente los que se beneficiarán más. Los responsables de la salud pública tienen que intentar protegerlos por medio de una amplia campaña de comunicación para persuadirlos de que deben vacunarse. Solo se debe instar a los más jóvenes a que se vacunen si han transcurrido más de seis meses desde la última vez que lo hicieron.
Actualmente, las recomendaciones de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) son más generales, pues recomiendan que todos los mayores de 12 años reciban la vacuna de refuerzo si tienen más de dos meses de haberla recibido o tres meses de haber contraído el virus. Es menos probable que este mensaje general llegue a los que más lo requieren.
El panorama era más simple durante el inicio de la vacunación el año pasado. Según los datos de los ensayos clínicos, la vacunación ayudaría mucho a prevenir la infección en primera instancia, y por ello se consideraba que vacunarse no solo era una decisión personal sobre la salud, sino una obligación cívica por parte de todos. Existía un gran consenso entre los científicos de que la vacunación masiva reduciría al mínimo los casos y quizás acabaría con la pandemia
El hallazgo de nuevas variantes que evitan la inmunidad frustró esa ilusión. Sin embargo, existía un importante consenso sobre la importancia de la primera dosis de refuerzo, debido a las numerosas evidencias que indicaban que una vacuna suplementaria, aplicada meses más tarde, contribuía a disminuir el número de casos y a proteger contra los riesgos de una enfermedad grave.
Pero la opinión de los expertos se había fragmentado en la primavera boreal de 2022. Algunos querían seguir reforzando a todos cada seis meses más o menos, ya sea con las vacunas originales o con refuerzos actualizados. El problema era la falta de evidencia de que la vacunación repetida haría mella sustancial en los casos. Los nuevos refuerzos bivalentes BA.5 podrían reducir plausiblemente las probabilidades de infección, pero no sabemos cuánto.
“Al final del día, probablemente lo que más cuenta es el tiempo transcurrido desde la última inmunización o infección”, dice Alessandro Sette, profesor del Instituto de Inmunología de La Jolla. Él dice que en este momento hay demasiado énfasis en la cantidad de refuerzos que las personas reciben, en lugar de su tiempo. Durante dos o tres meses después de la infección o de un refuerzo anterior, es probable que su sistema inmunitario no sea muy capaz de estimularse. Puede haber algún beneficio después de tres meses, pero, dice, obtendrá el mayor beneficio después de cuatro a seis meses.
Sette reiteró lo que el inmunólogo de la Universidad de Harvard, Duane Wesemann, me dijo en una columna anterior, durante los meses posteriores a una infección o una dosis de vacuna, su sistema inmunitario mejora lentamente la calidad de sus células B productoras de anticuerpos y genera una ligera diversidad que aumenta las probabilidades de efectividad contra una nueva variante. La cantidad de anticuerpos que circulan en el torrente sanguíneo puede disminuir, pero estas células B continúan conservando la capacidad de producir otros nuevos con bastante rapidez durante unos seis meses.
Es por eso que la doctora en enfermedades infecciosas de la Universidad de California en San Francisco, Mónica Gandhi, me dijo que ha estado argumentando que el intervalo recomendado es de seis meses para personas sanas, no los dos recomendados actualmente (y en algunos lugares, obligatorios).
En principio, impulsar una campaña masiva de refuerzo podría mitigar una ola en el invierno boreal, pero las olas de Covid-19 aún no pueden vincularse de manera predecible a los cambios estacionales, y nadie sabe si BA.5 u otra cosa estará detrás de la próxima oleada. También se desconoce si estimular a alguien antes de los cuatro meses ayuda a reducir las probabilidades de infección y transmisión.
La otra pregunta esencial es si el amplificador bivalente BA.5 tiene una ventaja significativa sobre los amplificadores originales. Sette dice que la evidencia apunta de esa manera, al menos mientras BA.5 siga siendo dominante. De hecho, Sette me dijo que iba a recibir su refuerzo bivalente ese mismo día, justo después de que terminara nuestra entrevista.
Pero el profesor de pediatría y miembro del comité asesor de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), Paul Offit, aún no planea recibir el nuevo refuerzo. Llamó a la evidencia de que el refuerzo bivalente era más protector que el original “decepcionante” y, en un artículo de opinión para el WSJ , acusó a los CDC de venderlo en exceso, cuando es más probable que beneficie a los más mayores y más vulnerables.
Una campaña de mensajes de los CDC más específica daría prioridad al 35% de las personas mayores de 65 años que no han recibido ningún refuerzo; se beneficiarían más del refuerzo renovado. Los siguientes en la lista de prioridades serían los mayores de 65 años que no han sido reforzados o infectados durante los últimos seis meses. Incluso si ya tenían un refuerzo, ahora hay evidencia de que recibir un segundo refuerzo reduce el riesgo de muerte, por lo que vale la pena una segunda inyección. Es menos urgente llegar a los dos tercios de los adultos de 18 a 64 años que aún no han recibido un solo refuerzo, aunque también se beneficiarían, siempre que no se hayan infectado en los últimos cuatro a seis meses.
En cierto modo, no tiene que ser más complicado que el lanzamiento inicial, que enfatizaba que ciertas personas debían ser las primeras en la fila como los trabajadores de la salud, trabajadores esenciales, luego personas mayores, luego personas más jóvenes con problemas de salud y luego todos.
Esta vez, la salud pública también debe clasificar a las personas por urgencia, comenzando con las personas mayores de 65 años que no recibieron el refuerzo. Incluso si las cifras generales de aceptación se mantienen bajas, la campaña de refuerzo aún puede salvar vidas si llega a las personas adecuadas.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.
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